________________________________________________________________________________La noche era tranquila, ya todas las casas tenían todo cerrado debido al frio de junio, un invierno que no deja que los curiosos miren por la ventana. Solo la luna, siempre tan presente ella para los desahuciados, podría ser testigo de lo que estaba pasando.
De la vuelta de una esquina una mujer arrastraba a una niña, estaba vestida con un simple vestido sucio y rasgado, llevaba los pies descalzos y su cabello lacio tenía aspecto de sucio. Pero eso no importaba si mirabas su cara de inocencia pura, mezclada con preocupación, estaba asustada, tenía miedo, temblaba. Una niña que si vas por la calle con la nariz parada no la verías. Tenía los ojos grandes, como un búho de esos que te miran el alma, pero también podías ver la suya si prestabas atención a sus ojos rojos, con ojeras, ¿Qué hará una niña con ojeras?... La madre en cambio estaba bien arreglada, llevaba un jean y un buzo a rayas y unas botas, El rostro de la madre no tenía nada de bondad, aun con ojos grandes, y sus ojeras oscuras igual que su hija, su rostro demostraba un decaimiento importante, más si detenías la mirada en su cabello liso, despeinado, con marañas a donde vieras.
- No, no mami-dijo la niña tratando de soltarse de su madre. -Mami me lastimas no me agarres tan fuerte-. La madre no contestó siguió arrastrándola con paso firme hasta que llegaron hacia una casa color verde, que, si ellas no se hubieran parado ahí, nadie notaria su presencia aun siendo una casa grande, la casa demostraba que hacia años que nadie la cuidaba, a su vez todos los que paseaban por la cuidad miraban maravillados las casas del barrio y con la lujosa casa de al lado, la casa color verde pasaba desapercibida, ¿Vos prestarías atención al horror, teniendo algo bello al lado? la mujer toco el timbre y esperaron unos segundos, de la puerta salió un hombre de aspecto inmundo. Llevaba una camisa que tenia manchas de vino, y sus ojos totalmente rojos daban miedo, inyectados en su miseria y su misma desgracia.
-Apa, me trajiste a la nena, veni pasa-dijo abriéndose para que ellas pudieran entrar. La habitación estaba pintada de gris y parecía que no se limpiaba hace mucho, solo había una mesa, 2 pares de sillas y una puerta pintada de negro. Tras escuchar el portazo la mujer se dio vuelta y dijo desesperadamente.
-Espero que no te la haya traído al pedo, más vale que tengas lo que me prometiste-apretaba fuerte la mano de la niña y ella trataba de esconderse detrás de su madre, el temor se reflejaba en su cara.
- ¿Todavía no me conoces? Siempre cumplo los tratos mas si es uno tan suculento, a ver que me trajiste- contesto acercándose a la niña mirando hacia la niña, sus ojos se clavaron en ella y se quedo así mirándola de pies a cabeza, tras unos segundos que parecieron minutos para la niña aun mas asustada de lo que estaba en la calle, la mujer empujo a esta más cerca del hombre, este daba vuelta alrededor de ella, como si fuera un depredador, listo para devorar a su presa. Se dirigió hacia la esquina de la habitación donde levantó una mochila la abrió y mostró unas pastillas que parecían caramelos- ¡acá tenes! - y le tiro la mochila- ¡Érica! Ven acá ya-grito.
Al segundo apareció una mujer. Su cabello largo, atado con una colita alta y sus facciones cuadradas daban aspecto de una mujer que podría hacerte temblar con solo mirarte.
- ¿Qué pasa? -preguntó Érica
-Agarra a la nena y avísale a María que la prepare para mañana a las 3- dijo el ahora nombrado Tomas.
Los ojos de la niña se abrieron como 2 platos, y no pudo mas con su miedo que sus lagrimas empezaron a brotar y su cuerpo temblaba, aun así, agarraba las piernas de su madre negada a separarse de ella. Érica agarró del brazo, pero ella se resistía con todas sus fuerzas.
- ¡Soltame! - ¡Grito la madre- ¡Raja de acá, no me servís más Lúa!
Lúa sintió que le cayó un valde de agua fría, su mama jamás había sido afectuosa con ella, aun con todos los intentos que hizo ella para q su madre la quisiera, nada había descongelado su corazón, los golpes que había recibido de parte de su madre ya de por si era cosa común para lúa ¿pero que la abandonara? no entendía el por que, ¿unos caramelos eran mas importantes que ella? Lúa siempre fantaseo con la posibilidad que un día apareciera su padre, el cual ella ni una foto o su nombre sabe pero caminaba por la calle buscando algún parecido en los rostros de los hombres que paseaban por la calle. Pero todo había quedado atrás, todos los sueños, todas las alegrías, habían pasado, con ese grito había roto la única esperanza de paz que podía haber tenido.
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Un millón de hombres *Reedicion*
Short StoryLua es una niña muy particular, a los 5 fue vendida a un centro de prostitución por su madre. Esta es su historia. No hay mentiras, no hay consuelo, solo queda sobrevivir "Morir es fácil. Vivir es difícil, para todos" -James Hetfield. *historia ba...