Capitulo Doce

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Louis con la cabeza gacha y murmurando algo inteligible fue despidiéndose de los padres de Amy que le sonreían con nostalgia, ya que desde que Amy se fue del pueblo cuando rompió con él, pocas veces hablaban. Ella entró en el coche sin mirar hacía donde se dirigía Louis ni tampoco sin decir nada sobre lo que acababa de suceder, estaba viendo como Harry apretaba tanto el volante que los nudillos se le estaban quedando blancos.

Conducía al límite de velocidad permitido, pero ella sabía perfectamente que quería correr tanto como su rabia le permitiera... Cosa que le extrañaba muchísimo ya que ellos no estaban casados realmente y no tenía porque ponerse así.

Supuso que por el orgullo herido de un hombre al ver como pretenden a su mujer.

Con todos estos pensamientos en la cabeza ni si quiera escucho lo que Harry le estaba preguntando, así que se volvió hacia él, que tenía el rostro fijo en ella sin mirar la carretera.

- ¿Puedes hacer el favor de mirar hacia la carretera? Solo tengo veinticinco años... - gritó Amy -

- Según tu hermana parece que tengas más... - se puso de nuevo a mirar hacia la carretera -

- Que gracioso eres – dijo ella -

- Estar contigo me alegra los días, las horas, los minutos y los segundos – intentó el ser romántico, con una mirada de diversión en el rostro - 

- A mi no me alegra lo más mínimo – murmuró Amy mirando hacía la ventana -

- Que raro... Ayer te vi reírte bastante, desde que estás conmigo no haces otra cosa... - dijo él con burla -

- Cállate ya.

- No quiero, si hago todo lo que me dices nuestro matrimonio será un aburrimiento pequeña, supongo que el que ha sido tan irrespetuoso de pedirte una cita delante mío es Louis, ¿Que te paso con él? Te pone realmente nerviosa...

- ¿A ti que más te da? Tú dijiste que te lo expliqué todo en la noche de borrachera... - le dijo Amy nerviosa al ver que no había tenido la suerte de evitar esa conversación - 

- Si, solamente me explicaste que ese chico te había hecho mucho daño, que se había aprovechado de ti y repetías sin cesar la palabra bofetada... Espero que ese energúmeno no te haya tocado ni un pelo... - Ammy tragó saliva, al parecer el alcohol le desinhibía demasiado... Era capaz hasta de casarse - 

- No quiero hablar de ese tema, ni de Louis. He tenido suficiente con tener que pasar mi día de fiesta con mi familia, contigo y por si te parece poco, de compras con la maníaca de mi hermana.

Harry sonrió como si no le importara que Amy dijera que le molestaba pasar su día de fiesta con él. Cuando llegaron a la ciudad en vez de dejarla en la puerta de su casa, aparcó el coche en la esquina de la calle donde vivía Amy y al verle bajarse del coche, ella le miró extrañada.

- Te puedes ir ya... Dime a qué hora pasas a buscarme y ya esta... - susurró Amy, que no quería volver a verle en su apartamento -

- No... Te vienes a vivir conmigo... Sería ilógico que esta noche te presentara en sociedad como mi esposa y que después la prensa me viera traerte a este tugurio... - le dijo él con toda naturalidad -

- Sera un tugurio para ti, pero para mí ha sido la libertad. Es más tengo perro y miles de novelas que no cabrán en tu preciosa mansión. Lo siento pero si la prensa quiere hablar que hable.

- A mi mansión prefiero llamarle humilde hogar, pero tranquila hay espacio de sobra en esta para meter toda esa basura llena de romanticismo empalagoso, el cual deberías saber que no existe.

- Y tu deberías comprarte a alguien que te escuche, porque desde el momento en que has llamado basura a mis novelas, estás fuera de mi alcance sonoro – dijo ella y con la cabeza bien alta comenzó a andar hacia su apartamento escuchando la carcajada sonora de Harry, que la seguía por detrás -

Cuando Grym, al abrir la puerta fue a recibirla, se sentó en el suelo para poder abrazarle aunque era bastante dificultoso ya que el no dejaba de moverse queriendo saltar de alegría al verla. Amy se levantó del suelo y fue hacia su habitación a dejar el vestido y los complementos encima de la cama, al girarse chocó con un pecho rocoso y miró a Harry que le miraba fijamente.

- Sal de mi habitación... - susurró ella apartándose -

- No... - Él comenzó a recorrer la estancia que era bastante espaciosa y a mirar las estanterías llenas de novelas que iban desde el suelo hasta el techo, aunque no era ningún logro ya que tampoco era demasiado alto su apartamento. Harry fue directo a coger el primer libro de todos y ella sabiendo que libro estaba cogiendo ya que estaba todo ordenado alfabéticamente respiró hondo antes de pegarle un puñetazo - ¿A su merced? ¿Te gusta ponerte a merced de tu marido? - dijo él divertido -

- Suelta ese libro, es mi novela preferida y no quiero que tus sucias manos mancillen el nombre de Melanie Milburne – siseó ella con la vista puesta en lo que sostenían las manos de Harry -

- ¿A caso sabes si esa mujer cree en todo lo que escribe aquí? - dijo él divirtiéndose aún más con la actitud protectora de Amy -

- Suéltala o atente a las consecuencias – susurró Amy -

- Estoy temblando cariño – dijo él antes de que ella corriera hacia él y le quitara la novela de la mano, no sin antes darle una patada en la zona delicada -

Harry se doblegó ante la patada inesperada de ella, se sentó en la cama intentando calmar el dolor mientras veía como Amy miraba la novela con cariño y la dejaba en la estantería justo en el mismo sitio de donde él la había sacado. 

Pillando a Amy desprevenida la cogió por la cintura mientras ella seguía de espaldas a él y se acercó respirando agitadamente a su oreja.

- Me acabas de hacer daño pequeña... Y espero que no haya sido intencionadamente... Porque entonces no me quedara de otra que devolvértelo.... - susurró él junto a su oreja -

- Lo he hecho con toda la intención del mundo – dijo girándose aunque él mantenía las manos en su cintura - ¿Pasa algo por eso? - murmuró Amy con la cabeza alta -

- No pasa absolutamente nada... - dijo Harry antes de bajar la cabeza y capturarle la boca -

Al principio el beso era demasiado simple para lo que vino a continuación. Amy comenzó a acariciarle el pelo y él le apretaba más contra su pecho haciendo que ella notara el bulto que le provocaba todo aquello, metió la lengua buscando algo sin acabar de encontrarlo. Sin saber cómo estaban tumbados en la cama con ella encima de él mientras que la camiseta había desaparecido y solo estaba en sujetador, él comenzó a acariciarle el pecho por encima de la tela y Amy noto como estos se endurecían mientras soltaba un suspiro de placer. En un momento de lucidez se dio cuenta de lo que estaba haciendo y con quien, no sabía cómo era posible perder la cabeza de ese modo tan alocado. Se separó poco a poco de el mientras le miraba fijamente, los ojos verdosos de él le sostenían la mirada llenos de lujuria. Se levanto de la cama buscando su camiseta totalmente desconcertada. 

- La próxima vez deberás pensártelo dos veces antes de querer hacerme daño... Haz la maleta, y si no lo haces, te la haré yo. No voy a dejar que nadie hable sobre mi matrimonio, y menos la prensa rosa – declaro él antes de salir de la habitación -

Amy desorientada, por una vez en su vida acató una orden y cogiendo la maleta con la que se fue a Las Vegas comenzó a meter la poca ropa que tenía en su armario pensando en el beso que se acababa de dar con Harry.

En las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora