Todo estaba ocurriendo tan rápido que realmente no sabía qué hacer. Era extraño que de la noche a la mañana Matías me saliera con algo como esto ¿Qué es lo que pretendía? Si hubiese sido en otra ocasión y otra persona, habría creído que lo único que quiere de mí es sexo y ya. Pero al verlo así, tan dolido, me pareció que solo esperaba de mí un afecto que para él ya parece olvidado.
―Matías, ¿Por qué me pides esto? ¿Por qué aquí cerca de donde está el cuerpo de tu esposa? Esto es extraño, de verdad me confundes.
―Tienes razón, pudo haber sido en otro lado, pero necesitaba hablarle a ella, antes de decirte esto a ti. Ella siempre me dijo que continuara con mi vida y hasta hoy no le hice caso. Te pido acá, frente a ella que nos demos una oportunidad, porque quiero que sepas que no pretendo jugar contigo, ella es nuestro testigo. Ya sabes por qué te pido esto, lo necesito. He estado solo mucho tiempo, sumido en el dolor de la pérdida de mi mujer. Por favor acepta, aunque sea solo para hacerme compañía.
Sabía que si seguía pensando en la propuesta de Matías me complicaría aún más. No era el momento de pensar, era el momento de actuar. Ya no tenía nada que perder. Soñé tanto con este momento, con ver en mi ex jefe al menos un gesto sincero de cariño hacia mí que simplemente no tenía fuerzas para negarme.
Matías estaba a la espera de una respuesta. Yo estaba desconcertada con esta nueva actitud que me mostraba. Comenzaron a caer pequeñas gotas de lluvia, el cielo se estaba oscureciendo.
―Vámonos, por favor ―le pedí.
Matías asintió, sin saber lo que yo respondería. Nuevamente me tomó de la mano y nos fuimos juntos al auto. Matías se notaba inquieto ante mi falta de respuesta. Antes de echar a andar el motor y se decidió a preguntar nuevamente.
―¿Qué dices? ¿A dónde vamos ahora?
―Matías, he soñado tanto tiempo con que me digas todo esto, con que te muestres como te has mostrado hoy. Sé que yo he querido apresurar todo y ante tu falta de respuesta he decidido dar un paso al costado, dejar de intentar enamorarte, para intentar olvidarte.
―Catalina, por favor...
―Mis sentimientos no han cambiado y no hay nada más en este mundo que desee que estar contigo, que hacerte feliz. Aunque no sé si lo logre, pero no puedo darte una respuesta definitiva aún. Tengo que pensar si soy capaz de convivir con los recuerdos dolorosos de tu pasado, si realmente soy capaz de ayudar a que esas heridas sanen.
―Catalina ¿qué pierdes con intentar?
―No pierdo, pero puedo ganar más dolor del que ya siento.
―No quiero herirte.
―Lo sé, lo puedo ver en tus ojos. Ya sabes que amo tus ojos, no me quiero precipitar al tomar una decisión. Tampoco quiero llenarme de ideas felices para un futuro.
―¿Qué es lo que quieres entonces, Catalina? Dime ya de una vez, me estás preocupando.
―Quiero estar contigo hoy. Llévame donde tú quieras. No sé qué decisión tome mañana, pero hoy es nuestro día y quiero abrazarte, recibir tus caricias, llenarte del amor que ha estado ausente durante estos últimos meses. No me importa lo que pase mañana. Hoy es nuestro día y lo vamos a disfrutar.
Matías me quedó mirando sin pestañar. Parecía no dar crédito a mis palabras, como si esperase otra respuesta de mí. Luego sonrió. ¡es tan bello verle sonreír! Yo estaba tan emocionada con lo que estaba pasando que cerré mis ojos y sonreí.
Las manos de Matías tomaron mi rostro. Abrí los ojos y lo pude ver tan cerca que parecía que no existiera en este mundo nada más que él y yo. Podía sentir su respiración agitada cada vez más cerca. Instintivamente cerré los ojos y pude sentir el placer de los labios de Matías pegados a los míos. Fue un beso largo, apasionado, como si la vida se nos fuera tan solo en aquel instante. No quería despegarme de él, solo anhelaba que este momento no terminara.
Matías se separó de mí, mientras yo continuaba con los ojos cerrados, esperando prologar por más tiempo aquel romántico momento, quería hacer que mis sentidos recordaran eternamente las sensaciones generadas por ese beso. Mi corazón latía apresurado, mis manos estaban temblorosas, pero en mi boca estaba el dulce sabor de los besos de Matías, aún sentía su respiración chocando con la mía y el calor sus manos posadas en mis mejillas. Lo amaba, definitivamente lo amaba y estaba dispuesta a continuar, aunque saliera herida en el camino.
La lluvia comenzó a caer más fuerte, avisándonos que debíamos detener nuestro romanticismo y regresar a casa.
―¿Quieres pasar a tu casa antes? ―preguntó Matías ―tal vez necesites algo más de ropa.
―Bueno ―respondí.
Encendió el auto y fuimos directo a casa. Como era costumbre, no conversamos mucho en el camino, pero era evidente que algo había cambiado en nosotros. Llegamos a mi casa, él quiso quedarse en el auto esperando. Yo tomé un pijama y algo de ropa para el día siguiente, lo metí en un bolso y volví con Matías.
―¿Qué planes tienes en mente? ―me preguntó Matías.
―Solo quiero estar contigo, aprovechar el tiempo que hemos perdido. Lo que tú quieras hacer está bien para mí.
―Bueno, me parece perfecto. Iremos a comer y luego nos iremos a casa.
―Me parece genial, creo que estoy algo ansiosa y cuando estoy así, me da hambre ―confieso.
―Vamos a comer entonces.
Fuimos al restaurante que habíamos ido la vez anterior. Cada vez que debíamos caminar, él me tomaba de la mano, eso era un gesto sencillo y a la vez maravilloso. No le importaba que el resto de las personas nos vieran juntos, eso me demostraba que realmente no era una actuación para un momento, sino que todo lo que hacía por mí era la más noble sinceridad.
Mantuvimos una conversación sencilla y fluida, como si nunca entre nosotros hubiese habido algún problema. Me sentía tan plena estando con él de esta forma.
Luego de pagar la cuenta, nos dirigimos a su casa. Mientras manejaba, lo observaba. Me costaba creer que pasaría la noche entera con aquel maravilloso hombre, pero era cierto, estaría sólo para mí. En su casa seríamos solo los dos, disfrutando de nuestra compañía, dejando que entre nosotros fluyan nuevos sentimientos, creando nuevos recuerdos para un futuro. Lo único que esperaba es que esto no fuese un sueño y que tuviese que despertar.
Llegamos a su casa, me hizo entrar primero y luego me llevó a su habitación.
―Puedes dejar tus cosas aquí si quieres. Yo vengo en seguida.
Comencé a ponerme nerviosa, miraba aquella enorme cama que compartiríamos y pensaba en lo que podía ocurrir durante la noche. No tenía miedo, confiaba plenamente en Matías. Sin embargo, no dejaba de preguntarme ¿Qué iba a pasar realmente esta noche? ¿Hasta dónde estaba dispuesta a llegar?
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Hasta que me olvide de ti #2
ChickLitSecuela del libro "Hasta que te enamores de mí" Alto: No leas esta historia si no has leído el primer libro. ******* Queda prohibida su copia o adaptación. ******* Sinopsis: Tras renunciar a Ryts, Catalina decide tomarse un tiempo para pensar, dej...