Capitulo Tres

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Sus pies no le respondían después de caminar durante horas, estaba agotada y su hermana aún queriendo salir de fiesta esa noche no paraba de ir de un sitio para otro... Después del choque con Harry, su vecino de hotel y el hombre más sexy del planeta, desayuno lo que pudo y se pusieron manos a la obra para recorrer la ciudad y poder absorber todo lo que podían de ese maravilloso lugar, aunque en un principio no estaba demasiado convencida, se enamoro de todas las actividades turísticas, definitivamente Las Vegas tenía algo especial y no era precisamente el alcohol y el desenfreno nocturno.

Visitaron el lago más grande de los Estados Unidos, que es el Lago Mead, el Gran Cañón, El valle del fuego y las dos calles más importantes de Las Vegas Fremont y Strip, que en este último estaba situado su hotel con todos los casinos y espectáculos más importantes de la ciudad.

Llegaron al hotel casi a las seis de la tarde y estaban sudorosas y realmente cansadas del recorrido que habían hecho por toda la ciudad.

Al llegar a la habitación se ducho primero su hermana y cuando Amy acabo su ducha mucho más relajada un olor a quemado venía desde la habitación, salió asustada de que algo se hubiera quemado y en un basurero metálico que estaba situado en el centro del salón salía humo, corriendo llamo a Katherine quien con una sonrisa la miró fijamente desde el marco donde estaban sus camas.

- No te quedes ahí parada, ¡¡se está quemando algo!! - grito Amy muy asustada -

- Si – arrastró las palabras su hermana con toda la calma que había en el mundo – Tu ropa...

- ¿¿¿¿¿QUÉ????? - se giró la chica rubia que iba dirección al baño para coger agua - ¿Que has hecho QUE? - volvió a repetir sin creerse lo que acababa de escuchar -

- Quemar tu anticuada y aburrida ropa, no sé como has tenido valor de traer eso a Las Vegas – dijo su hermana mientras se reía, aunque dejo de reírse cuando vio que la alarma de incendios se activaba y el agua comenzó a empaparlas - 

- ¡¡Mira lo que has conseguido!! - dijo Amy camino al baño para traer agua en otro basurero metálico que había en la habitación -

- Si, hola buenas tardes, soy Katherine Ruiz, de la habitación 308, verá ha saltado la alarma de incendios y aquí no hay nada quemándose – dijo Kath con más calma de la que había mostrado antes mientras hablaba por el teléfono de la habitación con el recepcionista del hotel. La mirada reprochadora de Amy la hizo sonreír aún más – No, no se preocupe mientras la desactive nosotras nos encargaremos de intentar recoger el desastre. Muy bien, muchas gracias. Si, de acuerdo. - colgó -

En ese momento tocaron la puerta y Amy pensando que era una de las chicas preocupada por los gritos o por el olor, fue a abrir con la toalla anudada a un lado del pecho. Tal fue su sorpresa que al abrir la puerta se quedó congelada cuando se encontró con Harry mirándola de arriba a abajo con una sonrisa terriblemente seductora.

- Hola – dijo Harry, intentando ver a través de ella – Vine porque.. emm … bueno huele a quemado desde mi habitación y quise ver si estaban bien, además escuche los gritos y pensé que.... - no terminó la frase porque su hermana hizo a un lado a Amy con el trasero -

- Hola, soy Kath, la hermana de Amy – dijo ella alzando su mano, Harry cogió esta para darle un beso – Lo siento si te hemos asustado, estaba quemando la anticuada ropa de mi hermana, que pese a tener veinticinco años viste y se comporta como mi madre – Harry aunque no se rió, en su cara se veía que se estaba divirtiendo, en cambio Amy solo quería matarla, estrangularla, cortarla en pedazos, y después solo después echar a patadas de su habitación a ese hombre que parecía estar divirtiéndose con la humillación que le estaba haciendo su hermana – ¿Es que sabes que pasa? Que estoy de despedida de soltera y esta noche salimos a quemar la ciudad, y quiero que mi hermana muestre ese cuerpazo, que puedes intuir a través de la toalla y que ella también se case.

- Me parece muy divertido, aunque un poco drástica tu forma de que cambie su vestuario – dijo Harry – Viendo que están bien las dos, será mejor que me marche para que tu hermana haga lo que crea conveniente contigo – rió Harry mientras miraba a Amy fijamente -

Dicho esto cerró la puerta y Katherine fue a su maleta para coger un vestido negro strapless con la espalda cruzada en cintos y por encima de la rodilla.

- ¿Que te parece tu vestido para esta noche? - dijo Kath divertida con todo esto – ¿Ese chico no estaba nada mal eh?

- ¡¡Te voy a matar!! - susurró Amy acercándose a ella amenazadoramente - ¿Cómo puedes tener la cara de decirle todo eso a ese chico y después mostrarme un vestido como si no hubiera pasado nada?

- ¿Te molesta más quedar como una persona sosa delante de un chico al que ni si quiera conoces, antes de que toda tu ropa este quemada? - comentó su hermana divertida – Vamos -

Amy, si no lo hubiera hecho yo, alguien de este hotel lo hubiera hecho.

- Me molesta todo en general, y no, nadie lo hubiera hecho porque no estaba tan mal mi ropa – dijo Amy sin estar demasiado segura de sus palabras -

- Mira hermanita, enójate y regáñame todo lo que quieras cuando lleguemos de nuevo a Seattle, pero ahora siéntate en el sofá y déjame arreglarte para esta noche, por favor – suplico Kath esperando que su hermana le hiciera caso por una vez en su vida -

Amy, sin saber muy bien como, aceptó y se sentó intentando calmar los nervios, sabiendo que su hermana tenía razón, pero le había molestado más ver como Harry se había enterado de lo recatada y aburrida que era antes que ver toda su ropa quemada...

Su hermana comenzó a alisarle el pelo y a pintarle con una sombra negra y un colorete demasiado sexy que le daba un toque totalmente diferente a su cutis. Le dio el vestido negro pero Amy negó con la cabeza, como si no pudieran hablar, Kath le volvió a mostrar el vestido y Amy volvió a negar.

- Amy... Es mi despedida de soltera... Sé que no por eso te puedo pedir algo... Pero lo voy a hacer de todas formas... Ponte este vestido, solo por esta noche – susurró Katherine -

- Yo no me puedo poner esas cosas, no soy tu Kath – dijo Amy, volviendo a recordar todas las veces que su madre la comparaba con su hermana y salía perdiendo -

- Solo por hoy Amy.

Sin saber cómo cogió el vestido y se lo puso, viendo en el espejo a una chica rubia maquillada perfectamente con un vestido despampanante sonrió... Hacía mucho que no se veía guapa, y sus ojos grises brillaban de excitación.

Cuando terminaron de arreglarse se reunieron todas para ir a cenar al restaurante del hotel, se sentaron en una de las mesas y junto a la cena pidieron una botella de vino, Amy fue a pedir agua pero su hermana le puso una mano encima de la suya.

- Brindar con agua da mala suerte, y hay que brindar si o si... Es mi despedida de soltera – dijo Kath a lo que todas rieron, y Amy asintió sabiendo que una noche era una noche -

- Esta bien – sonrió ella -

Se pasaron casi toda la cena riéndose y hablando, Amy se sentía un poco aturdida y mareada ya que pocas veces en su vida había bebido alcohol. Su mirada se poso en una mesa que estaba en un rincón, esta era muy intima pero no se quedó mirando porque lo fuera sino porque en esta estaba Harry con una despampanante pelirroja. Él como si hubiera notado su mirada, se giró hacia ella y al principio no la reconoció, pero al cabo de unos segundos sonrió y llamo al camarero para que este le enviara un recado. Cuando el camarero llego a su mesa con una botella de champan le dijo a Amy:

- El señor de aquella mesa dice que invita a su hermana Katherine a esta botella de champan porque es su despedida de soltera, y que le da las gracias por quemar su ropa – dijo mirando a Amy, el camarero haciendo un esfuerzo por recordar todas las palabras que le había dicho Harry y además aguantarse la risa, por la ahora muerta, ropa de Amy, se estaba poniendo cada vez mas rojo – … Y que gracias a eso, está usted preciosa, aún más preciosa de lo que estaba esta mañana.

Mientras el camarero se alejaba riendo a más no poder, Amy le sonrió a Harry de manera un tanto seductora, una noche era una noche así que se dispuso a brindar con su hermana y con sus amigas. Una noche era una noche, aunque tenía una inquietud en el pecho por saber quién era la mujer que estaba con él.

En las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora