29.- Posesión.

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Tessa estaba por mandar todo a la mierda e incendiar medio colegio. Por más que intentaba sacar fuego de sus manos, no lo conseguía.

James suspiró.

—Creí que bromeabas cuando dijiste que eras una fracasada en esto.

Era la hora del almuerzo, y Tessa, en lugar de comer, se había ido a un aula vacía a practicar su don. James y Fred la acompañaron, mientras Scorpius y Lorcan se encargaban de empezar el dibujo.

Fred, sonriendo, le dio un mordisco a la manzana que se había traído del Gran Salón.

—Lindo. Tener un superpoder y no saber utilizarlo.

Tessa lo fulminó con la mirada.

—Sí sé usarlo. Me salió cuando Andy decidió asomar su trasero.

De repente, los ojos de James brillaron.

—Espera. En ese momento, tú estabas enojada. Sólo necesitas estar presionada.

Al entender a lo que se refería, retrocedió.

—Oh, no, James. Ni se te ocurra. Te juro que...

James le lanzó un golpe. Soltando un grito ahogado, lo bloqueó y frunció el entrecejo. Pudo haberle roto la nariz. Idiota.

Con una sonrisa lobuna, James se acercó a ella, apartándose un mechón de cabello de la frente. Le dio una patada, que ella, comenzando a fastidiarse, apartó con su antebrazo. Sin perder el tiempo, James se echó al suelo, barriendo sus piernas, y Tessa no fue lo suficientemente rápida. Cayó al suelo de espaldas, pero por suerte logró concentrar la caída en sus hombros así que no dolió demasiado. Aunque no tuvo tiempo de levantarse, pues James se echó encima de ella, sujetando sus muñecas por encima de su cabeza.

Y mientras tanto Fred... bueno, a él sólo le faltaban las palomitas.

Mirándola desde arriba, James sonrió.

—Apestas luchando.

—Me tomaste con la guardia baja, imbécil. ¡Soy tu hermana!

—Si quieres recuperar a Tom, tienes que controlar el fuego. Vamos, Tessa.

—¡Quítate!

—Oblígame. —James sonrió. Estaba disfrutando de esto.

Iracunda, se retorció como lombriz, enganchando los pies en las piernas de su hermano, intentando voltearlo y quitárselo de encima. En respuesta, James la apretó más.

—Así no —gruñó—. Usa el fuego.

Tessa se enojaba más a cada segundo. Prácticamente podía sentir la ira borboteando en el centro de su pecho. Las luces de la sala comenzaron a parpadear y apretó los puños a sus costados.

Los labios de James se curvaron.

—Eso es todo. Hazlo.

Tessa gritó.

La lámpara encima de ellos explotó, y una de las mesas estalló en llamas. Distraído, James miró hacia la mesa, aflojando su agarre. Aprovechando eso, Tessa empujó hacia arriba, y de un rápido movimiento, dejó a su hermano debajo de ella. Sudando y jadeando, pero paladeando la sensación de euforia, sonrió.

—Creo que gané.

James se reía.

—Bien hecho.

Matará a los que amas.

La sonrisa de Tessa se borró y lentamente se apartó de James.

Ese es tu destino, Tessa. La voz de Tom sonaba totalmente vacía y sin emoción.

Tessa Potter y los Herederos Tenebrosos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora