Estaba de los nervios.
Había surgido un doble asesinato en un callejón sin testigos ni cámaras de seguridad. Encima, me asignan a Laionel para cubrir la noticia. Además la única fuente de información que tenía era un hombre al otro lado del mundo y como siempre, Laionel ya ha se me ha vuelto a adelantar y había vuelto a hablar antes que yo.
Ahora estaba en mi coche de camino a la comisaría, ya que el Sr. Rufus me había llamado conforme fuese allí para atender a Richy, según decía tenía información importante.
Siempre era lo mismo. Cuando en un caso entrabamos los de homicidios, ella aparecía y juega a ser la policía.
¿Qué tiene madera de inspectora? Es posible. ¿Que de vez en cuando resuelve algún que otro caso? Tal vez. ¿Qué ella tiene más ojo que yo para las pistas? No. Para las noticias y exclusivas, sí. Pero para hacer mi trabajo, no.
Como siempre tuve que volver corriendo y justo al salir de mi coche vi llegar a Richy con el suyo. Decidí esperar a que aparcara y saliera del coche para empezar a reñirle:
· ¿Cómo se te ocurre? No tienes autorización para hablar con un testigo potencial de una investigación.
· Legalmente tengo autorización ya que mi trabajo consiste en eso y además, es un viejo conocido. Tampoco lo habéis interrogado y yo no he desvelado nada conforme al doble asesinato.-Se defendió mirándome a los ojos con su típica sonrisa pícara.
Aunque me costase admitirlo, ella tenía razón, pero no quitaba el hecho de que yo siguiera enfadada con ella por intervenir sin avisar.
Entremos en comisaría y se sentó conmigo en mi escritorio. Me explico todo lo que sabía: La competencia de Gevorg con la compañía en la que trabajaba Brice, que este ultimo acababa de solicitar vacaciones, la inminente banca rota de Narek Gevorg..., todo.
Después de yo haber tomado apuntes y hacer un par de fotocopias de la foto del señor Nicodème, repasemos juntas el informe forense y todas las pruebas físicas y químicas.
Había llegado la hora del complicado puzle. Pero nos faltaba una pieza: sospechosos.
o
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The same history.
RandomLa historia siempre se esfuerza por derrotarnos. Sin embargo, el destino no es invencible.