22.- Entrenamiento, bromas y algo más.

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Entrenar con Taylor era como chocar con una pared de ladrillo, recuperarse, y estrellar la cara en ella otra vez simplemente por el gusto de hacerlo.

En cuanto el tío de Tessa se encontró seguro de que estaban lo suficientemente descansados, había comenzado inmediatamente el entrenamiento. Los más jóvenes, los que no iban a pelear, se encontraban con expresiones divertidas en el marco de la puerta del jardín, como si lo más divertido del mundo fuera ver cómo les pateaban el trasero.

Y les pateaban el trasero.

Taylor tenía razón. Eran muy diestros en el arte de la magia, pero de lucha muggle no tenían mucha idea. Lo primero que les enseñó fue como caer, lo que Tessa pensó que iba a hacer muy fácil, hasta que Taylor la derribó apenas tocándola.

—Ha sido un golpe con cariño, y no has caído para nada correctamente. —le había dicho, entre las risas de los demás.

A partir de ese momento, Tessa prestó atención. Taylor les enseñaba por turnos como debían caer, con la parte de arriba de los hombros, ya que era más fácil levantarse y dolía menos. El que mejor lo hacía sin duda era James, quien ya debía tener una noción de todo esto gracias a todas las películas muggles de acción que veía.

Finalmente en su, por lo menos, decimotercer intento, logró caer como se debía, y se sintió como si hubiese ganado una pequeña batalla. Todos la miraban como diciendo "ya era hora", pero Scorpius le dedicó una sonrisa, y eso era suficiente para ella.

—¿Cuándo entrenarán con las dagas? —preguntó América, quien se encontraba entre los que no iban a pelar, ya que James había insistido en que no se esforzara debido a su embarazo.

Taylor bufó. —Tessa apenas ahora aprendió a caer correctamente. Al paso que vamos, cuando lleguen los Herederos Tenebrosos apenas estará aprendiendo cómo sujetar una daga.

Scorpius se tensó a su lado, y Tessa supo que no le gustaba la forma en que le hablaba, pero ella lo entendía. Acababa de perder a su esposa, y aunque en el exterior aparentara estar bien, en su interior estaba roto. Probablemente siempre lo estaría.

Taylor al ver la postura defensiva de Scorpius, suspiró. —Lo siento, Tess, eso no estuvo bien. Simplemente quiero que todo salga bien en la lucha. No quiero verte herida, a ninguno de ustedes.

Tessa asintió y le dedicó una sonrisa. —Lo entiendo, Taylor, está bien.

Su tío el devolvió el gesto y procedió a enseñarles los métodos de bloqueo, otra cosa que presentía que no iba a salirle bien.

El entrenamiento duró un par de horas más, hasta que hicieron una pausa para comer. Tessa y sus amigos se sentaron contra la pared, degustando deliciosos sándwiches de jamón que su madre les había preparado.

—¿Por qué los mayores no entrenan con nosotros? —preguntó Lorcan.

Louis tragó lo que tenía en la boca antes de responder. —El tío Harry les está dando "clases" más avanzadas.

Claire hizo una mueca. —Por suerte. Si con las clases básicas ya me duele hasta el páncreas, no quiero imaginar cómo sería en las avanzadas.

Tessa también se encontraba muy adolorida. El único ejercicio que había hecho en su vida había sido subir y bajar las escaleras, sin contar los partidos de Quidditch, y ahora sus músculos no estaban muy felices con ello. Estaba bastante segura de que más tarde tendría moretones en la espalda.

—¿Están seguros de que todo saldrá bien? —preguntó América, tratando de ocultar el nerviosismo detrás de aquella pregunta.

James le dedicó una sonrisa tranquilizadora y le pasó el brazo por los hombros.—Tranquila, Mare. Están conmigo, ¿no te das cuenta de que sólo por eso los Herederos Tenebrosos saldrán corriendo como ratas?

Tessa Potter y los Herederos Tenebrosos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora