Capitulo XXV: ¿Esta esto mal?

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Sentí que la puerta de la regadera que estaba a mis espaldas se abría, apenas pude voltear para poder ver quien era, no había necesidad de girar, sabía quién era. Puso sus manos en mis mejillas haciéndome mirar hacia el frente, dos masas suaves y acolchonadas se acomodaron en mi espalda, el cuerpo de ella se pegó a mí. Ambos estábamos desnudos.

-Ne...Necesitaba bañarme- Me susurro al oído

-¿Por qué no esperaste?-

-Me pareció mejor bañarme contigo...-

Ahora el chorro de agua caía entre el límite del cuerpo de Mónica y el mío. Yo aun permanecía de espaldas, no podía mirarla, pero ella cada vez me apretaba más en un abrazo. Una mano se posó sobre mi vientre, bajando cada vez más lento, no podía detenerla, quería desahogarme.

-Mónica...-

-Te amo- Me toco el pene. Me voltee y la abrase, Mi pene ya estaba erecto, por lo cual al voltearme y abrazarla nuestras partes íntimas chocaron.

-Te vas a aprovechar de que estoy mal, ¿verdad?-

-Tampoco lo digas así- Me beso y agarro las nalgas.

-Es lo que estás haciendo, aprovecharte de que Leidy me termino...-

-Cállate y ha...hagámoslo- Se sonrojo y miro hacia abajo.

-Es que no se si pued- Me beso haciendo que me callara.

-Solo hazlo-

-Pero- Me beso otra vez, y puso su cabeza sobre mi hombro.

-Solo hazlo... hazme sentir bien-

-Pero yo aún amo a- Me beso haciendo que me callara otra vez

-Tu solo vas a ser mío, de nadie más- Bajo su mano hasta donde estaban nuestras partes íntimas, y empezó a frotar mi pene contra su clítoris. Soltó un suspiro de placer. Ya estábamos muy excitados. La abrase muy fuerte contra mi cuerpo y empecé a besarla, los besos cambiaron por caricias, el agua aún seguía cayendo, por lo que podría decirse que ya estábamos "limpios".

La cargue mientras la abrazaba, salimos aun mojados del baño y la cargue hasta su habitación, al llegar a ella, la lance contra la suave cama de ella.

-Ven a mi ¡Grrrr!- Me dijo de la manera más pervertida posible mientras hacia la pose de una gata y movía sus caderas como una.

-Solo tuyo, solo mía- Me acerque lentamente a ella examinando su cuerpo desnudo, el tamaño de sus pechos era mucho más grande que cuando tenía ropa, en ese momento ella me parecía la persona más linda del mundo, ¿y cómo no?.

Era mi mejor amiga, además era una chica con la que cualquiera quisiera estar en mi posición, su cabello castaño, su piel blanca, ojos avellana y su personalidad enamorarían a cualquiera. La bese, con una mano apretaba su seno derecho, mientras mi otra mano estaba sobre su cara. La hice voltear, quedo al borde de la cama, con su parte intima en la orilla, me levante y puse en frente de ella.

-Es mi...mi...- La bese.

-Sí, lo sé, es tu primera vez-

-No seas tan- La volví a besar.

-Será suave-La volví a besar- Te amo-

-Yo también- Me incline hacia ella, haciendo que nuestras partes íntimas se rozaran, nos besamos.

Nuestros cuerpos estuvieron revoleteando y jugueteando durante mas o menos una hora, ambos quedamos muy cansados. Nos quedamos dormidos el uno frente al otro mientras estábamos cobijados en las sábanas blancas de su cama, estábamos dormidos y sumergidos en un abrazo que parecía no tener fin, su pierna estaba entre las mías, aun estábamos desnudos.

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