C a p í t u l o 33. . .

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Él Flashback aún NO acaba.

—No lo entiendo...
—¿Qué es lo que no entiendes? —pregunte.
—No entiendo cómo es posible que no me odies.
—¿Odiarte ayudaría en algo?
—No, pero después de lo que te hice creo que lo merezco, además cualquier otra chica lo hubiera echo.
—Lo que hiciste tuvo una razón, tal vez te hartaste de mi y por eso lo hiciste. Aunque creo que aún no te queda claro que yo no soy como las demás.
—Lo siento, yo no me refería eso. ¿Te digo algo?
—Dime.
—Tu me entregaste tu virginidad, yo tal vez no seguí siendo virgen, pero te puedo asegurar que fue la noche más especial de mi vida. Tuve un gran privilegio, solo me lo confiaste a mi, y eso es algo que nunca voy a olvidar, tal vez no fue mi primera vez, pero fue la más especial que he tenido en toda mi vida.
—Aún queda mucho por vivir Mario, no puedes decir que fue la mejor noche de tu vida.
—Lacey yo lo sé.
—Si tú lo dices...
—¿Amas a Juanpa? —preguntó.
—Mario, ¿recuerdas el trato? Nada de hablar de eso.
—Quedamos en arreglar las cosas.
—Y las estamos arreglando pero no metas a Juanpa en esto.
—Necesito hablar con ese chico.
—¿De que?
—No te lo diré, se lo diré a él.
—Mario no la vayas a cagar, por favor.
—No lo haré, pero necesito pedirte un favor.
—Claro, ¿cuál?
—¿Prometes decir que si aunque no quieras?
—Si, lo prometo. Ya dime.
—¿Me das un beso?
—No.
—Prometiste decir que si.
—Tengo novio, no puedo hacerlo.
—Sola una vez.
—No Mario.
—¿Por qué no?
—No quiero tener problemas con Juanpa, yo lo a...
Me besó. Mis labios necesitaban de los suyos más de lo que imaginaba. Seguí su ritmo, lento y sin prisas. Le abrí paso a su lengua que buscaba a la mía. Al momento en que estas se tocaron sentí la necesidad de gemir, y lo hice, a lo que Mario gruño. Antes de finalizar el beso, mordió mi labio inferior, dejándome con las ganas de más. Sabía perfectamente el juego de Mario, sabía que yo no me podía resistir a sus besos, pero recordé que tenía novio y lo amaba.
—¿Contento? Ahora me tengo que ir.
Me levante, agarre mi mochila y empecé a caminar, pero me agarro del codo.
—Uno más —me suplicó.
—Lo siento.
Me safé de su agarre y me dirigí hacia mi siguiente clase.
Fin del Flashback.

¿Crees en los finales felices? (Mario Bautista) «HOT»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora