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Entreabría los ojos que después de un largo sueño, le revelaban un mundo nublado en el que poco podía distinguir y menos con esa luz y a esas horas. Por lo que asumió que se encontraba solo, una manta recubría sus piernas, alguna de sus hijas le habría cubierto al verlo dormir. No había podido resistir despierto y eso que lo intento con todas sus fuerzas pues de tanto tiempo intentando reunir a la familia al completo deseaba pasar con ellos el mayor tiempo posible. Después de cenar se habían puesto a jugar a un juego de mesas de esos de preguntas, pero a él no le apetecía aquella noche esforzarse en pensar así que se limito a sentarse cerca de ellos y mirar, a pesar de las insistencias de sus nietos que no consiguieron corromperlo y eso que ellos eran su debilidad y les consentía la mayoría de sus caprichos y peticiones.

Se termino de desparecer y vio que no estaba completamente solo como había supuesto en un principio, su nieto mayor estaba al otro lado de la sala en el ordenador estudiando seguramente, supuso. Al levantarse para recoger la manta se percato que en la meas estaban los álbumes viejos de fotos, imagino el rato que abrina pasado recordando y explicando cada una de las fotos a los más jóvenes antes de irse a dormir, se acerco a guardarlos a armario donde reposaban encima de la tele. Al abrirlo se encontró de bruces con una caja de zapatos amarillenta que reflejaba en su estado, el tiempo no se había portado bien con ella. Hacia años que no le hacía caso. Algo dentro de él le hizo cogerla una vez hubo retirado el polvo que la cabria no pudo reprimirse y se sentó de nuevo en su sillón para echarle un vistazo. Al abrirla el olor le resulto familiar y le trasporto a un tiempo lejano, las caras que iban a pareciendo le recordaban historias, momentos especiales y otros no tan especiales si no amargos, el recuerdo de amigos de la infancia que en aquellos imprudentes años habían jurado no separarse nunca y que por diversa causas habían fallado a su juramento. Después de largo rato mirando y remirando fotos y dejando que los recuerdos invadieran su memoria llego al final de la caja donde quedaban un puñado de fotos encima de un retrato más grande al verlo la tristeza le invadió de manera tal que se ensombreció el rostro y pareció mucho mayor de lo que era, esa visión le hizo guardar las demás fotografías y cerrar la caja. Después de unos minutos para reponerse de shock vivido se dispuso a irse a la cama.

- Me voy a dormir, tu deberías hacer lo mismo y dejar ya el ordenador, a saber lo que estés haciendo a estas horas- le dijo a Artigas.

- Nada solo hablaba con unos compañeros de la facultad-

- Hablar, a cualquier cosa la llaman hablar, pues eso que no te acueste muy tarde- mientras decía todo esto se iba en caminando a la puerta para salir, pero al pasar por detrás de Artigas y su ordenador vio algo que lo petrificado en el sitio. Artigas al sentirse observado, se volvió y vio a su abuelo allí de pie con una expresión sombría en la cara y mirando fijamente la pantalla del ordenador.

- ¿Qué pasa abuelo?- pregunto algo asustado.

- ¿Quién era la chica que salía contigo en la foto de antes?- pregunto su abuelo.

- Ah nadie, una compañera de clase- respondió Artigas descubriendo que no había sido los suficientemente rápido para cambiar de foto sin que la viera su abuelo.

- Buenas noches- acertó a decir su abuelo que abandonaba la sala ensimismado en sus pensamientos.

Artigas miro a su abuelo desconcertado, no entendía aquel brusco cambio de actitud, se quedo mirando la caja que acaba de dejar su abuelo en la mesa pensando que aquellos recuerdos de la juventud le habrían afectado, cuando se disponía a abrirla ara echar un vistazo a la caja la el parpadeo naranja le volvió atrapar en la pantalla, era la primera vez que pasaba tanto tiempo separado de Helena. Se echaban de menos, ambos deseaban que llegara ya la vuelta a clase y poder verse y disfrutarse, aunque eran conscientes de que esa vuelta también les llevaría inexorablemente hasta otro de los peores momentos del año, los exámenes pero esta vez los soportarían juntos. Estuvieron hablando riendo y leyéndose hasta que no pudieron más y decidieron despedirse.

Entre aulas, cartas, apuntes, pichorras y cervezas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora