C a p í t u l o 8. . .

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-¿Qué hacemos aquí, Lacey? -preguntó mi hermana.
-Niños... -comenzó Emma pero yo la interrumpí.
-Vamos a la cafetería, tengo que decirles algo. ¿Emma, puedes venir? Necesitaré de tu ayuda.
-Claro.
Cargue a Theo en mis brazos. Cuando llegamos a la cafetería nos sentamos en las sillas que estaban ahí.
-Niños... Primero quiero que sepan que nunca estarán solos.
-¿Lacey, que pasa? -me preguntó Lucy.
-¿Recuerdas tus pesadillas sobre perder a nuestros papás?
-Si, ¿qué hay con ellas?
-Bueno... Emma, no puedo.
-¿Quieres que yo les diga?
-Si por favor. -Emma asintió.
-Niños, en este momento hay dos nuevos angelitos que los van a cuidar y a proteger de todo, así como lo hará su hermana y yo.
-Mis papás han... ¿Muerto? -preguntó Lucy, apuntó de que se le salieran las lágrimas. Theo solamente me miraba, sin entender nada.
-Quisiera decirte que no pero lamentablemente es verdad.
Me levante rápidamente cuando la niña empezó a llorar.
-Escúchame Lucy. Quiero que sepas que nunca estarán solos, yo me encargaré de cuidarlos, nunca los abandonare, y sé que si permanecemos juntos no nos pasara nada.

***
Cada vez había más gente, mis tíos y primos ya habían llegado, por fin estábamos todos juntos. Juanpa se pasó todo el rato a mi lado abrazándome, hasta que hicieron que nos separáramos.
-Lace viene en cuanto me enteré.
Esa voz.
-Enserio, lo siento mucho.
-Gracias por estar aquí, Mario.
-No tienes porque agradecerme, lo hago porque aun siento algo por ti...
¿Enserio Mario? Por dios, no nací ayer.
-Los dejo - dijo Juanpa.
-No te vayas, quédate.
-¿Segura pequeña?
-Si, quédate.
-Yo creo que iré a buscar a Ryan...-dijo Mario, incomodo.
-Si.
-¿Él es Mario?
-Lamentablemente si.
-Fue un idiota.
-En realidad fui yo.
-Tu no tuviste la culpa de enamorarte de él. el amor es un sentimiento que no se puede controlar, ¿Me entiendes?
-Claro que te entiendo pero por una parte yo también fui una idiota por volver a confiar en un hombre. Todos son iguales.

-Yo no soy así. Ni Ryan. Ni Ethan. No todos somo así, unos sabemos valorar el tesoro que son las mujeres mientras que otros las tratan como basura cuando ellas merecen que las traten como las reinas que son.
-No conocía ese lado tierno tuyo, Zurita. No entiendo porque no tienes novia.

-Creo que no he encontrado a mi princesa, aun.
-Pronto la encontraras solo espero que te haga feliz, porque si no lo hace, yo misma me encargare de cortarle las tetas.
-Veo que en este tiempo no haz cambiado nada -dijo, riéndose.
-Claro que he cambiado, ahora soy mas madura.
-¿Sigues poniéndole mermelada al pan en forma de carita feliz?

-Sabes que eso no lo puedo evitar, se ve muy lindo.

-¿Sabes que se ve muy lindo?

-¿Qué?

-Tu sonrisa. Debes de sonreír asi mas seguido.

-Si no estuviera a punto de enterrar a las personas que mas quería, tal vez esta sonrisa pudiera estar.

-Se que es duro perder a tus papás, pero piensa en que  te dejaron un gran regalo, que son tus hermanos. 
-¿Pero por qué mis papás?
-No lo se, estas cosas son parte del ciclo de la vida, pero tienes a tus hermanos, disfrútalos, cuídalos y sobretodo, ámalos. 

-Los amo como no tienes una idea, pero tengo mucho miedo, ahora yo seré como su mamá, yo los llevare a la escuela, yo los cuidare, y tengo miedo de hacerlo mal.
-Todo saldrá bien, tienes mi apoyo y el de todos. -Coloco su brazo alrededor de mis hombros y yo recargue mi cabeza en su hombro derecho.

***

Hace unos minutos habíamos enterrado a mis papás, a mis maestros, a mi todo. Aún seguía en shock, todo había tan rápido...

-Lacey y me voy, pero antes de irme quiero que sepas que siempre estare para ti, cualquier cosa que necesites solo dímelo.

-Si, muchas gracias Mario.

Se acerco a mi y mi abrazo, no pude evitar también abrazarlo. Me volví a sentir tan pequeña y vulnerable a su lado pero ya no me sentía segura.
-Te amo -susurró. Inmediatamente me separe de él.
-Gracias por haberme acompañado en este  momentos.
Me di la media vuelta y camine hacía el carro de Ethan donde me estaban esperando todos. 

La casa se veía incompleta. ¿Quién decoraría la casa para navidad? Mamá lo hacía todos los años,, pero este año sería diferente. Theo y Lucy se habían quedado dormidos en el camino a casa, yo cargue a Theo y Juanpa a Lucy, me ayudo a llevarlos a mi habitación para que durmieran bien.

-¿Y ahora? -pregunté.

-Ahora tienes que comer, no haz comido nada en tres días, Lacey.
-En eso estoy de acuerdo, me muero de hambre.



¿Crees en los finales felices? (Mario Bautista) «HOT»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora