Capítulo 13

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A la mañana siguiente me desperté en mi habitación del hotel abrazado a Amy. Aún recuerdo como después de lo ocurrido volvimos al hotel y su hermano ni la abrió la puerta... Estaba actuando como un capullo. Vale que yo lo fuera con muchas chicas, lo admito. Pero ellas saben de antemano como soy, además de que con Amy es diferente, ella es diferente a las demás. Es única.

En ese momento noté como se empezó a mover despertándose y la miré sonriendo.

- Buenos días princesa -dije en su oído y se río-.

- No te pega ser tan cursi Hemmings -dijo escondiendo su cara en mi cuello-.

- Encima que soy amable... Ni un buenos días recibo a cambio -puse cara de lástima-.

Ella apoyó la barbilla en mi hombro y me miró abriendo un ojo. Sonrió mordiéndose el labio. Joder, como me gustaba cuando hacia eso.

- Buenos días Lukey -se acercó a darme un beso en la mejilla pero giré la cara besándola-.

- Así mejor -sonreí-.

- No eres listo ni nada -se río incorporándose en la cama-.

Me puse a su altura.

- Puede que un poco -reí-. ¿Quieres bajar a desayunar?

-Nego con la cabeza -me muero de hambre, pero estoy tan cansada que no me quiero mover de la cama -dijo volviéndose a tumbar-.

-Eso uiene solución -dije mientras cogía el teléfono de la habitación - ¿Servicio de habitaciones?... Si mira, soy Luke Hemmings y estoy alojado en la habitación 232 y querría el desayuno en la habitación... Un poco de cada cosa que tengan para dos... Vale, gracias.

-Me miró Amy levantando una ceja - ¿tanta comida? -preguntó-. Te va a salir carisimo.

- Me da igual -me encogí de hombros y me tumbé a su lado- puedo permitirme un capricho.

- Yo pago la mitad.

Negué con la cabeza.

- Soy un caballero y no dejaré que pagues

- Lo primero -dijo levantando un dedo- no creo que seas todo un "caballero" y segundo -levantó un segundo dedo- estamos en el siglo XXI y las chicas no nos morimos por pagar una comida.

- Primero -dije imitandola- si lo soy y segundo si yo quiero invitarte que?

- Callate ya anda pesado -Se río y me beso dulcemente-.

Se lo seguí sorprendido y puse una mano en su mejilla.

-Si me callas así callame siempre -dije sobre sus labios-.
- Lo haré más a menudo.

Me volvió a besar tumbandose encima mía.

- Así me gusta -me rei-.

Ella escondió la cara en mi cuello y la abracé contra mí.

Me encantaba estar así con ella, nunca había estado así de bien con una chica y además nosotros no eramos nada todavía. Nada serio quiero decir.

Estuvimos así en silencio, yo la acariciaba la espalda y ella dibuja cosas imaginarias en mi pecho, durante diez minutos o más, no lo sé. Solo sé que tuvimos que separarnos por el sonido de la puerta.

- Voy yo -la quité de encima mía con cuidado y fui a la puerta-.

Pagué al chico del servicio de habitaciones y volví a entrar en la habitación con un carrito lleno de comida.

- Tenemos desde cruasants hasta huevos con baicon pasando por cereales -le anuncié a Amy-.

- Genial -sonrió ella-. Poco más y tendría que comerte a ti del hambre que tengo.

- Si quieres lo devuelvo eh -Sonreí de lado- no tengo problema en que me comas -la guiñe un ojo-.

-Anda no seas tonto y ven aquí -dijo riéndose-.

Puse varias bandejas entre nosotros en la cama y empezamos a desayunar.

Jugamos a ver quien encestaba antes un cereal en la boca del otro y descubrí que los dos eramos pésimos en ese juego. No metimos una.

Después hicimos una competición de quien era el primero en beberse el zumo lo cual conllevó a que casi escupiéramos el zumo de la risa.

En definitiva: el mejor desayuno de la historia.

- ¿Sabes que tienes bigote? -dije riendo al ver su cara al intentar mirarse-.

- Trae, deja que te ayude - dije acercándome y limpiándola con una servilleta - ya esta.

La miré a los ojos y supe en ese mismo momento que estábamos pensando en lo mismo. En besar al otro. Así que no tardé un segundo más y la besé.

Ya extrañaba sus labios y no hacía ni media hora de que la había besado.

Hice que se sentara encima mía y volví el beso más apasionado. Ella enrollo las manos en mi cuello intentando juntarse más a mí todavía -cosa que era imposible-.

Se separó un momento para coger aire y la miré mordiéndome el labio. Me estaba volviendo loco. Me di cuenta de que ella me estaba mirando igual y ella me quitó la camiseta. Aproveché para besarla el cuello mientras ella recorría todo mi torso con sus manos.

-Me... encantas... -dije entre beso y beso-.

Ella cogió mi cara entre sus manos y me besó como nunca a la vez que dejaba algún mordisco por mi labio inferior.

Ahora la quité yo a ella la camiseta y la acaricié la espalda mientras dejaba que ella me besará el cuello.








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⏰ Última actualización: Dec 07, 2015 ⏰

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La apuesta (Luke y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora