Capítulo 7 "Y ahora qué?"

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CAPÍTULO VII

¿Y AHORA QUÉ?

- Quiero que te vayas de la casa – sentenció

- ¿Qué? – dijimos sorprendidos Trunks y yo, a coro

- Lo que oyes, quiero que te vayas de inmediato de mi casa

- Bulma, no estoy entendiendo – le dije, parándome a su lado, tratando de acariciar su rostro. Pero ella me lo impidió

- Ya lo supe todo. Ya sé por qué pasas tanto tiempo con Gokú - decía, mientras caían lagrimas por sus mejillas – yo creí que eras un hombre que no eres, que no existe y que jamás existirá, así que lárgate.

- Pero Bulma... no es tan grave, Kakarotto y yo aún no hemos hecho nada... - me defendí

- ¡Cállate! – me gritó, tapándose los oídos – no quiero los detalles, sólo quiero que te vayas, y que no regreses. Ya nos has hecho suficiente daño.

Bulma se fue, dejándonos solos nuevamente. Trunks y yo no miramos, sin entender muy bien qué era lo que estaba pasando.

- ¿Qué hiciste papá? – me preguntó Trunks

- Nada. Aun. – respondí

- ¿y ahora qué?

- Supongo que lo mejor es no cruzarme por el frente de tu madre...

- Eso creo. ¿y piensas irte?

- Supongo – respondí

- ¿y a dónde?

- No lo sé

- Ay, papá. Sé que no debo meterme en tus problemas con mi mamá, pero eres mi padre, te respeto y te quiero.

- No seas cursi, Trunks.

- Lo que quiero decir - continuó – es que puedes quedarte en mi departamento, al menos hasta que sepamos qué le pasa a mi mamá.

- Está bien, hijo. Vámonos.

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DOS HORAS ANTES, EN CAPSULE CORP...

- ¿Qué rayos le pasa a Bra? – Me preguntó Vegeta

- No lo sé – contesté preocupada

- Deben ser cosas de chicas – dijo Trunks, restándole importancia

- No – dijo, con mi sexto sentido de madre – desde que llegó se ha comportado extraño. Mejor iré a verla.

Subí lo más rápido que pude a la habitación de mi hija, y la encontré llorando acostada en su cama. Estaba desconsolada.

- Bra ¿Qué es lo que te pasa? – pregunté, sentándome a su lado

- Mamá... - lloraba – necesito que llames a la Tía Milk, es urgente

- ¿A Milk? ¿Y por qué? – inquirí desconcertada

- Hazla venir lo más rápido posible.

Tal y como mi hija me pidió, llamé a mi amiga al Monte Paoz, quien aceptó venir.

Al cabo de una hora Milk llegó en compañía de Goten Y Pan. Los hice subir hasta el cuarto de Bra, donde ella se trató de tranquilizar y se limpió la cara con unos pañuelos. Pan se acercó a ella y le dio un abrazo.

- Amiga... ¿Qué es lo que pasa? – le preguntó Pan

- Mamá, Tía Milk, lo que necesito decirles es algo muy importante – sollozó – sé que lo que les voy a decir es muy terrible... pero tienen que saberlo

- Es mejor que vayas al grano hija – le dije, con una sonrisa

- Está bien – ella tomó aire y prosiguió – descubrí porque mi papá y el Tío Gokú pasan tanto tiempo juntos.

Nos quedamos en silencio; por el llanto de Bra parecía ser algo bastante malo.

- Habla ya – le dijo Milk, algo histérica

- Hoy quedé de juntarme con una amiga de la escuela en el centro comercial. Como ella se atrasó, comencé a pasear por las tiendas. Entonces, en un pasillo, vi que estaba mi papá con el tío Gokú. Me iba a acercar a ellos, pero entonces los escuché que hablaban con otro hombre.

- ¿Y de qué hablaban? – pregunté curiosa

- El tío Gokú le decía que ellos... que ellos – lloraba mi hija

- Bra, cálmate – le dijo Goten, acariciándole el cabello

- ¡El tío Gokú dijo que ellos están muy enamorados! – exclamó

Nos quedamos mudos durante un instante. Pan y Goten se miraron y se largaron a reír.

- ¿Por qué se ríen? – les gritó - ¡No ven que esto es en serio! ¡Mi papá y Gokú son pareja!

- Mi Gokú... - comenzó a llorar Milk

- No puede ser cierto... - dije, cayendo en cuenta de lo que mi hija decía – Vegeta y Gokú... cómo pueden ser pareja, si se odian...

- ¡Mamá, yo misma los escuché! Mi papá no lo quería reconocer, pero al final lo aceptó

- Bra – le dijo Goten - ¿estas segura de lo que dices?

- ¡Estoy completamente segura! – gritó, rompiendo a llorar en los brazos del chico

- Gokú... - lloraba Milk, mientras pan trataba de consolarla

- Yo... necesito estar sola. – dije saliendo de la habitación.

Mi corazón latía con fuerza, la vista de a poco se me comenzaba a nublar con las lágrimas que brotaban de mis ojos. No podía estar pasando, era una pesadilla. Mi propia hija me decía algo así, no podía ser mentira. Si Bra estaba tan afectada aquello era cierto. Al parecer había perdido a mi esposo, al amor de mi vida, y quien me lo quitaba era nada menos que mi mejor amigo.

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- ¿Y ahora qué? – me preguntó Kakarotto

Aparentemente él también había sido echado de su casa. Aunque no sabíamos el motivo, esas mujeres nos habían echado, sin decirnos ni media palabra.

Ambos estábamos en el departamento de Trunks, que, al igual que nosotros, seguía sin entender lo que ocurría.

- Pues no lo sé, Bulma está loca – dije, cruzándome de brazos

- Papá – me dijo Trunks - ¿Y si hablas con ella?

- Tú me viste intentarlo.

- Bueno, entonces supongo que yo tendré que averiguarlo – habló el chico, poniéndose de pie

- ¿A dónde vas? – le pregunté

- A casa. Espero que mi mamá o Bra quieran decirme qué pasa. Hay comida en la despensa. No sé a qué hora regrese. Adiós.

Trunks se marchó, dejándonos solos.

- ¿Sabes que pienso? – dijo Kakarotto

- Tú no piensas – contesté

- Creo que todo esto es porque tú y yo tenemos un secreto... - dijo

- ¡Pues no me digas! – exclamé, ante lo evidente - ¿Y te costó mucho llegar a esa conclusión?

- La verdad, sí, un poco – respondió sonriente, con su mano tras la nuca.


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