Tessa Potter y los Herederos Tenebrosos.

24.- Hoyo.

Tessa caminaba ese mismo día por los pasillos de su casa, dirigiéndose sin pretenderlo a la habitación de sus padres. Necesitaba hablar con ellos, acerca de todo lo que estaba rondando por su cabeza últimamente. Sentía que hacía mucho que no hablaba con ellos, y los necesitaba.

Dio dos golpes rápidos con sus nudillos a la puerta, y desde dentro se escuchó la voz de su padre, diciendo: "Adelante". Ella entró, descubriendo a sus padres sentados en el asiento de la ventana, observando las calles.

Ginny sonrió al verla. —Hola, cariño. ¿Ya abriste tus regalos?

Tessa asintió con la cabeza y se sentó en medio de los dos, como cuando era pequeña y ellos les contaban cuentos para dormir.

Su padre tomó su muñeca, tocando con su pulgar la pulsera. —¿Scorpius? —preguntó.

Tessa volvió a asentir, esta vez con una sonrisa.

—Oh, Tessa, es preciosa. —exclamó su madre, también tocando le brazalete—. Él es un chico tan especial, nena.

—Lo es. —susurró, atragantándose con sus propias palabras.

—¿Y esto? —los dedos de Harry tomaron el collar alrededor de su cuello.

Tessa sonrió esta vez más ampliamente. —Me lo dio Taylor. Es una foto de mis padres y Tom.

—¿Puedo verlo? —preguntó, y ella asintió, tomando el objeto y abriéndolo.

Los ojos de su padre brillaron cuando se escucharon nuevamente las voces de Thomas y Alex, diciendo: "Mira para la cámara, Tessa", y "No golpees a tu hermana, Tom, y mira la cámara". La propia Tessa sonrió al escuchar sus risas.

—Merlín, eres igual a tu mamá. —susurró su padre sonriendo, y Tessa sintió cómo su corazón daba un vuelco. Le gustaba que la compararan con ella. Su madre había sido una mujer realmente hermosa.

—Tessa. —la llamó su padre, al ver que no contestaba—. ¿Qué hay en tu cabeza?

Y en ese momento, ella se rompió. Había muchas cosas rondando por su cabeza, pero solo le dio voz a una. —No quiero matar a A.S. —susurró, su barbilla comenzando a temblar—. Y eso me hace sentir muy mal, porque se supone que como buena Gryffindor, debería querer hacer lo que fuera por mantener a salvo a los que amo, y sé que podría matarlo, cuando llegara el momento. Pero... no quiero. No creo sentirme lo suficientemente preparada para matar a alguien, por muy malo que sea.

Sus padres la observaban con infinita ternura, pero fue Harry el que habló. —Tienes un corazón tan bondadoso, Tessa. Merlín sabe que te entiendo mejor que nadie. —hizo una pausa, vacilando—. Bueno, yo nunca tuve dudas acerca de matar a Voldemort, pero es diferente. Yo crecí desde los 11 años sabiendo que sería yo quien tendría que matarlo. A ti todo esto se te fue lanzado encima en menos de un año.

—Se supone que ibas a tener un año tranquilo y luego te graduarías de Hogwarts. —dijo su madre—. Nadie esperaba que pasara esto. Y hay una diferencia muy grande entre querer y poder. Tú puedes matar a A.S, pero no quieres. Y eso está bien, cielo. Ninguna persona que tenga bondad en su corazón quiere realmente matar a alguien, aunque haya hecho cosas terribles.

—Y no estás sola. —añadió su padre—. Nos tienes a nosotros y a los Weasley, a James y a tus amigos. Y ahora, también tienes a Scorpius. No tendrás que enfrentarte a esto tú sola.

Tessa sentía un nudo quemando en su garganta, pero les sonrió a sus padres, no dejando a las lágrimas salir.

Tenía que ser fuerte, no sólo en la batalla con los Herederos Tenebrosos. Pronto, todo acabaría, y sus vidas volverían a la normalidad.