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Capítulo 22

Carol tardó aproximadamente 5 minutos para volver con los chicos y Grace,  lo hizo justo a tiempo para que el chico comenzara a despertar del noqueo.

Cuando volvió a ser consciente lo hizo en la oficina de Grace y lo primero que hizo fue tratar de escapar.

—Tranquilo campeón... —Comenzó diciendo Nick con un tono casi burlesco— Te irás... Pero no sin antes decirnos qué buscas.

El chico se quedó mirándome, acto seguido comenzó a reír de forma psicópata. 

—No sean estúpidos, ¿en realidad creer que van a conseguir algo de mi boca? Pueden matarme ahora, no diré nada.

—Oh, sí que lo harás... —Dijo Nick antes de darle una sonora bofetada, lo que hizo que el chico escupiera sangre y uno que otro diente.

—Así que tienes la mano pesada, "chupa sangre".

—Espero que te calles, si no quieres que juegue contigo hasta que supliques por la muerte. 

—¡Ya dejen de pelear! —Dije comenzando a exasperarme, acercándome lentamente al chico y dirigiendo mi mirada directamente a sus ojos.— Ahora sí querido, puedes comenzar diciéndome como te llamas.

—¿En realidad crees que lo haré?

—...Sí. —traté de hipnotizarlo para que cediera pero sus pupilas no se dilataban, no entendía que pasaba y lo miré confundida.

Rio sonoramente.

—¿Qué pasa?, ¿no te funcionó tu numerito de hipnotismo, Nena?

Mis ojos se tornaron rojos y todos retrocedieron dos pasos.

—¿Cómo me has dicho, cretino? —Tomé su cuello con una de mis manos apretando primero leve y aumentando la presión, provocando que se comenzara a poner morado, y en ese momento su mirada cambio a una llena de miedo.

—Suelta... Suéltame.

—Solo lo haré si hablas.

Me miró varios minutos y casi sin habla volvió a responder.

—Bien.

Sonreí autosuficiente para luego soltarlo, dejándolo caer al suelo y esperando dos minutos a que recobrara el aire.

—Vuelvo a repetir mi pregunta: dime tu nombre.

—... Markus.

—Bien Markus, ahora dime: Maxim te ha enviado, ¿cierto?

Volteó a mirarme desde el suelo.

—¿Tú que crees?

Me agaché y lo miré desafiante.

—No me gustan los sarcasmos vacíos, así que habla de una buena vez.

—Bien... Sí, lo hizo, pero solo para que estropeara la estructura de la barrera de protección, yo soy un simple peón en el tablero.

—¿Qué planea Maxim? —Preguntó Carol.

—No lo sé.

—¿Seguro? —Dije y tomé su cuello de nuevo, provocando de nuevo el mismo miedo en su mirada y haciendo que el hipnotismo comenzará a surtir efecto.

Lo solté poco a poco y logré hipnotizarlo.

—Vas a decirme que planea Maxim, ahora.

Sacudió sus pupilas y luego comenzó a hablar.

—Maxim planea emboscar la Academia con todos sus novicios adentro, en un momento el cual todos estén dormidos y no tengan posibilidad de escapar, logrando así una gran catástrofe y teniendo la oportunidad de llevarse a Catalaia, para tomar su sangre y sellar así, la venganza por haber causado el desequilibrio entre ambas tribus.

Todos nos quedamos en silencio y luego Grace se agachó a mi lado, quedando también frente a Markus.

—¿Para cuando planea hacer esto Maxim?

—... Esta noche.

Mire a Grace atónita, esperando a que ella dijera algo.

—¿Qué haremos?

—... Actuar.

—¿Qué quieres decirle a Maxim?

Me quedé pensando seriamente qué le diría, debía ser algo acorde con la situación sin dejarme llevar por el sentimiento de venganza. Finalmente decidí y miré fijamente a Markus.

—Escucha con mucha atención: vas a decirle a Maxim que lograste la misión, que quitaste la barrera sin ser visto y que saliste con éxito, que nadie sospecha de la emboscada y que todo esta de acuerdo al plan, ¿entendiste?

—Sí, Marietta.

Lo miré fijamente al escuchar mi nombre, él lo sabía, todos lo sabían.

Dejamos ir a Markus, confiando en que esto nos diera algo de ventaja para comenzar a prepararnos.

—Bien, como podemos ver ahora sí vamos a tener que enfrentarnos cara a cara con los Lycans, he oído decir que los demonios han desertado de ayudarles así que eso es un punto a nuestro favor. Averigüen acerca de cuáles novicios son buenos con armas, de los que tengan dones de construcción de fuertes, de confusión de escenas e invisibilidad, todo esto nos sirve en este momento, debemos estar listos para el anochecer.

—Sí, directora. —Dijimos todos al unisono.

Íbamos saliendo y sentí como un brazo me retuvo.

—¿Qué pasa? —Pregunté, girando un poco la cabeza en señal de confusión.

—Lo siento, es solo que... En estos días hemos estado algo ocupados con el tema de la guerra y de protegerte, y no he tenido tiempo para decirte lo mucho que te amo, lo mucho que me importas, y que no dudes ni por un segundo, que si así lo requiriera, daría la vida por ti. Te amo, Cathy, y nunca dudes eso.

—No si antes yo doy mi vida por ti, créeme que esto era justo lo que necesitaba oír, eres uno de los soportes más importantes de mi vida, y no sé que haría sin ti... —Dije sonriendo mientras colocaba mi mano en su mejilla, acariciándola con suavidad.

—Te necesito, Cathy, en serio lo hago... —Me abrazó y pude sentir cómo me contagiaba de su calor corporal, lo cual me pareció raro en un vampiro, pero no le di importancia— Necesito abrazarte, besarte, tocarte, olerte... Necesito tu cuerpo en contacto con el mío... Necesito hacerte mía.

Aunque ninguno de los dos lo estuviéramos viendo, me sonrojé notoriamente, dando paso a una enorme sonrisa dejé un corto beso en su cuello y comencé a susurrar en su oído.

—Yo necesito lo mismo... Necesito que me hagas tuya, así sea la última vez.

—Si así es, te espero en la biblioteca en 10 minutos, nadie nos extrañará en eso.

—Bien, hasta pronto.

—Digo lo mismo.

Terminamos el abrazo para dar paso a un beso lento, pero lleno de muchos sentimientos, en el que ambos esperábamos encontrar lo que a nuestras almas le faltaba. Él tomo la derecha y yo la izquierda, pero sabiendo que en diez minutos, volveríamos al mismo lugar donde toda nuestra historia comenzó.

***


Academia Bleed (Versión física disponible)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora