Capítulo XLVI

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Me levanté de la banca y recorrí con la mirada ambos caminos: "dos opciones, solo una correcta", o era volver a casa y tener una buena riña, o era seguir con mi camino para que nadie nunca me rompa el corazón. La calle puede hacerte fría, puede congelar tu corazón, eso podría servir, pero por otro lado, en casa, donde suponía tener un hogar, había una, dos, tres personas que se interesaron en mí, personas a quienes gastarían horas de su vida por verme sonreír.

¿Quién era yo para decidir lo correcto o incorrecto?, yo quería cambiar. Me imaginaba un futuro en un apartamento, con unos amigos que llegasen y nos preparáramos para salir, ese futuro donde usaría lentes de contacto de por vida, donde nunca habrían más frenillos ni cabello horrendo ni corazón para pasar sólo penas por razones explícitas. Las abolladuras de mi corazón ya no serían un problema y las lágrimas que amenazaban con salir se quedarían atrapadas para siempre dentro de mí.

Primero, ¿A casa o a la calle voy?, es definitivo que a casa no quiero que me reten ni sermoneen, además, nunca se preocuparían de que volviera a recaer en lo mismo queriendo irme, porque seguro que ya lo estarían esperando...

Segundo, ¿Amigos o enemigos tengo?, Raini, Nathan y Ross desaparecían en este momento, ¿Ellington dijo que sus padres estaban de viaje?, bueno, es obvio que deben de haber vuelto, ¿cuántos años dijo que tenía? 20 años. Tendré que hacer la carita de perrito abandonado más buena en todo el mundo para convencerle de esto.

Tercero. ¿sé donde queda su casa?, entonces está decidido, prender mi teléfono, mensajear a Nathan y preguntarle dónde está la casa de Ellington.

Cuarto, ¿no había pasado ya por esta plaza hace un rato y ya estoy dando círculos idiotas?

Quinto, debería de dejar de hablar sola en mi cabeza, porque en serio eso no ayuda.

Sexto, no seguiré contando más, debo prepararme, practicar mi carita y prender mi teléfono para mensajear a Nathan, espero él no se haya enterado aún de nada...

Saqué el teléfono del bolsillo y lo encendí, esperé mientras agarraba fuerte mi neceser con mi mano derecha y suspiraba y maldecía en voz baja, no tenía razones para maldecir a nada ni nadie, pero estaba cansada de tener que guardarlo todo siempre para mí. Caminé maldiciendo un poco más en voz alta y cuando terminé y puse el número de Nathan y le envié el mensaje miré la calle a un lado y al otro y crucé, estaría bien comer algo mientras, así que iré a la cafetería.

Sólo entonces cuando entro a la cafetería veo a una chica enviando mensajes como loca y sonrojándose cada vez que suena su teléfono de vuelta que ella envía cosas y cosas, parece hablar con su novio, los recuerdos golpean mi mente otra vez. Las frases, nuestras promesas, oraciones simples y que derritieron mi corazón miles de veces...

"Soy tan devoto a ti. Sin importar lo que la demás gente me diga, no puedo dejar de... estar cerca de ti..." Cuando acarició mi mejilla y me tomó de la mano llevándome al centro comercial luego de eso, fueron las experiencias más bonitas de la vida y lo extraño es que... nunca vimos a nadie en el centro comercial, nunca como cuando vi a Trixie aparecerse en frente de mamá y Nathan en el ascensor, no pensé que Ross fuera tan precavido, ¿sabía a qué lugares visitar cuándo, dónde y por qué?. No me importa eso, lo que me importa es que posiblemente en este mismo momento ya me esté olvidando...

"Elige un adjetivo posesivo para llamarme..." había esperado a que él eligiese uno para mí, pero me había dicho miles de veces que yo era su 'por siempre', cuando me había quedado callada él me juntó las manos con las suyas y me hizo reaccionar quitándome los lentes y haciendo que me acostara en la manta y cerrara los ojos mientras él me contaba la historia de dos chicos adolescentes que se enamoraron a los trece años de edad cuando el chico iba por bicicleta y no supo detenerse con el freno y chocó con la chica, la chica aturdida y con todas sus hojas y sus libritos en el suelo no le miró si quiera, estaba muy tímida esos tiempos, y el chico se bajó como un caballero, la ayudó y le pidió perdón y entonces desde ahí el chico había sentido una chispa en "esa chica" que era yo.

Forever |Raura||Adaptada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora