Capítulo 22: Prometido

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Seguía sin entender qué había pasado en Target. ¿Quién era aquel Richard? ¿Y de qué se conocían? Desde luego no era un viejo amigo de mi madre con el que se había encontrado, no, había algo más, y estaba segura de que era algo bastante gordo. Por alguna razón no podía apartar de mi cabeza la posibilidad de que tuviese algo que ver con aquello que me escondía mi madre respecto a mi padre.

¿Qué me estaba ocultando? ¿Acaso había tenido un triángulo amoroso entre mi padre y ese tal Richard? No lo entendía, si se trataba de un triángulo amoroso, ¿por qué mi madre no me lo quería contar? ¿Qué me estaba ocultando?

En cuanto mi madre aparcó el Toyota del tío Adam frente a la granja, bajó y esperó a que yo también lo hiciese para bloquear las puertas del coche. En cuanto lo hizo entró en casa sin esperarme.

Volví a sentir aquel nudo en el pecho que sentí hacía más de un mes cuando me pidió que saliese de su habitación. El propósito de aquel viaje era que mi madre pudiese superar lo que fuese lo que tenía que superar e intentar que me lo contara para poder intentar entenderla y ayudarla. Lo que no quería para nada era que se volviese a bloquear.

Tras cerrar la puerta con llave, vi a mi madre dirigiéndose a su habitación. Vi al tío Adam asomarse por la puerta de la cocina y mirar como subía mi madre por las escaleras.

-Hola -le dije. Me miró por un momento y luego volvió a mirar por la escalera; mi madre ya se había ido y en cuestión de segundos escuchamos como cerraba la puerta de su habitación.

-¿Qué ha pasado Katy? ¿Por qué está así tu madre? -preguntó mientras se guardaba las llaves de su coche en el bolsillo delantero de su vaquero.

-No tengo ni idea. Estábamos en Target y se encontró con un Richard y se pusieron a hablar un poco y de pronto mamá se bloqueó, no tengo ni idea de lo ha pasado pero creía que ni siquiera iba a ser capaz de conducir de vuelta.

-¿Richard? ¿Qué Richard? -preguntó con el ceño fruncido.

-No tengo ni idea de cuál es su apellido, ¿qué pasa? ¿conoces a algún Richard?

-¿Cómo era? Físicamente.

-Em... -intenté hacerme una imagen mental del hombre que había conocido en la tienda-. Era alto, rubio y creo que tenía ojos castaños. Y es británico, creo que de Londres, al menos hablaba de volver a Londres en octubre.

-Estoy convencido de que será Richard -se encogió de hombros y se frotó los ojos.

-¿Quién demonios es Richard?

-¿Tu madre nunca te ha hablado de cuando era joven?

-No, nunca, siempre me dice que no es importante y que algún día me lo contará. Tío, dime lo que me estáis escondiendo todos.

-Katy no puedo, tu madre ya te dijo que te lo contaría ella.

-Tío, ya no puedo esperar a que ella me cuente lo que pasó. Contádmelo, por favor, ¡contadme algo!

-Joder Katy, ese hombre era su prometido.

-¿Qué? ¿Cómo que su prometido?

(***)

Toqué la puerta de la habitación que compartían Rob y mi madre. En seguida el padre de Daniel me abrió la puerta y accedió a salir y a dejarnos a solas a mi madre y a mí en cuanto se lo pedí.

Me quedé mirando a mi madre con los brazos cruzados, y cuando me di cuenta de que no iba a decir nada, decidí hablar yo.

-Mamá, te ruego que me digas qué está pasando, ¿quién es ese Richard?

-Katy, no puedo -negó con la cabeza sin levantarse del borde del colchón.

-Mamá, te lo repito, dime por favor lo que está pasando.

-Ya te he dicho que no -dijo sin apartar la vista de la ventana.

-Mamá, merezco saber lo que me estás ocultando, ¿qué pasa? ¿por qué no me dijiste nunca que estuviste prometida con otro?

-¿Quién te ha dicho eso? -preguntó girando bruscamente la cabeza hacia mí-. Ha sido Adam, ¿verdad? ¿Qué más te ha dicho?

-Nada, absolutamente nada. Nadie me dice nada, todos dicen que eres tu quien debe contármelo.

-Katy, no es importante.

-¿Qué no es importante? -exclamé-. ¿Bromeas? Te veo como te pones, debe de ser algo muy gordo porque sino no lo entiendo.

-Katy, no tienes por qué saberlo, Katy no te lo diré, no quiero volver a recordar nada de aquello, no te he dicho nada de Richard porque no necesitas saber nada, Katy, solo quiero dejar a un lado todo aquello.

-¿Cómo vas a dejar a un lado si cada vez que te acuerdas de ello te bloqueas?

-No me bloqueo.

-Sí que lo haces. Mamá, solo quiero ayudarte, ¿no puedes dejarme?

-No, Katy no necesito ayuda para nada. Si no te importa quiero estar sola.

-¿Me estás echando?

-No, no te echo, te he dicho que quiero estar sola, depende de ti salir o no.

-Está bien, lo he pillado.

Salí de la habitación y reprimí el impulso de patear la puerta con fuerza, pero si lo hacía el que se enfadaría de verdad sería mi abuelo; mi abuelo no se enfadaba muy a menudo, pero os aseguro que nadie quería verle enfadado.

Volví a mi habitación y me senté en la cama pensando en mi siguiente movimiento. Tenía que hacer algo, aunque mi madre no me quisiese decir lo que pasaba tenía que saberlo. Si nadie me iba a decir lo que estaba pasando tendría que averiguarlo por mi cuenta.


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Hola a todos. Siento haber actualizado antes la novela. Esta semana no paro ni un instante. Me he pasado, literalmente, todos los días de esta semana, viajando en tren de un lado a otro. Está siendo una locura de semana, entre las clases, las de inglés y de piano, luego he tenido reuniones con tres profesor de una universidad a la que ni siquiera asisto, (no preguntéis por qué estaba en esa reunión), y para colmo, mi "Raúl" (para que entendáis la relación que tenemos) está en el hospital, así que estoy de los nervios. 

Y bueno, siento desahogarme con vosotros jajaja pero necesito desahogarme de alguna manera. Así que, con retraso, pero aquí está el nuevo capítulo, espero que os guste. 

Un beso. 

PD: ¿Soy la única que tiene ganas de llorar con la noticia de Alan Rickman?






El amor conlleva sacrificioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora