Capitulo Seis

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- ¿Perdona? ¿Cómo has dicho? ¿Estás de broma? ¿Cómo que casada? No es gracioso Amy - dijo su hermana mirándola incrédula -

- No... - susurró Amy más asustada aún al ver que su hermana no le decía que era una broma. Le entregó el certificado que decía que estaban casados y los ojos de su hermana se agrandaron conforme iba leyendo – No sé cómo ha podido suceder...

- No me lo puedo creer – su hermana estaba tan aturdida como ella – Esto es increíble… No puede ser. 

Amy se volvió a sentar en su cama, no se lo podía creer ella tampoco... Harry, ese hombre terriblemente atractivo con sus ojos verdes y ese pelo castaño lleno de rulos, al cual no conocía de nada y no tenía intención de conocer tampoco, pero... Estaban casados.

Repetir esas dos palabras mentalmente le dolía, la realidad le abofeteó el rostro... Ella quería una boda en una grandiosa iglesia, con muchísima gente a la que quería, con toda su familia para apoyarla y admirarla mientras pasaba con su gran vestido blanco en un día tan especial, mientras su novio le miraba desde el altar con los ojos vidriosos y llenos de amor.

Pero no. 

Ahora mismo estaba casada con alguien que no conocía, y con el que simplemente había una atracción, y no estaba emocionada ni contenta ni mucho menos enamorada.

- ¿Que vas a hacer? - se sentó a su lado Kath posando el brazo en su hombro, su hermana menor ofreciéndole consuelo... Qué triste -

- No lo sé Kath... Estoy asustada...- dijo Amy- Creo que debería ir a hablar con él... - la chica rubia con cara de preocupación miro a su hermana para ver si ella aprobaba esa decisión -

- Yo también creo que deberías...

Amy con todo el valor que no tenía y mientras las piernas le temblaban caminando pasillo abajo. Pensó en que le diría y como... 

Tocó varias veces en la puerta pero no obtuvo respuesta, más nerviosa aún que cuando salió de su habitación, volvió a intentarlo aunque sus esfuerzos fueron en vano porque Harry no abrió la puerta. 

Se dio la vuelta encaminándose de nuevo hacía su habitación pero escuchó la puerta abrirse en ese mismo momento, Amy girando su cabeza asustada mientras su cabello con el vaivén se movía, se quedó quieta de nuevo igual que él, mientras sus miradas se encontraban y se quedaban mirando sin decir ni una sola palabra. 

Él lo sabía, estaba segura que él lo sabía, la miraba diferente, con mucha más dulzura y algo más que Amy no pudo distinguir.

Cayo en cuenta de que frente a ella tenía a su marido...

Su marido,

Wow, que raro sonaba y aún sin quererlo las mariposas volvieron a su estomago y sin saber porque avanzó hasta quedarse a pocos centímetros de él...

- Harry debemos hablar – susurró Amy, pues no le salía la voz -

- Si, debemos hablar... - dijo Harry arrastrando las palabras – Pasa...

Ella entró en la habitación mirando alrededor, si la suya le parecía grande y lujosa la de él parecía el triple... Olía a él, era inconfundible... Se sentó sin que él se lo ofreciera en el sofá del salón, y él le siguió.

- No sé cómo decir esto Harry... - volvió a susurrar Amy aun sin encontrar su voz – Pero estamos casados...

- Lo sé.

- ¿Lo sabes? - le miró incrédula, ahora si encontrando su voz - ¿Como que lo sabes? ¿En qué momento de la noche me casé contigo? ¿En qué momento perdí la cabeza para cometer una locura como esa y casarme con un total desconocido? - dijo Amy furiosa por verle a él tan calmado -

- Justo después de que te pusieras celosa de la esposa de mi primo, y poco antes de que me explicaras tu relación desastrosa con tu ex Louis, y como tu familia siempre ha preferido a tu hermana, y lo mal que te han hecho sentir...

Amy no pudo ni rechistar, ¿Como sabia el todo eso? ¿Cómo sabia el nombre de su ex-pareja? ¿Cómo sabia lo mal que se llevaba con sus padres? Todo le daba igual en esos momentos, solo quería que esta pesadilla acabará cuanto antes, se sentía nerviosa en esa habitación.

- Me da igual lo que te expliqué, no te conozco, apenas nos conocimos ayer, ¡en el Ascensor! Y créeme que no quiero nada cont… – No pudo acabar la frase que intentaba expresar con seguridad porque Harry la levantó del sofá y la cogió por la cintura -

- ¿Estás segura? - susurró Harry a pocos centímetros de su boca, a tan pocos centímetros que notaba su respiración, notaba el olor al gel de ducha y notaba la atracción que hubo desde el primer momento que se vieron -

- Si – dijo ella mostrando una convicción la cual no tenía, mal hecho Amy se dijo a si misma porque en ese momento Harry se acercó lentamente dándole tiempo a retroceder pero ella no lo hizo -

Harry rozó sus labios, jugueteando con estos mientras Amy que soltando un suspiro dejo entreabierta su boca a lo que él introdujo su lengua para mezclarse con el sabor de ella, Amy se agarró de su cuello para no caerse, porque notaba que no aguantaría si él seguía con ese beso, ya había demostrado que si quería algo con él, pero no podía ser por lo que debía frenar ya o su vida quedaría sometida a acordarse de ese beso durante los años que le quedarán. Pero antes de hacer cualquier cosa, Harry lentamente se separó de ella, viendo como esos ojos grises se abrían lentamente desconcertados.

- Quiero el divorcio – dijo Amy sin voz, Harry le miró con burla -

- Se ha notado... - Él volvió a sentarse en el sofá acomodándose de nuevo -

- Quiero el divorcio, esto no puede continuar... Además no teníamos licencia ni hora para casarnos ayer, ¿Como lo conseguimos? - le espetó Amy -

- Estaba borracho, pero recuerdo que me pediste que por favor le suplicará al de la iglesia, que le sobornará... 

- ¿Pero porque mientes? 

- No miento.

- Si.

- No.

- Si.

- No.

- ¡¡Cállate!! - gritó Amy -

- Esta bien, dime en que parte de Seattle vives, allí tengo un hotel y puedo quedarme unos días mientras hacemos el papeleo.

- Vaya, vaya... ¿Así que eres el multimillonario hijo de papa que tiene hoteles repartidos por todo el mundo e intenta hacerlos funcionar cuando tu padre ya ha hecho toda la faena? - arrastrando las palabras Amy intentó hacerle daño, ya que su orgullo estaba herido cuando él le dijo que ella le suplicaba que se casarán la noche anterior -

- No – dijo Harry mirándole duramente con sus ojos grises – Mi dinero y mi fama me la he ganado yo con el sudor de mi frente, no tengo relación alguna con mi familia, como te expliqué ayer, aunque ibas demasiado borracha como para darte cuenta – le miró con desprecio -

- Ten – dijo Amy levantándose y apuntándole la dirección en un papel que había encima de la mesita de café del salón – Espero que los papeles del divorcio estén tan pronto como nos casamos, que error tan grande – susurró Amy dolida por su mirada – Adiós Harry.

- Adiós Amy, nos veremos pronto. -

A Amy escuchar su nombre pronunciado en esos labios que poco antes la estaban besando le hizo volver a sentir otra vez esas malditas mariposas, esas malditas mariposas que parecían no querían irse jamás cuando estaba con Harry, su marido...

En las VegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora