Tengo que buscar a Leonardo. Él dijo que me creía. Quizá él vio cuando Teresa me atacó en el auto. Pero... Si me vio
¿Porqué no me ayudó?No... Mejor ya no voy a seguir con este asunto. Martín se veía casi enojado. Si sigo con el tema de Teresa quizá me lleve a un psiquiatra y me interne.
Tengo que encontrarme con mi criatura. Él si me comprende. En este momento solo quiero estar con él. Además... Ya no quiero llamarlo criatura. Debe que tener un nombre. Tengo que ir a verlo. Él me da la paz que necesito.
Ma bañé y me puse un lindo vestido. Me arregle el cabello y me maquille. No como todos los días. Esta ves quise ponerme linda para él. Salí de la habitación y noté que alguien estaba observándome. Es la misma sensación que cuando mi criatura me observa. ¿Pero que hace aquí? Miré con ojos de enamorada pero...
- Que raro... No estas tan horrible como normalmente te ves.
- ¿Leonardo?- dije y miré hacia otro lado con muchísima decepción.
- ¡Oh! ¿Esperabas que te vea alguien mas?
- ¡No te importa! - Dije y comencé a caminar para irme, pero después me acordé que él fue el único que me creyó. Di la vuelta y me dirigí hacia él.
- Si vuelves para disculparse espero que estés dispuesta a arrodillarte. De otra forma no pienso perdonarte, pobretona.
- No, no voy a pedirte perdón por nada. Solo...
Quiero darte las gracias. - dije lo mas amable que pude sin mostrar mi enojo después de que me pidió que me arrodille.- ¿Las gracias porqué?
- Eres un idiota pero... Eres el unico que me creyó cuando nadie mas lo hizo. Y no entiendo porque. ¿Acaso la viste?
- No. Puedes ser fea y pobre pero... Sé distinguir cuando alguien miente. Así que yo te creo... Aby.
Con esas simples palabras hizo que la tristeza que sentía se vaya. Al mirarlo era como si mi hermosa criatura me dijera que él me cree. Sin saber porque terminé abrazándolo.
- ¿Qué estas...?
- Gracias.
- No te confundas. Yo... Solamente te creo, pero nada mas. Ni siquiera me caes bien y... - Suspiró
Iba a soltarlo pero él me abrazo también y nos quedamos así un momentos. Al estar así pude notar que su aroma era el mismo... No lo entiendo. Aunque sus personalidades son completamente opuestas, ¿Porqué se parecen tanto físicamente?
- Tengo que irme. - Dije y lo solté muy despacio. No quería... Él tiene algo que me atrae. Debe ser por su parecido con mi criatura. Otra cosa no podría ser.
- ¿Porqué me miras así?
- Me recurdas mucho a alguien que conozco... Muchísimo.
Dije eso y me fui.
****
Al llegar al mar esperé por horas... Pero él no apareció. Se hizo tarde y ya tenia que volver. Mi celular comenzó a sonar. Era Martín. Bajé de la roca y camine por la orilla.
- Hola. - dije al contestar mi teléfono.
- Hola enana, ¿Dónde estas?
- En... En el centro... quería mirar un par de vidrieras para ver si me compraba algo.
- ¿Quieres que te pase a buscar?
- No, No te preocupes... Bueno, si queres ven a buscarme en una hora.
- En una hora estoy allá. Nos encontramos en la cafetería del otro día.
- Como quieras...
- Aby... No se si es muy pronto pero... ¿Crees que ya puedes darme una respuesta?
En mi mente no cabía nada mas que la ausencia de mi criatura....
- No se... Si queres hablamos cuando nos veamos.
Corte la llamada y seguí caminando muy triste. Quería verlo.
Caminé unos metros mas y un grito me saco de mis pensamientos. Era en dirección al mar. Entré para ayudar a esa persona, pero rápidamente salí al recordar lo que esas criaturas hacían. No iban a engañarme esta vez.
En ese momento cientos de cabezas se asomaron a la superficie del mar. Sentí que mi corazón iba a parar de latir. Eran muchísimos. Pero eran feos... Parecía que tenían cara de extraterrestres. Ellos muy despacio comenzaron a acercarse a la orilla y el pánico me paralizó. A medida que se acercaban, sus rostros lentamente iban cambiando. Se volvían... Muy hermosos. Tanto que hasta quería acercarme a ellos para verlos de cerca. Sin darme cuenta ya estaba caminando hacia ellos.
Alguien tomó mi brazo y me hizo correr muy fuerte. Una vez que nos alejamos un poco del mar vi quien era.
- Ellos hacen eso para engañar a la gente. Muchos cayeron con eso, tu no te dejes engañar así.
- Julio... Gracias. Sentía que no podía irme.
- A mi me pareció que querías quedarte con ellos. Como otras veces.
No pude contestar.
- Quizá no lo sepas. Pero los que están con ellos demuestran estar de su lado y si es así, estás en contra de los humanos de esta isla. Y si nos traicionas por uno de ellos lo puedes pagar muy caro. - Dijo él.
- ¿Porqué les tienen tanto odio?
- Tu llegaste hace poco. No sabes nada de ellos y de lo que son capaces esas bestias.
- No todos son malos...
- Eres muy ingenua. Porque crees que se vuelven así de "perfectos" al acercarse a la orilla. ¡Son animales, es su manera de cazar! Es un camuflaje para atraernos y después devorarnos.
- ¿Y usted cómo sabe? Yo creo que no todos tienen maldad.
- Mi esposa pensaba igual. Uno de ellos la engañó por un tiempo. Vivíamos al lado del mar. Ella me dejó por esa cosa. Un día escuché sus gritos y al salir de mi casa corrí hacia la orilla. Vi como rompían en mil pedazos su cuerpo y se la comían. No contentos con eso me tiraron varios pedazos en mis pies. ¿Puedes, siquiera, imaginar lo que sentí en ese momento? - Sus ojos se llenaron de lágrimas y su cara de odio.
No supe que contestar.
- Los humanos cazamos otras especies para alimentarnos. Ellos nos cazan y devoran por diversión. Te hace creer que te ama pero él no es lo que tu crees, Abigail.
¡¡¡Es un monstruo!!!!*****
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MISTERIO EN LAS PROFUNDIDADES
Mystery / ThrillerLa protagonista de esta historia es Abigail Izel, una joven de 18 años que se muda a una remota isla, junto a su amigo Martín. No le agradaba la idea, pero su vida da un giro excitante y aterrador. El primer día en este lugar, cosas extrañas sucede...