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La calle iluminada por el naranja de las farolas que apuntaban hacia la carretera, los porches iluminados con su luz blanquecina ofrecían el contraste, además de un abrigo para la gente que no podía soportar aquel viento que azotaba la madrugada. Por la acera avanzaban grupos de jóvenes unos de bajada al caso otros de subida a reencontrarse con el calor que ofrecía su casa y su cama. Las hordas de jóvenes que avanzaban en cualquiera de las direcciones no atendían al viento que campaba libre por la ancha calle, el contenido etílico les ayudaba a soportarlo.

Caminaba entre estos grupos acompañado de sus compañeros de piso y demás amigos que aquella noche les acompañaban, alguna tontería que otra subidas y bajadas de los bancos, fotos estúpidas y algún que otro intento de comunicarse con algún grupo de chicas que pasaba por su lado. Era la tónica general de la caminata que llevaban desde casa, donde noche atrás habían comenzado con las cervezas mientras veían el partido.

Se aproximaban al casco y la mayoría discutía sobre donde ir primero,-al bar de los chupitos ¿Cómo se llamaba?-decía uno- no a ese no que luego te emocionas y acabamos por los suelos nada más entrar- le replicaba otro. Mientras, Artigas seguía el paso de los demás un poco por detrás y absorto en sus pensamientos, lo único que le pasaba por la cabeza era verla y no quería otra cosa pero sabía que sería difícil. Esa misma tarde le habían dicho que ella no tenía pensado salir y eso había hecho que estuviera desanimado, si no hubiese ido nadie a su casa a ver el partido no habría salido. Cuando levantó la cabeza, que había llevado fija en el suelo la mayor parte del tiempo, para intentar responder a la pregunta que le formulaban, descubrió un grupo de personas que le resultaban familiares al final de la calle.

Estaban posando para una foto, y en medio del grupo la vio, desde ese justo momento algo que se apoderó de él hizo que no pudiese apartar la mirada de ella, en el momento que Freddy comenzó a saludarlo de lejos fue cuando ella se percato de la presencia de Artigas, este vio como ella se queda paralizada mirándolo fijamente como atrapada por la misma fuerza extraña que le mantenía a él atrapado. Al llegar a su altura y sin dejar de mirarla despidió a sus amigos:

- Ahora os llamo ¿va?- estos se fueron sin necesidad de más explicaciones entre risas y algún que otro grito de animo a su amigo que este ni escuchó.

- ... Hola- fue lo único que acertó a decir después de unos segundos de silencio donde se vio atrapado en la profunda y oscura mirada de esos ojos marrones que tanto le gustaban.

El sol entraba en la habitación por los agujeritos que tenía la persiana, que la noche anterior por desidia o descuido se olvido de bajar del todo, se dibujaban formas irregulares en las sabanas y el edredón que la cubrían. Llevaba un rato largo dando vueltas en la cama, enredándose en las sabanas que arrugadas proporcionaban una sensación de placer que solo se siente en esas mañanas de amanecer tarde, en las que ninguna obligación te empuja a abandonar la cama demasiado rápido. En esas idas y venidas no había podido dejar de pensar en él, era su único pensamiento desde hacía algún tiempo.

Lo había comentado con casi todo el mundo en quien confiaba, menos a María que entre exámenes y que esta salía más a menudo con su novio no habían tenido tiempo de conversar, pero algo había notado. Igual que se lo noto su abuela, que en el pueblo ya le preguntaba que quien era ese chico que le quitaba el sueño, era la única con la que había sido totalmente sincera y la que la había aconsejado, lo que Helena no había sido capaz de descubrir era si ese consejo había sido de provecho o no. – Hazle caso a tu corazón, y no tanto a tu cabeza mi niña- le había dicho la abuela. Pero eso casi le cuesta un par de exámenes, no había sido capaz de encontrar mucha concentración en la biblioteca con el delante y mirándola de vez en cuando, cosa que la hacía pensar que el también sentía algo, pero la frialdad con la que luego actuaba la desconcertaba y le hacía actuar del mismo modo a ella.

Entre aulas, cartas, apuntes, pichorras y cervezas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora