14.- No podía permitirse.

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Tenía frío. Mucho frío. El fuerte viento que soplaba volaba sus cabellos y le dificultaba el paso al caminar. No sabía dónde se encontraba. Todo estaba oscuro y tétrico. Los árboles no portaban hojas y el viento hacía un ruido extraño al chocar contra sus ramas. No había rastros de ningún animal, y tampoco podía oír nada.

Estaba asustada, pero, como buena Gryffindor, no lo daba a notar. Iba a llegar hasta el fondo de ese asunto.

El fondo del asunto se encontraba apenas unos metros más adelante.

Tessa sintió como si le hubiesen oprimido el pecho, dificultándole la respiración. Su boca se abrió, pero de ella no salió el grito que quería soltar, liberar.

Frente a ella, a tan solo unos pasos de distancia, estaba el cuerpo sin vida de James, viéndose como si una trituradora se hubiese divertido mucho con él. Un hilillo de sangre brotaba de su boca, y sus ojos miraban hacia el cielo, inexpresivos. Vacíos.

Tessa corrió hacia él. Pero se sorprendió al notar que no podía moverse. Volvió a intentarlo. Nada. Frustrada, miró a su alrededor, y un gritito escapó de su garganta.

No era el cuerpo de James el único que estaba allí, sino el de toda su familia y amigos. Vio el cadáver de Harry y Ginny, Lily y Albus, en un estado parecido al de James. Jadeó e intentó llegar a ellos, sin éxito. Metros más adelante, estaban las figuras sin vida de los Benedict. No muy lejos, en las mismas circunstancias, las de sus amigos. Todas sin vida. Todas ensangrentadas. Todas, muertas por su culpa.

Las lágrimas rodaron sin remedio por sus mejillas, y entonces, sintió un golpecito en su hombro, y se giró bruscamente.

Frente a ella, se encontraba la misma silueta encapuchada que había presenciado la última vez. Su boca era lo único que divisaba de él, y se curvaba en una sonrisa maliciosa. Regodeándose en su pena. Su dolor.

-¿Qué es esto? -gritó ella, entre lágrimas.

-El futuro. -le respondió-. A menos que decidas alterar su curso.

-¡Tessa! ¡Tessa, despierta!

Su boca se abrió en un fuerte jadeo, mientras se incorporaba rápidamente. Sentía el rostro mojado y, al llevarse las manos a las mejillas, notó que estaban empapadas en lágrimas.

Confusa, miró a su alrededor, y el reconocimiento brilló en sus ojos. Estaba en la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, en una de las lecciones de duelo. Prácticamente todo el salón, incluyendo al profesor Sanders, estaban cernidos sobre ella, preocupados.

-¿Qué... qué sucedió? -balbuceó.

-¿No recuerdas nada? -le preguntó James y, al mirarlo, Tessa vio la desesperación en los ojos de su hermano.

Tessa cerró los ojos, tratando de recordar. Se estaba enfrentando con Abraham Nott, iba ganando. Recordaba la sensación de triunfo que le había recorrido el cuerpo cuando levantó la varita para lanzar el hechizo decisivo. Pero entonces...

-Me desmayé. -susurró-. ¿Cierto?

-Fue peor que eso. -contestó Louis, completamente serio-. Te desplomaste como una bolsa de papas.

-Tus ojos brillaron de manera aterradora. -agregó una tercera voz, familiar-. Estuviste inconsciente quince minutos. Cuando te tocamos para llevarte a la enfermería, tu piel nos quemó como si fuera fuego.

Tessa se volteó hacia aquella voz, topándose con Scorpius. Sorpresivamente, era uno de los que se encontraban más cerca de ella. ¿Qué hacía él allí? Era un año menor que ella, por lo que no compartían clases. Lucía aterrado, incluso más que James, lo que la confundió. ¿Por qué, Scorpius Malfoy, iba a sentirse preocupado por lo que a ella pudiera pasarle?

Tessa Potter y los Herederos Tenebrosos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora