Vida por vida, ojo por ojo, diente por diente.

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_____, no podía casi respirar, por la imagen que contemplaba, esperaba no oir el doloroso sonido del gatillo que mataría a Omar, Jonás, o peor aún, su padre.

- ¡NO!

Y entonces sonó, el primer gatillo inesperado, dejando caer en el suelo a uno de los dos hombres que acompañaban a Martínez, el cual, con compañía de su segundo hombre, dirigió su pistola hacia la puerta dónde de se encontraban un enorme chico musculoso, que sujetaba el arma que había hecho caer a uno de los secuestradores, y a su lado, sentado en una denigrante silla de ruedas, Romeo, que contemplaba aterrorizado la escena.

- Tú... - Avanzó Martínez con la pistola apuntando hacia Santos entre sus viejas y huesudas manos. - Tu tiempo aquí ha terminado, vas a dejar de estropearme los planes.

- Jamás, es mi mayor diversión. - Escupió entre insultantes miradas el joven desde su entorpecedora silla.

- ¿Romeo? - Pudo oirse el hilo de voz de la destrozada muchacha.

- Rencho, ocupate de ella. - Ordenó Martínez bajando el arma sin dejar de mirar a Romeo.

El acompañante de Romeo seguía aguantando sus brazos en tensión en dirección a Martínez, quién se dirigia a paso ligero hacia el joven inválido, empuñando su pistola.

- No pienso irme de aquí hasta que los sueltes.

- ¿Qué? ¿Pretendes desafiarme desde ahí? Levántate y negocia como un hombre.

- No pienso ponerme al nivel de tal rata asquerosa.

- Hazlo, coge tu pistola, jugaremos a un hermoso juego.

Desafió Martínez, echándose a un lado para que Romeo pudiese observar la horrorosa imagen de tres seres queridos secuestrados, dos de ellos inconscientes, y la tercera con muy mal aspecto, deshecha de dolor y confusión.

- No puedo hacerlo. - susurró Romeo bajo la débil mirada de _______.

- ¿Cómo dices?

- No puedo levantarme, no puedo. Hagamos un trato, mi vida por las de ellos.

Un incómodo silencio dudoso y en el cual Romeo agachaba su cabeza para despedirse mentalmente de su vida se creó.

- No... no... - Suplicó la preciosa y ahora lagrimosa chica.

Martínez, quien torpemente se olvidaba de la presencia de una tercera persona, agarró a Romeo del brazo, apretando cada vez más.

- Se acabó todo tu juego sucio, Anthony.

Jonás, hábilmente robó la pistola de Rencho, el, más espalda que hombre, último acompañante de Martínez, quien recibió un golpe seco en la nuca, el cual hizo que cayera desplomado e inconsciente al suelo, ahora lleno de sangre por la anterior muerte de su compañero.

- Puede que sea a ti a quien se le esté agotando el tiempo.

Martínez se volvió hacia Jonás descubriendo que estaba siendo apuntado por, ahora, dos pistolas que podían causarle la muerte.

Omar, quien recientemente despertaba de su inconsciencia, dirigió su mirada hacia Romeo, que habia conseguido moverse torpe, aunque sigilosamente hasta _______, para desatarla y depositarle un pequeño y nada sonoro beso en la frente.

- Creo que podríamos llegar a una negociación... - comentó el, ahora indefenso por falta de balas, señor Martínez.

- No habrá paz para los malvados, dijo alguien una vez, ¿no? Puede que lleguemos a cumplir esa ley con usted esta noche. - habló por primera vez Chris, el amigo de Santos.

- Llegó su hora Martínez, va a dejar de manipular a personas inocentes a tu favor, vas a dejar de transformar gente como yo en gente como tú. - Afirmó, seguro de lo que pasaría, el joven más tatuado de la sala, Jonás.

- Tu serás como yo, oye bien mis palabras, eres el siguiente Jonás Castro. Jamás, ¿me oyes? JAMÁS encontrarás a tu familia. Están muertos, yo mismo los maté.

Y el chico, presionado por el dolor de la pérdida, presionó el gatillo, hiriendo de muerte al viejo Martínez, causante de todos sus problemas.

Entre llantos y gemidos de dolor, Jonás Castro cayó de rodillas al suelo y se encerró en si mismo sin poder emitir una palabra más.

'Soy un chico malo'. | Romeo Santos | # WATTYS2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora