Capítulo 15 "Los traidores"

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CAPÍTULO XV

LOS TRAIDORES

- Leah, por favor – dije, a la vez que ella acercaba su rostro al mío – no lo hagas...

- ¿hacer qué? ¿darte un beso? ¿por qué no? – preguntó, ya demasiado cerca

- Porque sabes que no podré detenerme.

Tal y como le advertí, no pude contenerme, y nos besamos apasionadamente. De pronto nos detuvimos, había algo en mí que sabía que no debía continuar con ello.

- Leah... ¿Qué es lo que quieres de mí? – pregunté

- Todo... te quiero a ti

- Pero... tengo esposa, hijos, una vida aquí... - argumenté

- Pues... yo supe que querías recuperar tu lugar como rey – dijo

- Kakarotto siempre hablando de más... - alegué

- Eso no importa. Sólo una mujer saiyajin puede entender cómo te sientes, conmigo puedes hacer realidad tu deseo, podemos comenzar un imperio...

La observé y lo pensé un segundo; tal vez ella tenía razón... tal vez no era una idea tan descabellada. Leah podía entenderme, ambos somos guerreros saiyan de raza pura.

Ella volvió a acercarse a mí, juguetona, abrazándome.

- Dime que al menos lo vas a pensar – susurró

En ese momento, kakarotto apareció, fruto de su tele transportación.

- Kakarotto, te dije que te largaras – le regañé, soltando a Leah

- Sí, pero es que con Mika no sabíamos si te quedarías a cenar, así que vine a preguntarte – contestó, ingenuamente

- No, no me quedaré – gruñí

- Pero querido, quédate – insistió Leah

Sólo al oir la palabra "querido" Kakarotto pareció interpretar la situación. Entonces me miró con cara de pocos amigos.

- No, yo creo que Bulma debe estar esperándote para cenar. Es mejor que te vayas – me dijo, con un extraño tono serio

- Kakarotto ¿Por qué mejor no alcanzas a Mika? – le propuso Leah – esa chica es algo descuidada para cazar

- Está bien – contestó kakarotto, sin sonreír. Y se fue.

- Es cierto, kakarotto es amigo de tu mujer – razonó Leah

- Si... y hablando de ella... - dije – sería mejor que no vuelvas a ir a mi casa a decirle cosas a Bulma... ni a mis hijos

- Está bien – aceptó ella, poniéndose coqueta otra vez – no iré, pero me debes agradecer que no le di detalles del asunto de la boda, en especial de los monos gigantes destruyéndolo todo

No pude evitar sonreír. Me parecía que lo menos importante era el tema de los monos gigantes.

- Me voy – dije decidido

- ¿así sin nada más? – preguntó

Volví a sonreír, me acerqué a ella y son consultar le di un beso. Luego de eso, me marché.

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A la mañana siguiente, desperté un poco confundido. Había pasado la noche con Marron, que dormía a mi lado, pero a quien no me podía quitar de la cabeza era a Pan. De pronto Marron despertó, y feliz, se acurrucó a mi lado.

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