Capítulo 24:

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----Narra Mireya----

Cuando nos íbamos a ir del hospital, nos dijeron que en dos días les darían el alta así que al día siguiente, fuimos al hospital, las chicas estuvieron un rato con los chicos y nos fuimos a un centro comercial a comprarles ropa. Fuimos en taxi y, cuando llegamos, empezamos a entrar en tiendas.

María: Mire, ¿has visto a Blas?

Mireya: No, no me atrevo.

Judith: ¿Por qué? Los chicos dicen que estuvo preguntando por ti.

Mireya: ¿Enserio?

María: Sí, sueña contigo y te llama la chica de sus sueños.

Mireya: ¿De verdad?

Judith y María: ¡Sí!-rieron.

Mayte: ¡Judith! 

Ana: ¡Mira!

Judith: ¿Qué pasa?

Mayte: A que es mono.

María: ¿Qué pasa? Aww-puso ojitos.

Mireya: Me encanta.

Ana: Si no lo compras tú...

Todas: Lo haremos nosotras-reímos.

Judith: Pero aún no sé...

María: ¿Cuánto dinero traéis?

Mireya: Te lo regalamos entre todas.

Judith: No, no importa. Aunque... Jope, ya se me ha antojado-puso un puchero.

Todas: Pues a comprarle el caprichito a la mami.

Volvimos a reír y entramos a la tienda a comprar el gran oso de peluche que habíamos visto. En realidad no era tan grande, pero era precioso.

Después fuimos a comprar la ropa de los chicos.

Ana: Chicas, ¿los chicos tendrán... ropa interior?-dijo un poco cortada.

Judith: Ups, no hemos pensado en ese detalle.

María: Habrá que comprársela ¿no?

Mireya: A mí me da corte.

Ana: Y a mí.

Mayte: Da mucha vergüenza, pero no se van a poner la ropa sin nada debajo.

María: Pues vamos al lío.

Entramos en una tienda y compramos un par de calzoncillos para cada uno.

La cara del dependiente fue un poema, ¿nunca había visto a chicas comprar ropa interior para chicos? En fin, no le dimos mucha importancia y después de un rato más en el que aprovechamos para dar una vuelta y María para comprarle algo a su peque, nos volvimos al hospital.

La ropa de Blas se la di a una enfermera, no me atrevía a entrar yo. ¿Por qué? Simplemente no sabía si era porque me dolería verlo y que no me recordara o por vergüenza a que me dijera algo.

Ese mismo día, le quitaron las escayolas a Dani y el día anterior le habían quitado la escayola a Álvaro y el collarín a David.

Estaba todo listo para que les dieran el alta. Y así fue, al día siguiente pasamos por ellos al hospital y nos dirigimos al aeropuerto donde nos dejaron un avión privado para volvernos a España.

Mientras los chicos se sentaban, nosotras nos quedamos un poco atrás.

Judith: Mire, ¿te pasa algo?

Mireya: Decidme que no os vais a sentar por parejas, por favor.

María: ¿Por qué?

Mireya: Porque me tocaría sentarme con Blas y la verdad no me siento preparada.

Al Caer el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora