Cuatro

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No puedo dejar de pensar en el mensaje que Matías me ha enviado. Me siento sobresaltada, tengo miedo de que me descubra. Sin embargo, pienso que por mucho miedo que pueda tener, lo que más quiero en este momento es terminar con esta situación y continuar con mi vida tranquila y aburrida, tal cual era antes de conocer a este hombre, siempre sumida en la monotonía.

A veces creo que ni siquiera me puedo concentrar en buscar trabajo, pues dedico mi tiempo a pensar en él, a leer sus mensajes, a idear formas de que no se acerque a mí. Pero ¿cómo puedo evitar que me siga acosando de esta forma? Solo hay algo que tengo claro en este momento: se lo que se siente que te manden mensajes acosadores y estoy segura de que él también lo sabe.

Sus palabras no dejan de dar vueltas en mi cabeza, no puedo pensar en nada más que no sea él descubriendo que soy "chica enamorada".

Luego de mucho pensarlo y que la curiosidad no me deje en paz, escribo un nuevo correo a mi ex jefe. Necesito saber qué es lo que tiene en mente ahora, para saber si existe alguna posibilidad de librarme de él, de que no me descubra.

"Matías:

¿Qué tienes en mente ahora? Por favor deja de insistir, yo ya no quiero nada. No intentes redimir tus culpas conmigo, yo no soy la culpable de tus malos actos y malas decisiones."

Envío y espero pacientemente una respuesta, que probablemente no venga. Espero media hora y reviso. Aún no hay nada en el buzón. Después de una hora vuelvo a revisar y nada aún. Comienzo a preguntarme si su método ya dio resultado y sabe quién soy realmente. Siento que estoy hecha un mar de nervios. Mis uñas pagan las consecuencias de la falta de respuesta.

Vuelvo a escribirle.

"¿No me vas a responder?"

Sigo a la espera de una respuesta.

Muchas veces he sido muy paciente con él, sobre todo cuando quería conquistarlo. Me tomaba mi tiempo para esperar y no me importaba que no respondiera, seguía intentándolo. Sin embargo, esta vez, la ansiedad me está ganando. Me gustaría verlo a los ojos y pedirle que me dejara de molestar. Lamentablemente sé que, si hago algo como eso, lo miraría a los ojos y me derretiría por dentro. ¡Es que esos ojos azules que tiene!, deben ser exclusivamente para tentar a mujeres como yo.

«Matías, ¿Por qué no te interesaste antes en mí? Esto ya no funcionó ¿Qué te cuesta dejarme en paz?»

Mi computador suena avisándome que me ha llegado un nuevo mail. Ansiosa, me acerco para ver de qué se trata y me doy cuenta de que Matías me ha respondido escuetamente que está ocupado. No me queda más que seguir esperando hasta que se digne a escribir en extenso.

Voy al patio de mi casa con un libro en mano, para tratar de hacer la espera menos tediosa e insoportable. Sé que no me podré concentrar en la lectura, pero me engaño a mí misma y abro el libro para intentar leer.

Después de una hora intentando leer la misma página, entro en casa, directo a ver el correo electrónico, pero me detengo, quiero darle más tiempo. Decido poner música y ponerme a ordenar. Pienso que, al fin y al cabo, si Matías me escribe el mensaje permanecerá ahí lo podré leer todas las veces que quiera.

Luego de cinco minutos ordenando, dejo todo de lado, la curiosidad me gana.

Efectivamente me ha llegado un mail de Matías. Lo abro con algo de miedo de encontrar en el mensaje mi nombre real. Puedo tener suerte una vez, pero dos... definitivamente no, así que me temo lo peor de lo peor.

"Hoy he tenido un día muy ocupado, disculpa por no haber respondido antes. Ya que te interesa saber y esta vez no quiero dejarte sin respuestas te diré lo que haré. Le pediré a un amigo experto en informática que analice los mails que me has enviado y a través de la dirección IP o de lo que él sepa hacer, descubriremos quién eres. Analizaré además si los mensajes vienen desde mi empresa o desde otro lado. Me imagino que eres de Ryts, por algo pudiste entrar en mi oficina.

No sé si es bueno o no para ti que yo me entere de quién eres, pero mientras más leo tus mensajes pidiéndome que no te busque, algo en mí me dice que lo siga haciendo, que siga buscándote.

También te comento que el fin de semana me veré con mi amigo y de seguro en unos cuantos minutos me dirá quién eres. No sé con quién me vaya a encontrar, pero sea lo que sea, te haré saber cuando descubra quien eres".

Sentí como si hubiese leído mi sentencia de muerte. Mis palabras ya no podrían convencerle de desistir de la búsqueda, tenía solo un par de días más para mantenerme en secreto. ¿Qué debía hacer? ¿Huir de la ciudad para No enfrentar a Matías? Definitivamente no. Yo había empezado este juego y tenía que asumir las consecuencias de mis actos. Ya no respondería a los mails de Matías, ahora tendría que tomar otra determinación para acabar con este juego lo más pronto posible, pero ¿Cómo iba a acabar?

Me puse a pensar en las distintas opciones que tenía y llegué a una sola posibilidad. Tenía que enfrentar a Matías, demostrarle que no puede seguir jugando con mis sentimientos, dándome esperanzas de que algo puede suceder entre nosotros, cuando ambos sabemos que nada pasará.

Dudé por algún momento de si lo que estaba haciendo era lo correcto o no, pero ya no podía seguir torturándome con la idea de que Matías me descubriera, necesitaba mi tranquilidad de vuelta a cualquier costo. Tomé mi celular y decidí escribirle a Matías.

"Necesito que conversemos".

Sentí que mi corazón se agitó de solo pensar en la posibilidad de verlo una vez más y saber que existen tantas posibilidades de que me derrita al estar cerca de él. Pero debo ser fuerte. La conversación no será extensa, simplemente diré lo que tengo que decir y ya. Que yo soy aquella chica y que me deje de molestar.

"Paso por ti, mañana a las 7 ¿Está bien?"

La respuesta fue más rápida de lo que esperaba, al parecer Matías estaba dispuesto a todo con tal de remediar sus errores y su frialdad conmigo ¿tanto lo había cambiado mi confesión? No quisiera ni imaginar cómo va a reaccionar cuando sepa que soy yo.

Respondí el mensaje con un "sí". No necesitaba más palabras. Ahora solo me quedaba armarme de valor para concluir lo que había empezado. En la vida todo tiene un inicio y un final y nuestra historia, si es que se le puede llamar así, tenía su final trazado a las siete de la tarde de mañana.

Hasta que me olvide de ti #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora