Capitulo Once

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Se despertó de un largo y profundo sueño y la cama estaba vacía, le costó asimilar donde estaba y con quien, pocos minutos más tarde se acomodó en la cama y miró a través de la ventana que daba al jardín. Allí estaban sus padres con Harry, no había rastro de su hermana y su cuñado. Con el camisón y sin zapatillas fue al jardín, sus padres le miraron con desaprobación y Harry con una sonrisa en la cara. Amy aún con las mejillas sonrojadas se sentó en una de las sillas y cogió una magdalena de chocolate bajo la atenta mirada de todos los presentes. Nunca había dormido tan bien en toda su vida, sin despertarse y teniendo sueños tan preciosos, aunque no se acordara de ellos.

- ¿Has dormido bien, cariño? - aunque esas palabras podrían ser más propias de su ''esposo'' salieron de la boca de su madre, cariño.... le había llamado cariño -

- Si, gracias por preguntar mama – susurró Amy, sin demasiadas ganas de hablar con su madre en esos momentos -

- Debes ir a comprarte un vestido, cielo – otra palabra cariñosa de una madre que con ella había sido de todo menos eso -

- ¿Para qué? - se molestó Amy en preguntar qué su día se estaba torciendo e iba bastante peor que su sueño -

- ¿No te lo ha dicho Harry? Esta noche tiene una presentación de un hotel en Seattle que ha comprado hace poco y ha hecho una fiesta con muchísima gente famosa... Tu eres su mujer no puedes ir con cualquier cosa... - dijo su madre -

- No, no lo sabía. Aunque tampoco creo que vaya. Estoy cansada... - siguió comiendo la magdalena sin prestar atención a la cara de terror de su madre -

- Me encantaría que me acompañaras, cariño – dijo Harry – Pensé que te lo había comentado, pero como hoy tenemos fiesta los dos podemos ir a comprar tu vestido para que me acompañes – la sonrisa en la cara de Sara iba creciendo por momentos -

- Si los dos tenemos fiesta, quiere decir que todo el centro tiene el día libre. ¿Cómo me voy a comprar el vestido? No voy y ya está – finalizó Amy sonriendo -

- Bueno... Siempre te queda la tienda del pueblo, hay vestidos muy bonitos. Ahora mismo llamo a Katherine para que te ayude a elegir un vestido.

- No, me niego a ir a esa tienda.

- Vas a ir, necesitas algo que ponerte esta noche, y tu marido no va a ir solo a la fiesta de inauguración de su hotel.

Amy se dio por vencida, sabía que contra su madre no iba a ganar, así que terminó de desayunar mientras escuchaba hablar a su padre con Harry de Londres, si algún día pudiera tener el suficiente dinero como para pagarle un piso a su padre en su tierra lo haría. 

Sabía lo mucho que añoraba todo aquello, nada más había que verlo hablando con el brillo de sus ojos, viendo Londres en su cabeza.

Quince minutos después, su hermana entraba por la puerta del jardín dándoles un abrazo a todos y cogiendo a Amy por la mano para llevarla a la habitación para que se vistiera y poder ir de compras, ella no quería ir a esa tienda, justo al lado estaba el único restaurante de ese pueblo donde trabajaba Louis, pero ya sería mala suerte encontrárselo, pensó.

Una vez vestida, ella, su hermana y Harry cogieron el coche de este último que les acercó al centro indicado por la copiloto, su esposa.

Cuando estaban saliendo del coche, un chico castaño, de ojos azules y rasgos finos estaba atendiendo una mesa que estaba en la terraza que tenía el restaurante en la calle y se les quedó mirando fijamente.

Amy intentó bajar la cabeza para ver si no la reconocía, pero Harry la cogió por la cintura y con la otra mano le subió la barbilla para poder mirarla fijamente.

- ¿Qué te pasa? - preguntó Harry mirándola – Sé que no te hace especial ilusión asistir a una fiesta, pero serán un par de horas, eres mi mujer y como tal debes asistir – murmuró rozando sus labios con los de ella -

- Lo sé... - susurró ella con las piernas debilitadas por el contacto – Voy con mi hermana a comprarme el vestido, si prefieres quedarte fuera...

- Si, aunque yo tenga libre hoy tengo que hacer un par de llamadas las espero en aquella terraza tomando algo, no tarden – estaba a punto de besarla pero Amy le frenó -

--¡¡¡No!!! Ven conmigo, tienes que elegirme el vestido – comenzó a escupir las palabras -

--Amy, ¿Qué ocurre? Un vestido de noche... - dijo el extrañado -

-Quiero que vengas conmigo... - Amy le cogía del brazo insistiendo mientras su hermana esperaba en la puerta de la tienda mirándolos extrañada -

- Tengo que hacer estas llamadas, no tardes mucho y me tendrás para ti... - susurró él acariciándole la mejilla, Amy le soltó el brazo contrariada -

- No quiero estar contigo – dijo ella y comenzó a andar hacia la tienda, Harry comenzó a reírse de lo tímida que parecía a veces, y lo valiente que parecía otras -

Su hermana le metió cien vestidos en el probador y ella solo se los probaba, salía, escuchaba las opiniones de su hermana y los ponía en los montones de: Perfectos, casi perfectos y normales.

Aún no había ni uno para su hermana que tuviera el privilegio de ocupar el lugar de perfecto.

Le tocaba probarse un vestido color malva con una abertura por encima de la rodilla hasta los pies. Ese era bastante bonito, y su hermana también lo vio así que no le dejo probarse ni uno más porque decidió que ese era el adecuado. Salieron de la tienda y caminaron calle abajo para buscar unos zapatos, bolso y joyas a conjunto. Cuando terminaron con todo esto fueron hacia donde estaba Harry, tomándose un café mientras hablaba por teléfono bastante alterado. Se sentaron las dos para tomar algo ya que tenían bastante sed y Louis apareció allí con una libreta en la mano mirando a Amy fijamente, Harry se estaba dando cuenta de lo incomoda que estaba su esposa.

- Amy, cuánto tiempo. Hacía años que no te veía por el pueblo – comentó el castaño mirándola fijamente -

- Si... Hacía tiempo que no venía. Ponme una coca-cola – Amy noto como una mano se posaba en la suya que estaba sudorosa -

- Ya has oído a mi esposa, una coca-cola, a mi otro café, ¿y a ti Kath? - se sobresaltó Harry al darse cuenta de quién era ese hombre, y comenzó a marcar el territorio acariciando su mano y subiendo hasta su hombro para abrazarla mientras Kath le decía a Louis lo que quería tomar -

Minutos después dejó las bebidas encima de la mesa y sin decir palabra volvió a meterse dentro del restaurante.

Eran ya las dos del mediodía y el sol estaba en su máximo esplendor, volvieron a casa de sus padres y se despidieron de ellos ya que tenían que volver al centro de Seattle y hacer un par de cosas antes de arreglarse para la fiesta. Los padres de las chicas le dieron un abrazo muy sentido a Harry, igual que Kath, y les pidieron que volvieran antes de la boda. Harry y Amy asintieron antes de meterse en el coche.

La rubia estaba a punto de cerrar la puerta antes de escuchar una voz que la hizo detenerse y volver a salir para mirar fijamente a su ex-novio.

- No quería molestarte... Era por si te apetecía tomar algo algún día de esta semana – murmuró Louis viendo que tenía publico -

- No creo que sea necesario esto, Louis... - dijo Amy mirando a Harry que tenia la mandíbula tensa -

- Me apetecería volver a verte... - volvió a murmurar Louis antes de que su mirada que era de pena se convirtiera en miedo al ver que un hombre fornido que le sacaba dos cabezas le cogía de la camiseta y le miraba amenazante.

- Mi esposa le ha dicho que no, y espero que sepa aceptar un no por respuesta, porque es lo único que va a conseguir. Y si no le molesta, váyase. – murmuró Harry entre dientes –

En las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora