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Caminaba bajo el frio con cuidado de no resbalar en la acera, la lluvia que acababa de caer había dejado el piso demasiado deslizante- un peligro que se utilicen estas baldosas- pensaba Hugo mientras veía como delante suyo tenían que ayudar a levantarse a una anciana que había dado con sus posaderas en suelo. La gente corría por la calle hacia sus trabajos, intentando alcanzar el bus o cualquier medio de trasporte disponible, algún intrépido zigzagueaba sorteando con su bicicleta a los demás viandantes. La gente se apiñaba en las paradas del bus intentado resguardarse del cierzo que azotaba con virulencia, había grupos de niños y padres esperando la llegada del transporte escolar, los niños correteaban y jugaban antes de que tuviesen que pasar la mayor parte de su tiempo delante de unos libros. Mientras los padres comentaban sus insulsa vidas en el trabajo intentando aparentar que eran algo más de lo que realmente hacían, alguna de las madres regañaba a su hijo por ser, eso un simple niño que lo unió que quiere es jugar como los demás, pero eso supone que la ropa se mancha y que la madre tendría que hacer más esfuerzos sin olvidar la apariencia de bárbaro que daba.

Después de cruzar todos estos sucesos habituales, Hugo llegaba a la facultad, pero en esta época en vez de encaminarse al edifico principal se desviaba hacia la izquierda atravesaba las puertas acristaladas de la biblioteca, accedió al piso superior una vez allí pudo vislumbrar un grupo de caras que le resultaba familiares, eran más o menos todos los días los mimos, los que se juntaban a esa hora antes de que la biblioteca abriese en el hall, recorrió el escenario con la mirada hasta que diviso la cara que estaba buscando.

Al final del la sala Helena esperaba apoyada en la pared con el bolso descansando en el suelo y una enorme carpeta en las manos.

- Llegas tarde- le reprocho a Hugo cuando este estuvo a su lado.

- Eso es relativo- replicó este – claro como te han traído en coche mientras yo me mojaba y me he tenido que pelearme con una señora mayor por el ultimo periódico, que llevaba como siete u ocho que eran los últimos, y no me quería dejar ninguno- en ese momento el sonido de las llaves abriendo el cerrojo de la biblioteca indicaban que comenzaba la caza por el sitio preferido por cada uno para estudiar.

Una vez las puertas abiertas empiezan las carreras, sin correr en las que todos vigilan a todos para que nadie le quite su sitio predilecto. Helena y Hugo llegaron a su mesa, ubicada a la derecha del cuerpo principal de mesas, situada entre las estanterías de libros. Ellos habían elegido aquel sitio el primer día que decidieron ir a estudiar a la biblioteca, se situaba muy alejada de las puertas de entrada. Tomaron asiento junto a la pared y desplegaron un arsenal de apuntes, que reservaban el sitio para los demás que debían venir mas tarde. Cada uno abre un paródico diferente y lo leen a diferentes velocidades, acabando extrañamente a la vez intercambio sin mediar palabra y mismo ritual. Al acabar Helena recupero el primer periódico comenzando el sudoku de la última página. A las nueve en punto de la mañana, dejo el sudoku y comenzó el estudio en el que su compañero ya estaba enfrascado. Poco a poco la llegada del resto de compañeros les interrumpía, hasta que estuvieron todos menos Freddy y Artigas:

- ¿oye Izaskun Freddy va a venir hoy porque le hemos guardado sitio?- le preguntó Helena, todo en voz baja para no molestar al resto de compañeros que estudiaban en la biblioteca, que en aquella época estaba abarrotada.

- Pues no lo sé ayer no hable con él fue imposible en toda la tarde- decía Izaskun.

- Yo he hablado con él esta mañana cuando me he levantado, que estaba conectado al Messenger- decía Hugo – me ha dicho que ha estado estudiando toda la noche porque por la tarde se había quedado durmiendo cuando llego del examen y que vendría, si eso a media mañana, si se levantaba claro o si no después de comer.

- ¿Y Artigas viene o que, que me tiene que dejar los apuntes?- decía María desde el otro extremos de la mesa.

- Tranquila que vendrá pero un poco más tarde que no es de madrugar- decía Hugo.

Entre aulas, cartas, apuntes, pichorras y cervezas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora