Capítulo 30:

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----Narra María----

Mi abuelo estaba bastante torpe, por lo que decidió que estaría mejor en la residencia del pueblo y mi abuela, para no quedarse sola, había entrado con él. Al internarse en la residencia, decidieron dejarme la casa para cuando fuera al pueblo, así podría dormir con mi chico, como ellos decían. 

La nochebuena fuimos a comer con la familia de Dani, sus tíos, primos... Toda una locura ya que todos acabaron con la tranquilidad del peque quien acabó haciendo trastadas sin llegar a ninguna catástrofe, por suerte.

El día de Navidad, mis padres y los padres de Dani vinieron a comer a "nuestra" casa y Dani se puso más que feliz porque sus abuelos le habían traído los regalos de Papá Noel, lo que yo decía, lo estaban malcriando a su antojo.

La Nochevieja cenamos con mi hermana, mi cuñado, que raro se me hacía llamar a Carlos cuñado, mis padres y mis abuelos. Después de haber cenado, Dani se quedó dormido, pero se despertó en cuanto nos escuchó empezar a felicitarnos por la llegada del año.

Llegamos a la casa y fuimos directos a acostar a Dani que se había quedado dormido en brazos de su padre. Una vez arropado, Dani me abrazó por la cintura desde atrás y nos dirigimos al cuarto que era de mi madre, el que nosotros usábamos.

Dani: Un año que acaba y empieza junto a ti, ese es mi prototipo de final y comienzo perfecto.

María: Cada día te vuelves más cursi, pero eres mi cursi y por eso te quiero tanto.

Dani: Yo también te quiero mucho-me giré y me besó-. ¿Sabes qué deseo le he pedido al año nuevo?

María: Sorpréndeme.

Dani: Un hermanito para el peque-me susurró.

María: No sé por qué, pero ya no me sorprendes con tus deseos. Para tu cumpleaños pediste lo mismo.

Dani: Es que quiero y no voy a parar hasta conseguirlo.

María: ¿Por qué tanta insistencia por otro hijo?

Dani: Porque me perdí el poder ver cómo te iba creciendo la tripa, tus cambios de humor, tus antojos a las tantas de la madrugada, el poder ver a nuestro bebé siendo apenas una cosita pequeña pero que para nosotros es lo más grande del mundo, poder ponerme feliz al saber si es niño o niña, discutir por a quién se parecerá más o por el nombre... Y porque ya que has aceptado tener una vida junto a mí, me gustaría que nuestra familia siguiera creciendo.

Unas pequeñas lágrimas resbalaron por mis mejillas, me hacía tan feliz.

María: Te amo.

Dani: Yo también.

María: ¿Sabes qué?

Dani: ¿Qué?

María: Vamos a buscar un hermanito para Dani.

Dani: ¿Lo dices enserio?-me miró ilusionado.

María: Sí, por mi culpa te perdiste poder ver cómo iba creciendo el peque dentro de mí y...

Dani: Y nada, eso ya lo hablamos y ya está. No lo he dicho para que recuerdes malos momentos, solo para que sepas que lo que más deseo en el mundo es que nuestra pequeña familia crezca.

Sonreí y nos besamos de la manera que tanto nos gustaba, dejando atrás el resto del mundo.

El día cinco, nos lo pasamos genial en la cabalgata de reyes. Dani cogió un montón de caramelos junto a sus tíos y nosotras nos dedicamos a verlos y a reírnos.

Esa noche nos costó mucho dormir al peque.

María: Venga que si no te duermes, los reyes no van a venir.

Al Caer el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora