La vida nunca fue realmente fácil para Donghae, nació algo lejos de la capital, y aunque sus primeros años fueron felices, no tenían demasiada estabilidad económica. Cuando su hermano, su madre y él se quedaron solos, decidieron mudarse a Seúl porque una de sus tías iba a darle trabajo a su madre y así su hermano y él podían seguir estudiando. Cuando comenzó a estudiar en la universidad también decidió trabajar de medio tiempo para pagar sus estudios y que así su madre no tuviera que sacrificarse tanto. Su primer trabajo luego de graduarse fue uno de repartidor y no fue hasta meses después que consiguió una entrevista en una de las mayores empresas de tecnología de Corea.
Esperaba trabajar para algún señor mayor que le contara historias de su familia, o incluso de sus infidelidades, pero para nada esperó en encontrarse con Lee HyukJae, el hijo del presidente de la empresa que hacia unos meses había adquirido el puesto de vicepresidente. A pesar de lo atractivo que era, pensó que se trataba de algún niño mimado pero se equivocó. Hyukjae era amable y educado. Y sobretodo trabajador.
Supo por la forma en que todas babeaban por él que se había graduado en un tiempo record y que por eso había decidido irse a Japón a hacer un máster para perfeccionar sus estudios. Donghae dudaba que su único incentivo hubiera sido estudiar. Al menos lo de estudiar finanzas.
Porque el hombre que pasó la cuerda por su cuerpo hacia tan solo una hora parecía todo un experto en el arte de la atadura. Incluso le colocó de espaldas y se dedicó a tocarle para descubrir cuan sensible era. Así estuvo bastante rato, manteniéndose quieto y dejándose tocar por el otro. Ahora simplemente se besaban, las piernas de Donghae rodeando las caderas del alto mientras vestía una de sus camisas. Quería pensar que era su premio por haber sido un buen chico.
Luego de haberlo llamado Hyukkie, el mayor se había dedicado a besarle por todas partes, incluso sin haber recuperado el aliento. No sabía porqué, pero parecía que Hyukjae quería mimarlo y él no se quejaba. Le gustaba ser tratado con mimos.
Donghae enredó sus dedos en las hebras azabaches del mayor para atraerlo más hacia él, lo que hizo que el otro riera y a su vez lo acercara más por las caderas. Le gustaba esa sensación de besarse profundamente sin nada sexual, pero a la vez le hacia tener miedo porque daba la sensación de que eran una pareja de verdad, algo que él quería.
Se le escapó un nuevo suspiro cuando Hyukjae se separó de sus labios para simplemente sonreírle y masajear sus caderas lentamente.
- ¿Quieres quedarte a dormir ésta noche? -Preguntó sin dejar de masajearle.
- No sé... Mañana trabajamos, ¿sabes?
- Lo sé, y te dejaré temprano en una calle cercana para que nadie sospeche... Quédate conmigo...
El susurro fue ronco, pareció meterse bajo su piel y recorrerle cada tramo. Igual que el calor que ascendió por su cuerpo o el miembro de Hyukjae apretando contra él. No supo qué le dio el valor, pero por alguna razón alzó las caderas, se colocó y se dejó caer, llenándose de Hyukjae.
Gimió con fuerza contra los labios del mayor, comenzando a moverse mientras le clavaba las uñas en las caderas y le obligaba a moverse más rápido. Todo le parecía perfecto, las manos del mayor en su cuerpo, las de él en el otro, sus labios uniéndose. Un escalofrío le recorrió y volvió a gemir contra sus labios.
- Hyukkie... Hyukkie... Oh... Hyukkie...
Iba a venirse en un tiempo récord, lo sabía y no pudo más que echar la cabeza hacia atrás mientras se corría en la camisa del mayor aunque ninguno de los dos le dio importancia.
Por alguna razón, esa vez no pareció ser parte de su juego. Y mucho menos lo pareció cuando Hyukjae lo abrazó antes de dormir y entrelazó sus piernas bajo las sábanas.
A pesar de que su día había empezado genial, desayunando con Hyukjae, y también desayunándoselo a él por los besos que compartieron, ver a la señorita Han tan pronto como entró a la oficina de su jefe le jodió la mañana. ¿No podía darse por vencida? Hyukjae era suyo.
- ¿Dónde está Hyukjae? -Le preguntó sin un ápice de amabilidad.
- El señor Lee debe estar llegando, señorita Han. Aunque me parece que no debería estar aquí, no tiene una cita con él.
- Bueno, eso va a cam.. ¡Hyukjae! -Soltó en un grito cuando el mayor entró por la puerta aunque estaba tan molesto como Donghae de verla ahí.- Vine a preguntarte si querías salir conmigo ésta noche a cenar.. Esperaba que me lo propusieras tú, pero como pareces tan ocupado con el trabajo, tomo la iniciativa yo.
Si fuera posible, Donghae hubiera echado fuego por los ojos para quemarla entera ahí y destrozarla por simplemente querer cenar con su Hyukjae.
- Me temo que no va a ser posible. Como has dicho tengo demasiado trabajo y no puedo estar saliendo. Te agradezco que tomaras la molestia de invitarme pero debo declinar.
- Oh vamos, no puedes rechazar a una chica tan guapa como yo, ¿a que no?
Es justo lo que está haciendo, zorra. Gruñían los celos de Donghae.
- Lo siento, pero me temo que sí voy a rechazarte. Y agradecería que no me molestaras más con éstas cosas. No es agradable pasar mis horas de trabajo así.
Por un momento creyó ver la línea de la furia pasar por los ojos de la mujer antes de que pasara entre los dos como un rayo, azotando la puerta tras ella. Los dos solo soltaron unos suspiros, encogiéndose de hombros mientras se miraban.
- Es una pesada.
- Y tú un celoso.
- Bueno, pero te gusta.
Fue la pequeña respuesta de Donghae, acompañada de una sonrisa mientras se iba a su mesa a comenzar a trabajar.
No mucho después recibió un arreglo de flores que le hizo fruncir el ceño con algo de fuerza y aunque agradeció al repartidor, se quedó mirando a las flores con algo de duda. Eran para él, no para Hyukjae lo que le parecía más extraño.
- ¿Qué es eso? -La voz de Hyukjae lo sacó de sus pensamientos e incluso dio un salto por el susto.
- Uh.. oh... No sé, lo ha traído un mensajero para mí. ¿Es tuyo? Porque dudo que mis amigos o familia me manden algo al trabajo.
- Claro que no es mío, yo regalaría rosas o flores más bonitas, no un arreglo como éste. -El tono del mayor era algo duro pero pronto lo pudo reconocer como el de los celos, y por un momento se sintió bastante poderoso. No era el único sintiendo celos.
- Uhm.. no sé de quien puede ser... -Susurró apretando los labios levemente mientas miraba entre las flores, encontrando al final una tarjetita de color verde suave.
"Eres tan hermoso como las flores."
- ¿Cómo se puede ser tan cutre? -Bufó Hyukjae que había leído la nota detrás de él y mantenía el ceño fruncido.
- No seas cruel, quien quiera que sea se ha molestado en regalarme algo. Es de agradecer.
Y por la mirada que recibió de Hyukjae antes de que se volviera a encerrar en su despacho, supo que esa noche tampoco dormiría en su apartamento. Pero ésta vez dudaba que durmiera tan bien como la noche anterior.
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Shibari 「EunHae」
Fanfic¿Qué harías si el hombre que te atrae te propusiera entrar a un mundo que desconoces? ¿Y si ese hombre fuera tu jefe? Cuando la atracción pasa a ser amor y no sabes hasta qué punto estás contra las cuerdas, los secretos deben ser bien guardados para...