Capitulo Ocho

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Amy se retorció en su minúscula cama al escuchar un teléfono sonar, era insistente y su sueño se estaba hiendo ya que el sonido no la dejaba seguir durmiendo. Se levanto de mal humor, se dio un golpe contra el marco de la puerta y agarrándose el pie y maldiciendo llego hasta el teléfono. Cuando lo cogió se quedo petrificada.

- Si... Ya, ya lo sé. Nunca me había pasado... ¿Dos horas tarde? Si, entiendo... No me importa que me lo retiren de mi sueldo, vale, enseguida voy. Lo siento.

Mierda susurró la rubia que había pasado para que se quedara dormida... Jamás había llegado tarde al trabajo, miró el reloj de su muñeca, era muy sencillo pero era bonito a su parecer, las diez de la mañana... Recordando aquella noche, vio como el beso de Harry la dejo atontada mientras le hacía café y se sentaban en el salón para ver un rato la televisión... Se estaba acordando de como se había quedado dormida mientras él le hablaba de cosas banales. Se miro al espejo, su pelo que siempre estaba perfecto estaba hecho una maraña de enredos y se dio cuenta que estaba en sujetador y braguitas, quien le había desnudado y quien le había llevado a la cama, rezo a todas las religiones posibles para que no hubiera sido Harry. Se duchó lo más rápido posible y se puso unos pantalones negros con la cintura alta y una camisa gris metida por dentro. Decidió que su pelo se secaría al viento, no era momento de perder más tiempo.

Cogió el bolso le dio un beso en la cabeza a su perro Grym y se fue corriendo, su sorpresa fue ver una limusina en la puerta... En ese barrio no era lo más normal pero no le dio mucha importancia, le daba más a no perder su trabajo así que esquivando a la gente echo a correr hacia la parada del bus. Por el rabillo del ojo vio como la limusina la seguía, se estaba enfadando así que se paro en medio de la calle con los brazos en jarra mirando los cristales tintados que bajaron al poco rato.

- Llegas tarde a trabajar... - susurró Harry mirándola de arriba abajo -

- Si, gracias por la información... Casi no me había dado cuenta – siseó Amy mirándole con cara de fastidio y retomando su marcha -

- ¿Te llevo? Llegarás muy tarde si coges el bus 

- No hace falta, sé muy bien valerme por mi solita – gritó sin posar su vista en el, la gente les miraba curiosos -

- Ya sé que te vales por ti solita pero nunca viene mal una ayuda, anda sube – frenó al instante y Harry con un traje que le quedaba a medida salió de la limusina para dejarla pasar, 

Amy no se lo pensó dos veces, llegaba tarde al trabajo y jamás se había montado en una limusina, camino hacia ella y vio la cara de triunfo de Harry, le piso el pie entrando y con una cara de ángel caído del cielo le miro fijamente -

- ¿Te he hecho daño? No era mi intención – Harry le miró sonriendo con los ojos y ella se derritió, siempre iba a salir perdiendo en todo aquello -

Después de darle instrucciones al conductor se dispuso a mirar por la ventanilla pero Harry no tenía intención de dejarle tranquila.

- ¿Cómo has dormido? Ayer estabas tan cansada que te quedaste dormida en el sofá – dijo Harry captando la mirada de Amy -

- He dormido bien pero podría haber dormido mejor si un pervertido como tú no me hubiera quitado la ropa – Él echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada, se le veía tan relajado y tan terriblemente sexy sonriendo -

- Lo hice porque estabas dormida, cerré los ojos.

- Júramelo.

Harry se acercó peligrosamente y rozó levemente sus labios, Amy lo miró sofocada y para su suerte, o no, el conductor les dijo que ya habían llegado. Dando las gracias se despidió con un simple adiós de él y salió corriendo rumbo a su trabajo.

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