si tan solo tuviera alas

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Si tan solo tuviera alas podría elegir cuando volar. Cuando la habitación se convierte en una gran sartén sobre el fuego simplemente podría batir mis alas y alejarme hasta que terminen de cocinar y el metal se enfríe.
Si tan solo tuviera alas podría pararme sobre cualquier techo, cuanto más alto mejor, mirar la ciudad y pensar en lo pequeño de lo inmenso; en lo tempestuoso de la quietud; en la sabiduría de la ignorancia.
Si tan solo tuviera alas podría sentir el aire llevarse mis lágrimas grises y mi sangre se esparciría sobre sobre el mundo mientras mis heridas juegan a secarse en vano; pues las dagas cortan desde adentro, desde el alma hacia afuera, exponiendo la carne al carnaval de los infelices que lloran la patria del patetismo ilusionado, aconsejando a los relojes tener la consideración de descartar su parsimonia. Pero lo último que pueden hacer es escuchar la miseria del encorvado, pues su mirada clavada en el infierno anticipa las colmenas que le tocará derretir antes que se ponga el sol.

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