Me fui directo al baño, tenía que calmarme antes de hacer cualquier cosa. Comencé a pensar que tal vez no era una buena idea contarle a Matías de lo ocurrido, pues él creería que estoy celosa sin razón y no quiero que piense eso de mí. Sin embargo, no quiero ver a esa tipa cerca de él ni un minuto más ¿Podré pedirle que la eche? ¿O es muy malo de mi parte?
Luego de darle muchas vueltas, a la situación, volví a mi lugar de trabajo. No iba a dejar que una cualquiera se entrometiera en mi vida, al fin y al cabo, Matías me había escogido a mí, cada tarde la pasaba conmigo, sus besos me los daba a mí. ¿Qué tenía esa chica de él? Absolutamente nada, solo vagas ilusiones de algo que nunca se va a concretar.
Decidí no decir nada de momento, quería separar el trabajo de mi vida sentimental, aunque eso ya estuviese todo junto desde el momento en que Matías apareció.
Al salir del trabajo, como la mayoría de los días, me fui a la oficina de Matías a esperarlo para irnos juntos a su casa. Mientras estaba en su oficina, me puse a revisar mis redes sociales, así no interrumpía a Matías en su trabajo. De pronto entró aquella chica con la que había discutido. Su blusa tenía un botón más desabrochado que cuando "conversado" conmigo.
Al parecer ella no notó mi presencia en la oficina, pues yo estaba sentada junto a la ventana y no me veía desde la puerta.
―Permiso, señor Hidalgo ―dijo la chica al entrar.
―Adelante, Jocelyn, ¿Qué necesita? ―preguntó Matías.
―Venía a entregarle los presupuestos que me había solicitado.
―Bueno, déjalos sobre el escritorio. ¿Algo más?
―No―. Comenzó a caminar hacia la puerta y luego retornó―. En realidad sí.
―Dígame.
―Había estado pensando que tal vez está algo agobiado con el trabajo y quizá necesite distraerse, no sé, pasar un momento agradable.
―Gracias por la preocupación. Se puede retirar, estoy algo ocupado ―respondió con total indiferencia.
―Pero...
―Ya lo oyó, puede retirarse ―agregué desde mi posición.
Ella al verme se puso colorada como tomate, no sabía si era de rabia al verme cerca de Matías o de vergüenza porque él la había rechazado frente a mí. Por lo que hubiese sido, mi ángel malo bailaba de felicidad.
La chica me hizo un gesto de desprecio y con la poca dignidad que le quedaba en aquel momento se retiró de la oficina. Para mí fue inevitable reírme de ella. Un cuerpo bonito puede atraer a muchos, pero alguien como Matías no iba a caer en sus juegos. Al menos eso espero.
―¿Por qué te ríes tanto? ―me pregunta Matías.
―Ya te voy a contar cuando estemos en casa. ¿Te falta mucho?
―Me faltan algunos besos tuyos para terminar ―dice Matías.
―Pues entonces, cerremos la puerta y te doy todos los que quieras.
―¿Todos?
―Todos y más. Te los mereces.
Me acerco a la puerta y la cierro con seguro. Matías se ha puesto en pie y está atrás de mí. Me toma de la cintura y comienza a besarme el cuello. Mi cuerpo entero reacciona y se descontrola. Busco sus labios y lo beso apasionadamente. Luego me doy vuelta y quedo frente a él. Me toma en brazos mientras continuamos besándonos y me coloca sobre su escritorio. Quisiera quitarle la ropa en ese mismo instante, pero me mantengo expectante a lo que él va a hacer.
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Hasta que me olvide de ti #2
ChickLitSecuela del libro "Hasta que te enamores de mí" Alto: No leas esta historia si no has leído el primer libro. ******* Queda prohibida su copia o adaptación. ******* Sinopsis: Tras renunciar a Ryts, Catalina decide tomarse un tiempo para pensar, dej...