Capítulo 21. ¿Victoria?.

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Agarré fuertemente la espada de Karen, estaba preparada para terminar el combate con esa estocada, hice fuerza con mis piernas y de un salto me puse de pie y sin perder el tiempo ataqué con aquella espada azulada, cuando él la bloqueó ataqué con la otra y le hice un corte en el costado haciendo que cayera al suelo, le dí una patada a su espada alejándola y le puse la mía en el cuello para evitar que se moviera y acabar con todo el peligro de la situación.
-¿Quién eres tú?. Dije enfurecida.
-Veo que has mejorado bastante, la próxima vez quizás te tome en serio. Dijo él riendo.
-¿Cómo?, ¡no cambies de tema!, ¿Quién eres?. Volví a preguntar yo.
-Yo soy el que no necesita presentación, soy el soberano del inframundo, el señor de las tinieblas y te quiero a ti para mi ejército.
-¿Qué?.
-Lo que oyes, tú y puede que tu amigo seáis lo único que necesito para acabar con todos y convertirme en soberano del mundo pero; si por el contrario os oponéis os juro que acabaré con todos delante de vuestros ojos hasta que ya no lo soportéis más y me supliquéis piedad, en ese caso podría pensar en aceptaros o quizás en mataros, posiblemente torturaros hasta veros implorar que os mate y poder disfrutar de todo un poco más de tiempo.
-¡Jamás, antes preferiría morir que suplicarte!.
-Ya veremos si sigues diciendo eso cuando todo esto acabe aunque; puede que en otro momento eso tenga arreglo y te advierto que, si sigues siendo tan insolente y atrevida, tu petición se cumplirá y morirás sin remedio pero; no sin antes ver como todas las personas que te importan mueren ante tus ojos sin poder hacer nada por ellos, dicho esto, por ahora me marcharé a curar mis heridas pero; la próxima vez que nos veamos, el encuentro no acabará así, te lo puedo asegurar. Dijo él mientras desaparecía en un humo negro y denso.
Cuando volví al mundo real y salí de mis pensamientos corrí hacia Marta, estaba apoyada en la pared sujetándose el brazo izquierdo en el que llevaba un gran corte que aún seguía sangrando. Le ayudé a incorporarse y caminamos las dos hacia la sala en la que se encontraban los demás, al entrar dejé a Marta en el suelo, arranqué un trozo de mi camiseta y se lo coloqué alrededor de la herida y se la vendé, luego Karen vino hacia mi y me abrazó.

-Pensaba que ibas a morir. Me dijo mientras las lágrimas le caían de los ojos.

-Tranquila, no soy fácil de matar. Dije yo riendo.
Víctor vino hacia mí y me felicitó por la victoria, se veía que había sufrido bastante al verme combatir, puede, que casi tanto como yo de pensar en ellos y en abandonarlos, a demás; ¿De verdad era eso una victoria?, ¿por que no me sentía como si lo fuera?, había algunas cosas para las que no tenía respuesta, solo sabía que estábamos todos juntos de nuevo y estábamos a salvo pero; las palabras de aquel ser me seguían resonando en la cabeza, ¿Que es lo que debería hacer?, ¿El qué?, me seguía preguntando a mi misma, nada tenía sentido.

Los espadachines místicos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora