C a p í t u l o 22. . .

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—¿Qué le ocurre?
—No lo sé...
—¿Nos vamos?
—Si.

***
Estaba preocupada, Juanpa no había regresado así que opte por mandarle un mensaje.
Yo:
¿Estás bien? Estoy preocupada.

A los poco minutos vio el mensaje pero no me respondió.
Yo:
Respóndeme, no me dejes en visto, estoy preocupada. ¿Te pasó algo?

Volvió a ver el mensaje pero siguió sin responder. Bufé, guarde mi celular y me metí bajo las sábanas. Intente dormir pero fue inútil, la preocupación me estaba matando. ¿Y si le había pasado algo? No me lo perdonaría.
—¿Por qué no te haz dormido? —preguntó mi pequeña hermana que estaba en la puerta de mi habitación.
—No puedo, estoy preocupada por Juanpa. Tú eres la que debería de estar dormida.
—No tengo sueño, ¿puedo dormir contigo?
—Si, ven acá.
—Pero Theo empezará a llorar si no me ve ahí.
Me levante, cruce mi habitación y entre a la de mis hermanos. Theo ya estaba dormido, lo cargue y lo lleve a mi cama.
—Lacey.
—¿Qué pasa Lucy?
—¿Amas a Mario?
—Si, por supuesto.
—¿Y a Juanpa?
—¿Por qué preguntas eso?
—Porque estás muy preocupada de Juanpa, tanto que parece que lo quisieras a él y no a Mario.
—A Juanpa lo conozco desde que tenía 5 años, por supuesto que lo amo, pero es un amor diferente al que le tengo a Mario.
—¿Te gusta Juanpa?
—¿Por qué me estás preguntando esto?
—Es que...
—¿Qué?
—El es muy tierno contigo, y la verdad lo quiero más a él que a Mario.
—Tienes razón, Zurita es muy tierno conmigo, pero yo para el soy como su hermana menor y nada más.
—¿Dejarías a Mario por el?
—¿Cuándo creciste tanto? —pregunté agarrando un mechón de cabello que le caía por la frente—. Nunca imagine tener esta conversación con mi hermana de 11 años.
—Ni yo lo sé, pero estoy segura de una cosa.
—¿De qué?
—Quieres a Juanpa y no como amigo.
—Creo que ya deberías de dormir.
Asintió y cerró los ojos, yo hice lo mismo.

***
El día había empezado mal, Juanpa no había respondido a mis mensajes pero si los había visto y Mario no contestaba mis llamadas. Aún no le había contando a Emma que había regresado con Mario, decidí llamarla.
–¿Hola?
—¿Por qué no me dijiste que regresaste con Mario? ¡Eres una perra!
—Lo siento, lo olvide... Espera, ¿cómo sabías que habíamos regresado?
—Yo... Me enteré.
—Emma me estás mintiendo, ¿quién te dijo?
—Eso es lo de menos.
—A veces eres insoportable.
—¿Yo? Esa eres tú.
—¡Eres tú! Pero ya, dejemos de pelear y responde mi pregunta.
—¿Cuál pregunta?
—¿Sigues amando a Mario?

¿Crees en los finales felices? (Mario Bautista) «HOT»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora