Bleed

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Capítulo 25

Encargué a Harry de llevar a mamá a uno de los cuartos superiores, allí estaría más segura.

Corrí con Frank hacia donde estaban los dos bloques que seguían intactos, pero cansados. Los chicos seguían peleando también, pero su fatiga era evidente.

—¿Necesitan una mano? —Dijo Frank llegando por detrás de un Lycan, y disparándole una de sus balas en la mitad del pecho.

Rieron.

—Nunca está de más, Franky. —Sentenció Aron mientras clavaba una daga en la espalda de otro Lycan.

—Llegó la hora de poner en práctica lo que has aprendido, querida. —Dijo Nick divertido mientras volteaba y con los reflejos de un gato acertaba un tiro en la frente de una de las criaturas.

Me volví invisible y corrí por encima de una pila de Lycans abatidos, me sentí libre, poderosa, me sentí como debí haberlo hecho desde un principio.

Un Lycan silencioso corría ágilmente en dirección a Nick, corrí hacia él y le clavé mi daga en la espalda, lo que hizo que la criatura soltara un aullido y cayera al piso, quedándose inerte.

Nick volteó asombrado y al no ver nada se asustó, aparecí frente a él y solté una risa divertida, a lo que me miró aliviado.

—¿Desde cuándo puedes hacer eso?

—¿Qué puedo decir? He desarrollado el don que me faltaba.

Corrimos hacia la zona donde más Lycans venían y comenzamos a pelear con más intensidad, sabía que esto no debía ser así, pero se sentía bien. Se sentía bien pelear por un objetivo y con un propósito, se sentía bien pelear por lo que uno quiere.

Mi reloj sonó, era media noche.

Un cuerno sonó nuevamente y los Lycans se quedaron inmóviles, parecían hipnotizados.

Todas las criaturas hicieron una reverencia al ver entrar un Lycan de pelaje blanco y ojos de un gris intenso que traía un pequeño frasco colgado del cuello, entonces lo supe: era Maxim.

Todos abrieron camino dejándome al frente de aquel imponente Lycan de rango C.

—Así que has venido. —Dije con incredulidad.

Aulló, lo que hizo que los demás también lo hicieran y cambió de forma, por la que yo ya había conocido.

—Claro que sí, no faltaría nunca a una promesa. Dime, hija mía, ¿qué has decidido?

—Cat, no lo hagas. —Me llegó el pensamiento desesperado de Harry, al cual volteé a mirar y negaba con la cabeza mientras me observaba con los ojos cristalizados.

—Tranquilo, sé lo que hago. —Contesté a su pensamiento y le lancé una pequeña sonrisa para que se tranquilizara.

Extendí la mano en ademán para que me entregara la pócima, sonrió y se acercó a mí para corresponder a mi acción. Retrocedí un paso y me volví invisible, corrí hacia él y se lo arrebaté, yéndome lo más lejos posible volví a hacerme visible.

—Harry, ven. —Dije, casi en una orden, él corrió a mí y tomó mi mano con dulzura.

—No lo hagas Cat, te lo ruego.

Le sonreí  y una lágrima se deslizó por su mejilla.

—Dame una gota, —Dije mentalmente— Y te aseguro que no todo estará perdido.

Me observó confundido, y asintió, tomó el frasco y le quitó el seguro. Abrí la boca y sentí como una pequeña gota caía en mi boca y bajaba como fuego vivo por mi garganta, al llegar a mi estómago perdí la fuerza, a lo que me tuve que sostener de él para no caer, sonreí y sentí como alguien llegó corriendo a mi lado, era Frank.

—Tomó mi mano con suavidad y la apretó contra su pecho— No Cathy... No me dejes... No te vayas, por favor.

Sentí como sus lagrimas caían sobre mi mano, lo que provoco que yo comenzara a llorar también en medio de mis últimas respiraciones.

—No te dejaré amor... Nunca... Es una promesa.

Dije en un último suspiro y comencé a cerrar los ojos lentamente, sentí como mi cuerpo empezó a volverse más liviano, como si flotara en una nube, y sonreí por última vez como una Vampiresa.

Academia Bleed (Versión física disponible)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora