Capitulo Cuatro

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La botella de champan comenzaba a hacer efecto en Amy que a cada momento su risa era más desinhibida, y entre todas se terminaron la botella de champan en poco tiempo. La cámara soltaba un flash cada cinco segundos captando todo lo posible de aquella noche.

Esa mañana cuando salieron del hotel para hacer un poco de turismo, un de relaciones publicas les dio unos pases para entrar en la discoteca Lax en la misma calle donde se situaba el hotel, así que salieron rumbo a esta sin poder parar de reír y hacer tonterías.

Las seis chicas captaban las miradas de todos los transeúntes que se encontraban en la calle con más ruido y frecuentada de Las Vegas.

Cuando llegaron a la discoteca la música las envolvió y frenéticas se pusieron a bailar como si nunca antes lo hubieran hecho. Amy en un momento de lucidez se fijo en su hermana y en lo bien que se lo estaba pasando y no dudo en ir a abrazarla. La quería más que a nada, y ella estaba feliz si ella también lo era.

Katherine le dijo al oído que le invitaba a un mojito, y Amy acepto gustosa. Rumbo a la barra las hermanas no paraban de bailar y hacer cosas ridículas sin parar de reir.

Amy sabía que el mojito podía hacerla explotar ya que llevaba más alcohol en el cuerpo del que podía aguantar, pero se lo bebió igualmente como su hermana bailando en la pista. 

- Amy, tu eres la hermana mayor guarda las llaves de la habitación en tu bolso por si a caso – dijo Kath riéndose -

- Tienes razón – dijo Amy riéndose también sin saber el motivo, y guardándose las llaves en su diminuto bolso – ¡¡Más Mojitos!!

Todas se dirigieron a la barra y pidieron 12 mojitos y se los bebieron entre risas y balbuceos en un intento de hablar algo coherente. Todas estaban ya muy pasadas de copas, pero de igual manera agregaron una cerveza cada una a su repertorio de esa noche.

Amy un poco aturdida después de haberse bebido dos cervezas mas de las presupuestadas, decidió salir fuera de la discoteca a tomar el aire, pero cuando estaba camino a la salida de la discoteca vio a Harry con dos hombres y la pelirroja del restaurante. Se acercó y se paró en frente de él, sin decir palabra.

- Amy, ¿Estás bien? - dijo Harry divertido viéndola así, completamente borracha y mas hermosa que nunca -

- Si, estoy perfectamente... ¿Y tu? - le contestó Amy -

- También – respondió él sonriendo -

Amy posó su mirada en la pelirroja airada y siguió hacia la puerta para tomar aire pero se le rompió el tacón que llevaba y se cayó en medio de la discoteca, Harry fue a recogerla y salieron afuera.

- Tengo unos zapatos en el bolso – dijo la pelirroja viéndola cojear con el tacón roto – Si quieres te los presto.

- No, gracias. - dijo Amy mirándola mal -

- Bueno, como quieras, lo digo porque no sé como vas a caminar así – le sonrió dulcemente la chica -

- He dicho que NO.

- Será mejor que las presente... Amy esta es Silvia, la esposa de mi primo, que es este Liam, y su hermano Niall.

- Encantada – susurró Amy completamente muerta de la vergüenza por hablarle tan mal a la familia del hombre que la volvía loca, Silvia comprendiendo lo que pasaba, le sonrió de nuevo y le prestó los zapatos, a lo que ella no se negó -

Harry le dijo a Amy que podían ir a tomar una copa, ya que sus primos y la esposa de uno de estos se iban al hotel a descansar, ya que estaban aquí por negocios. Amy acepto gustosa de poder pasar un rato con Harry a solas. Fueron a un bar que se encontraba cerca, ella decidió tomar vodka con jugo de naranja y él pidió un whisky. 

La noche se alargó, y estaba tan cómoda hablando con él y bebiendo el dulce jugo con vodka que ni si quiera se acordó de su hermana y sus amigas que estarían preocupadas porque ella se habría perdido, y aunque aún no había acabado la noche, ni ella misma sabia hasta qué punto se había perdido.

En las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora