Abracé a Marta, me levanté y me marché a ver a Hiro para intentar hablar con él un rato y conocerle mejor ya que en el aeropuerto no habíamos tenido la ocasión de charlas tranquilamente así que, llamé a la puerta.
-¿Puedo entrar?. Pregunté yo desde el otro lado de la puerta.
-Por su puesto. Me contestó él con un tono bastante amable.
Abrí la puerta, entré y me senté a su lado.
-Hola Hiro, lamento molestarte pero; quería disculparme por mis compañeros. Dije yo.
-No importa, ya me imagino que no habrá sido difícil pasar por aquel ataque. Dijo él.
-¿Como lo sabes?.
-Marta me lo dijo antes, me ha contado que fuiste muy valiente.
-Bueno, no es para tanto, simplemente; quise hacer algo.
-Y con eso salvaste a todos.
-Bueno no estoy segura de que se salvaran gracias a mi.
-Por su puesto que si. Por cierto; ¿te apetece quedarte?.
-Claro que si, ¿Si a ti no te importa claro?.
-Por su puesto que no, a demás; me vendrá bien un poco de compañía humana. Dijo riendo.
Yo sonreí y me sonrojé un poco aunque no se por que.
-Sara, ahora que lo pienso esta es la primera vez que venís ¿no?. Preguntó él.
-Si, creo que ninguno habíamos estado en Japón antes, ¿por que lo preguntas?. Contesté yo extrañada.
-Estaba pensando que igual te podría enseñar un poco Japón, después de todo, llevo allí muchos años.
-Me encantaría pero Marta me ha pedido que cuide de todos mientras ella informa del ataque y de los daños causados.
-Y si hablara con ella, ¿vendrías?.
-Claro que si, tengo muchas ganas de descansar del entrenamiento y desconectar de los estudios aunque solo sea una semana.
-Perfecto, luego cuando aterricemos, hablaré con ella, da por hecho que vendrás, estoy seguro de que la podré convencer, confía en mí.
Yo sonreí y asentí, tras esta pequeña conversación con Hiro nos quedamos en silencio observando el paisaje, era precioso, jamás había visto algo como eso, durante a penas unos minutos, contemplé la belleza del mundo que nos rodeaba y, durante esos momentos, conseguí olvidarme del ataque, de mis preocupaciones, de todo, solo con mirar el maravilloso mar azulado e infinito que lo cubría todo, lo único que me sacó de aquellos maravillosos pensamientos fue la voz de Hiro que había comenzado a explicarme como era Japón con detalle. Ya, unas horas después, tras mucho hablar y reirnos, él volvió a romper el silencio aparente.
-Sara, ¿podrías despertar a todos y decirles que se preparen, que en quince minutos aterrizaremos?. Preguntó él con voz dulce.
-Por su puesto, ya voy a ello. Le contesté yo de buena gana.
Me marché de nuevo a la parte de atrás para despertar a todos, tras hacer lo que Hiro me había pedido me senté de nuevo en mi sitio y me puse a hablar con Cristian que seguía medio dormido, la verdad, es que estaba adorable, había sido una pena despertarlo, le tenía que haber hecho una foto.
El aterrizaje fue muy bien, suave y sin percances, los primeros en bajar para estirar las piernas fuimos Cristian y yo, ambos habíamos cogido nuestras pertenencias y estábamos contemplando la inmensidad de los edificios y carteles desde la pista de aterrizaje, aquello era muy diferente a nuestro lugar de origen.
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Los espadachines místicos.
Teen FictionEsta es la increíble historia de Sara y sus amigos. De como no solo lucharán contra fuertes oponentes si no que también, combatirán contra sus propios sentimientos y contra un futuro ya predestinado para ellos, aún si eso significa la muerte o el ab...