Entre aulas, cartas, apuntes, pichorras y cervezas.

-1 -

Se levanta de la cama pensando que aun se encuentra en el pueblo pero la calidez del parquet le devuelve a la realidad. Un mal sueño le ha atormentado durante sus horas de libertad mental. Se dirige a la ducha, el agua fría recorre su cuerpo y le ayuda a despertarse, le gusta la sensación, cambiar del frio al calor, se recrea tarda en salir. De camino a su habitación se encuentra con su hermano que se marcha, le da un sonoro beso en la mejilla, se despide de ella. Frente al armario piensa - ¿qué me pongo? esto, aquello, lo otro de mas haya umhmhm, ¿pero con estos zapatos?

Una vez vestida y convenientemente perfumada se dispone a desayunar, había pensado en maquillarse pero para que, mejor ser natural, además ningún día para ir a clase lo hacía porque debía hacerlo hoy. En la cocina la tele repite los resultados de la jornada futbolística, no les presta mucha atención está disfrutando de su leche calentita que su madre con tanto cariño le había preparado,- hoy es un día importante- le había dicho mientras le servía- presta atención a lo que te digan y no te distraigas en la cafetería. -¡Me marcho!- dijo su padre que paso como un torbellino por la cocina dándole tiempo a besar a su mujer e hija, sin casi darse cuenta estaban otra vez solas. Su madre prosiguió con el discurso al que no presto atención, pensaba -¿será verdad todo los que nos dijimos después del colegio? ¿nos volveremos a ver otra vez? - recordaba lo bien que se lo había pasado estos últimos años. De repente la vibración de su teléfono la saco de su ensimismamiento. -Si mamá no te preocupes estaré bien, nos vemos esta tarde - salió dejando a su madre esperando un beso de despedida que como siempre no obtuvo.

Toca ponerse las gafas de sol, pero ese primer baño de sol le hace llenarse de vitalidad,- ¡Que haces ahí parada!- la voz de su amiga María la saca de su relax mental, dos besos de rigor.

- ¿Qué tal anoche?- pregunta con aire de malicia Helena-¿eh?..

- Normal, no sé qué quieres decir con ese tono- responde, las dos notan como el rubor aparece en la cara de María.

- ¡Así que bien eh! Cuenta, cuenta -le anima Helena con un tono malicioso. La charla continua animosa, entre unas cosas y otras han recorrido medio camino.

- He quedado en la puerta con Javi -comenta María, a lo que Helena asiente mientras de reojo se fija en el escaparate que acaban de pasar - ¿te has enterado lo que hizo el sábado?, que fuerte, se enrolló con la checa- continua contándole María.

- ¿Con la rubia de mechas?, no me digas, ¿pero esa no tenía novio?- intenta ubicarse Helena.

- Si es mas era conocido o algo así de Javi-

- Entonces ¿cómo fue?- pregunto intrigada Helena.

- Por lo visto Javi llevaba un pedo increíble, la otra había discutido con el novio y empezó a tontear con Javi, que como iba tan ciego no se daba cuenta ni con quien estaba y pasó lo que tenía que pasar-

- ¿pero cómo, sólo se enrollaron o hubo algo más?- preguntaba ansiosa de conocimiento Helena.

- Pues por lo que me contaron, entro el novio al servicio a mear y se los encontró ahí dale que te pego - seguía con la historia María.

- ¿no? Y que hizo-

- Dicen que se echo a llorar, por lo visto también iba fino-las dos se miraron y a través de los cristales oscuros intuyeron la risa de la otra.

El imponente edificio se alzaba ante las dos amigas que lo contemplaban obnubiladas, no era la primera vez que lo veían incluso habían ido en numerosas ocasiones, pero esta era diferente estudiarían allí por lo menos durante cuatro años, el optimismo del principio. En la puerta estaba Javi como si nada hubiese pasado en el fin de semana, al verlas llegar apago el mp3 y saludo a sus amigas. Recorrieron la entrada asfaltada, observando los bancos en los que tantos ratos al sol pasarían, reconocieron la biblioteca a su izquierda y el edifico principal a la derecha, llegando ya a la puerta del gran edificio, Helena noto como le empujaban por detrás dio un fuerte tras pies y casi cae al suelo sólo el certero agarrón de su amiga evito la catástrofe.