Dos

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Los días pasan en la tranquilidad de la casa. Mi dinero escasea ahora que estoy sin trabajo. He ido a algunas entrevistas de trabajo, pero solo me han dicho el típico "te llamamos" y en realidad nunca me llaman. Trato de no desesperarme, pero llevo casi un mes sin trabajo y no es sencillo.

Matías se ha mantenido distante luego de nuestra última conversación. Tal vez debería sentirme aliviada, pero una parte de mí desearía que él siguiera insistiendo. He pensado que, si no encuentro trabajo en un mes más, aceptaré la propuesta de Matías, no de volver a Ryts, sino de que me recomiende en alguna otra empresa, pues no soportaría tener que verlo todos los días, guardarme la vergüenza del rechazo, sentir que solo estoy ahí por lástima.

Durante la tarde, decido encender mi computador para poder buscar nuevos datos de trabajo. Tengo la esperanza de encontrar algo. Abro mi correo electrónico y sin saber por qué, una idea loca cruza por mi cabeza.

Desde que celebré mi primer mes en Ryts, jamás volví a revisar ese correo y nunca supe si Matías había respondido. Aunque era obvio que no. Entré en ese correo y como era de esperarse no había nada. Ninguna respuesta. Empecé a leer los correos que le había mandado y sentí rabia de mí misma, al darme cuenta de que nada había sido como yo lo había imaginado. Estuve tanto tiempo viviendo en una burbuja, creyendo que los cuentos, que los amores de libro pueden ser reales, pero no, mi triste realidad es esta: una chica desempleada, enamorada, rechazada y que hizo cosas ridículas y sin sentido para conquistar a un hombre de negocios.

Abro otras páginas y comienzo a buscar trabajo. Mando mi currículum a algunas empresas con la esperanza de cumplir con el perfil de trabajadora que buscan. Luego de pasar horas en el computador mi madre llega a casa y me llama a comer con ella. No tiene la menor idea de lo que me pasa. Le dije que Ryts no había cumplido mis expectativas, que necesitaba tomarme un descanso y buscar un nuevo empleo. Por suerte ella no cuestionaba ninguna de mis decisiones.

Comimos juntas y luego de una amena conversación, volví a mi habitación. Me percaté de que había dejado el computador encendido y decidí apagarlo, ya no tenía ganas de seguir buscando trabajo por hoy. Comencé a cerrar las pestañas del navegador y cuando llego al correo algo me deja helada: Un nuevo correo de Matías.

«Es una broma. No debe ser verdad ¿Por qué ahora?»

Comienzo a dudar, yo había decidido dejar atrás por completo las locuras de amor por Matías, quería alejarme de todo lo que me recordara a él.

«¿Lo borro o lo leo?»

Tenía muchas dudas, borrarlo era lo mejor, así sería consecuente con todo lo que he dicho y hecho estas últimas semanas. Sin embargo, la curiosidad comenzó a picarme.

«¿Y si ya sabe que fui yo? ¡Ay, no!».

Con ese último pensamiento dejé atrás todo cuestionamiento: tenía que leer ese mail. Al menos no estaba obligada a responder, tampoco sabría si yo lo había leído o no. Simplemente saldría de la curiosidad. El mensaje era escueto y frío, tal cual la personalidad de Matías, pero las pocas palabras que habían en el correo eran potentemente significativas.

"Siento no haber respondido antes. Me gustaría saber quién es la persona que está tras todos estos detalles, que por cierto extraño".

Quería gritar, no sé si de rabia o felicidad. Me puse de pie y comencé a dar vueltas por mi habitación, tratando de entender lo que Matías tenía en mente ahora. Yo había desechado toda posibilidad de acercarme a él, pero esto me tomaba por sorpresa. ¿Qué le había pasado ahora que quería saber quién era chica enamorada? Lo único que esperaba, en el fondo de mí, que no estuviera relacionándola conmigo. Eso sería fatal a estas alturas, completaría la imagen patética que tiene de mí.

Decido responder, no puedo darle ni un mínimo de esperanza de saber quién es esa chica enamorada. Él nunca lo va a saber que soy yo.

Me siento frente al computador y comienzo a redactar un pequeño mail.

"Matías...

Agradezco que quieras conocerme, pero tu tiempo ya pasó. Tengo un nuevo amor y no puedo seguir con juegos infantiles con alguien que nunca será para mí. Adiós".

Envío el mensaje y siento que he hecho lo correcto. Luego empiezo a pensar en qué pasaría si él siguiera insistiendo en conocer a la chica de los mensajes y yo aceptara, ¿Qué cara pondría Matías al saber que soy yo?

Fantaseo por un rato con la idea de que él valore todo lo que hice, que comience a buscarme y a tratar de convencerme de que hay una esperanza para nosotros. Desecho rápido la idea, sé cómo es Matías, eso nunca va a pasar, pero ¡es tan lindo soñar!

Comienzo a preguntarme cuánto tiempo más seguiré embobada con él, cuánto tiempo más me seguirá doliendo no tenerlo cerca. Toco mis labios y recuerdo aquel beso, aquel maldito beso que me marcó tanto. Era todo lo que había deseado, un beso de Matías era mi sueño hecho realidad, pero no en circunstancias como esa, no por lástima. Aun así, no puedo negar que fue el beso más maravilloso que me han dado, creo que jamás lo podré olvidar. De solo pensar en eso, mi cuerpo entero empieza a arder, a necesitar sentirlo cerca otra vez.

El sonido de mi computador interrumpe mis pensamientos. Un nuevo mail ha llegado. Me acerco para ver de qué se trata, temiendo que sea Matías el que me ha respondido. Luego recuerdo que él nunca ha respondido rápido nada de lo que yo le envío como chica enamorada, así que comienzo a calmarme. Sin embargo, me retracto de lo que estaba pensando al ver el nombre de Matías en mi buzón de entrada.

"Voy a averiguar quién eres y te daré las gracias en persona, aunque sea lo único que pueda hacer. Te lo mereces. Si no me dices quién eres, entonces tendré que ver las cámaras de la oficina o las de mi casa. Porque me imagino que te habrás dado cuenta de que en mi casa hay cámaras de vigilancia ¿Cierto?"

—¡Maldición! Soy una ingenua ¿cómo no me di cuenta de eso? —grito desesperada.

Me siento en la cama, me tiro el pelo, me siento más estúpida de lo que ya me sentía antes. Es que he hecho todo sin pensar. ¿Por qué? ¿Por qué ahora quería saber quién es esa chica? Al parecer Matías no me dejaría tranquila. Seguiría, de una u otra forma, siendo una sombra de la cual no me podré apartar. 

Hasta que me olvide de ti #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora