Prisionero

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Era solo un crío, aún así no sentía que perteneciera a ningún sitio. Me sentía un prisionero, un esclavo, nadie importante. Mísera vida que me ha tocado vivir.

En mi día a día, cada instante era un castigo. Miraba a los demás ir y venir, sonreír, jugar, amar. Comparaba mi vida con la de ellos, y al hacerlo, me daba cuenta de que no me parecía en lo más mínimo a las personas que anhelaba ser.

Mientras los demás hacían avances en sus vidas, yo me veía siempre en el mismo punto, atascado sin poder mejorar.

La desesperación se apoderó de mí y traté de escapar de la realidad, fue en vano. Derrotado, ya solo esperaba a que alguien acudiera a mi rescate.

En momentos así uno llega a pensar que la muerte es la única que puede salvarlo, sin embargo, esta puede llegar a ser muy cruel y traicionera. En mi caso así lo fue. Busqué la muerte en dos ocasiones, en cada una escapó de mí.

Condenado a continuar con mi triste existencia, ya sólo veo a los demás continuar con sus vidas, todo ésto mientras yo soy un prisionero que nada logra hacer.

Crónicas del miradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora