10. Todo perfecto

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*Narra Manuel*

Estaba pensando en lo que paso el día anterior. ¿Hice algo mal para que Taira no quisiera ... ? Quizás es que no termine de quererme realmente... Yo tenía mucha ilusión con esa niña, la quería. Estaba deseando hablar con ella, preguntarle qué le pasó, hablar del tema, pero sin asustarla ni parecer un pesado. Creo que también me daba miedo que me dejara. ¿Debia planearlo o dejar que surgiera? ¿O quizás debería dar ese tema de lado?
Cogí el teléfono, no podía esperar mas para llamar a Taira, estaba desesperado.

-Dime amor.-Me contestó con su voz dulce.

-¿Quedamos hoy?

-Mi mamá se irá otra vez, me ha dicho que te vengas a casa otra vez si quieres.

-Claro, voy a ducharme y voy.

Colgó y enseguida me metí en la ducha. Salí tapado solamente con la toalla y fui a mi cuarto corriendo. No sabia que ib a ponerme. Joder, parecía una tía. Me puse otro chándal, con suerte, podría quitarmelo mas tarde. Que ganas tenia de estar con ella.
Me puse el chándal, me peine, me puse las zapatillas y fui directamente a su casa. Me quedé pensativo antes de tocar el timbre. A los pocos minutos toqué y me abrió con una sonrisa de oreja a oreja. ¿Qué estaría pensando?
Me senté en el sillón con ella, que estaba viendo Sálvame y la abrace, pero me quitó los brazos y se sentó encima mía. Dios mío, Taira quitate de ahí. La abracé por la espalda con la intención de seguir viendo la tele, pero se giró a besarme.

Era viernes, marzo, y hacia frío. Ella llevaba un pantalón rosa y yo iba con el chándal rojo. Era una tarde normal, ni ella ni yo nos esperábamos lo que iba a pasar luego. Hablándole, dándole besos... Puso música en el móvil "Dime que hago" se llamaba la canción. Llegaron las 8 de la tarde, y fuera ya estaba oscureciendo. Pasamos como media hora dándonos besitos y la llevé lentamente a su cuarto. Estábamos de pie, muy pegados aun besándonos. Tenía ganas de muchas cosas en ese momento, ella no lo sé.

-Veras al final.-Dijo resoplando.

-Eh, que pasa.

No se le ocurrió otra cosa que bajar mi pantalon, que tanto nos molestaba. Me gustó la idea e hice lo mismo, ahora con el suyo. No sabia lo que hacer, me dí cuenta de que le temblaban un montón las piernas y no dejaba de resoplar.

-¿Que te pasa? -Le pregunté.

-Nada, lila .-Dijo, sonriendome como a mi me gusta.

Seguía temblandole la pierna, y nos reímos de eso. Me pidió que me sentara en el filo de la cama y lo hice sin pensarlo dos veces. Ella ya no supo cómo seguir y le pedí que se sentara encima mía. La ayudé, ya que su pierna no dejaba de temblar, se sentó intentando que entrara rápido, pero no pudo. Pegó un grito de dolor. Mientras, pensaba: Manuel, no seas bruto, no la cagues...
Le dolió tanto que intentó levantarse echándose atrás. ¿Que hago ahora? Yo tampoco sabia lo que hacer.

-Tranquila, no va a pasar nada malo.

Ví que se tranquilizó con mis palabras, y me sonrió. Intentó seguir, pero tampoco pudo.
Le pregunte si quería seguir o no, pero me contestó que sí, aun resoplando. Paré por un momento, le toque el pelo y se lo puse bien para tranquilizarla un poco más, y la abracé unos segundos. No quería perderla. Todo perfecto.
La ayude a bajar de nuevo pero mucho mas despacio.

-Ten cuidado, por favor.-Me lo repetía una y otra vez, aunque tenia todo el cuidado del mundo.

Seguía tocándole la cara, hasta que poco a poco lo conseguimos. Dios mío, me encantaba. Seguimos haciéndolo un buen rato, aunque con muchísimo cuidado. Cuando al fin terminamos, la miré a la cara, estaba incluso mas guapa que antes de empezar.

-Eres mía.

Me sonrió. Cogió su ropa y se vistió muy lentamente, mientras yo la observaba tumbado en la cama. Luego me vestí yo. Se tumbó a mi lado ya vestida, y aunque habíamos terminado, seguía temblando y no sabia que hacer para tranquilizarla. La abracé y le besé la cabeza. Ya era mía y no podía imaginarme nada mejor.

Sin Buscarte. © [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora