Te extraño

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Pasaron varios días y leo se recuperaba de a poco con mis cuidados y los de una enfermera que su hermana contrató. Según ella, yo no podía cuidar bien de él. No quería que me acerque a su hermano, Pero cuando no estaba a su lado él no quería comer ni tomar su medicina. Solo preguntaba una y otra vez donde estaba. Al ver esto, su hermana, colocó unas cosas mías en la habitación de leo para que me instale ahí y esté cerca cada vez que él me necesite.

Todos los días Martín me iba a ver y se molestaba porque cada dos segundos Leo quería que vaya a verlo. Eran como dos niños que querían el mismo juguete. A veces era algo cansador estar de un lado a otro con leo y Martín, y para colmo Esteban se sumaba a la lista. Él pospuso su casamiento con Sofia, ella realmente se enfureció por eso. No se cual es la razón de que lo haya pospuesto pero Sofia me hace responsable a mi por eso.

****

- Pobretona quiero un té... Y que tenga canela. Si llegas a traerlo sin eso lo tiro al piso.

- ¡Repite lo que dijiste y te tiro el té hirviendo en la cabeza!

- ¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera? ¡Estoy así por tu culpa!

- Ya lo se... Y pido perdón por eso. De todos modos eso no te da derecho de tratarme tan mal cuando soy la que está las veinticuatro horas del día cuidandote.

Él se levantó caminó hacia mi. Tenia cara de enojado.

- Ni creas que te voy a traer tu té... No hasta que me pidas perdón. - dije mientras él se acercaba mas y mas a mi. Me puse extremadamente nerviosa y sin darme cuenta ya me tenia acorralada contra la pared.

- ¿Quién te crees que eres para...? - dijo él y puso su mano en mi mejilla. No pude evitar ponerme colorada.

- ¿Sabes qué? - dije mirando el suelo - Me parece que ya estas curado... Voy... Voy a pedir que me ayuden a llevar mis cosas a mi cuarto.

Él agarró mi mano y la puso en su frente.

- Tengo mucha fiebre aunque no lo notes, sigo muy enfermo. Quiero bañarme y necesito que te quedes a mí lado para cuidarme. Digo, por si me desmayo - dijo él sonriendo.

- Es verdad, sigues enfermo. ¿Sabes cuál es tu enfermedad? ¡Ser un pervertido! Y eso no tiene cura, así que me voy. - dije y me aparte de él.

- Oh, ya veo... Sí no tiene cura vas a tener que quedarte a aliviar mi enfermedad para siempre, como mi enfermera personal. -

Mi corazón latía demasiado fuerte y sentía que él podía escucharlo. Lo miré y creí ver a mi criatura. Otra vez comenzó a dolerme el pecho. Un dolor horrible que no podría explicar. - Leo... Yo...

- ¿No me digas que te lo Creíste? - Comenzó a reír - Ni que tuvieras tanta suerte pobretona.

Escuchar eso me entristeció mas y salí corriendo.

****

No... Está mal confundir a leo con mi criatura. Se que él va a volver para estar conmigo.

¿Qué es lo que pasa por mi mente cuando Leo se me acerca? Mejor no vuelvo a su habitación. Estoy muy confundida.

Hoy tengo que ir a la casa de mi jefa para decirle que por el momento no puedo trabajar. Tengo que estar aquí con Gise y con... No, con leo ya no.

****

Preparé todo lo de Gise y con miedo de dejarla tuve que dirigirme a la casa de mi jefa. En el camino podía sentir que un hombre que caminaba en la dirección contraria, se veía algo sospechoso, no dejaba de mirarme. No se le veía la cara, la tenia cubierta con una gorra y una bufanda. Junté valor y seguí caminando. Al pasar junto a él pude escuchar su voz y al reconocerla quedé paralizada.

- ¡Te dije que lo ibas a lamentar zorra!

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¡Gracias a todos por seguir la historia!

Realmente me costo mucho subir el capítulo por falta de tiempo. Pero voy a seguir subiendo y espero poder seguir recibiendo su apoyo con sus comentarios y votos!

MISTERIO EN LAS PROFUNDIDADESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora