Capítulo 19. Rescate.

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Tras oír aquellas palabras comprendí que Marta sabía donde estábamos y que ella quería que fuéramos allí, al sótano, supongo que también sabría lo de las armas así que agarré a Cristian del brazo y tiré de él con tanta fuerza que casi nos caemos, por fin se movía, parecía que ya había superado eso de quedarse petrificado de miedo. Él me miró unos instantes, me agarró fuertemente de la mano y luego asintió mientras comenzaba a bajar las escaleras.
-Sara, gracias ... por lo de antes, si no me llegas a ayudar, yo ... no se que hubiera hecho si un oponente me descubre. Dijo él con la voz quebrada.
-Cristian, no te preocupes, te ayudaré las veces que hagan falta, después de todo, somos amigos ¿no?. Dije yo sonriendo mientras ocultaba todo mi miedo en lo más profundo de mí haciendo que casi desapareciera.
-Sara, ¿como es que no tienes miedo?.
-Si que tengo, y mucho pero...
-¿Pero que?.
-Ahora mismo, no tengo miedo por nosotros, se que estaremos bien pero; Marta, Karen, Víctor, todos ellos están en peligro, por eso creo que hay que ser fuertes, somos los únicos que podemos luchar y salvarlos, así que hay que ir a ayudarles cuanto antes, no podemos perder ni un segundo vacilando cuando nos enfrentamos a oponentes de semejante fuerza.
Parece que mi argumento dio efecto, Cristian ya se veía mas relajado aunque; seguía preocupada por ese hombre de negro, dijo que nos buscaba a nosotros pero; ¿por que nosotros?, no entiendo nada, lo único que se es que tenemos que salvar a los demás cuanto antes.
Escasos minutos después llegamos al tercer sótano y desde nuestra posición pudimos comprobar horrorizados como nuestros compañeros estaban siendo torturados por nuestra culpa, todo, para averiguar donde estábamos.
A Cristian y a mi nos ardía la sangre de furia, ambos desenvainamos las espadas y salimos al ataque, sigilosos pero letales, no nos llevó mucho tiempo el derrotarlos, tras esto, volví a tocar un punto concreto de la pared y apareció una puerta que daba paso a una enorme sala que muy poca gente conocía y, por su puesto, ninguno de los enemigos podría encontrar, llevamos allí a todos y luego cerramos la puerta para evitar que alguien pudiera entrar tras nosotros y tener que combatir contra ellos en un sitio como ese del cual no podríamos escapar si teníamos problemas.
-¡Chicos!, ¿como estáis?, ¿que os han hecho?, siento no haber llegado antes. Dije yo conmocionada.
-Bi-bien. Dijo Karen tartamudeando.
-Sara, Cristian, ¿donde estabais para que no os hayan encontrado?. Preguntó Víctor.
-Yo estaba en el bosque paseando, y allí vi a Cristian ... entrenando así que le propuse volver juntos porque era muy tarde pero; oímos una explosión y vinimos corriendo pensando que algo malo os podía haber sucedido. Dije yo encubriendo a Cristian.

Los espadachines místicos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora