Capítulo 25:

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----Narra Dani----

Después de que cantáramos Cartas Entrelazadas, estuve hablando un rato con María hasta que se quedó dormida apoyada en mi pecho. Me encantaba pasar momentos así con ella, aunque también extrañaba al enano.

Aún recuerdo el fin de semana que pasamos en Alicante.

*Flashback*

Me desperté, eran las cinco de la mañana. Me giré y vi a María dormida, quise besarla, abrazarla y que todo volviera a ser como antes, pero... Había algo en su actitud que no lograba entender. ¿Por qué a ratos parecía súper directa y lanzada y después parecía que quería salir corriendo?

Me levanté y fui hasta la cuna, donde estaba el peque dormido. Sonreí, le acaricié la mejilla y le di un beso en la frente. Era perfecto, como su madre.

No quise volver a la cama y menos dormir, así que bajé a la cocina a por un vaso de agua.

Por el pasillo, escuché voces desde dentro de una de las habitaciones...

X: ¡Para!-rió.

Y: Shh, cállate que nos van a escuchar.

X: Si no me hicieras cosquillas, espera. ¡Cuidado!

Se escuchó un porrazo y una risa muy escandalosa.

Y: No te rías y ayúdame, Mayte.

Mayte: Es que eres un caso David-volvió a reír.

Bajé las escaleras pensando que mis amigos eran felices con sus chicas y yo podría volver a serlo y lo sería. No sabía qué hacer, pero lo que tenía claro era que María y nuestro pequeño iban a estar conmigo.

Miré hacia la playa a través de la ventana de la cocina, estaba a punto de amanecer, así que salí hacia la playa. Antes de llegar a la orilla, miré la ventana de la habitación que compartía con María y la vi poniendo la cortina.

No supe si sonreír porque me estaba mirando o seguir rallándome porque la quería junto a mí pero ella no iba a bajar.

Seguí a mi bola cuando escuché su voz, había bajado, pero no pude reaccionar, ¿qué le iba a decir?

Después de decirme que me amaba y yo decirle que no pensaba dejarla nunca, nos besamos y dimos paso al nuevo día.

Nos separamos cuando escuchamos unos aplausos y gritos. Miramos y vimos a todos nuestros amigos en el balcón de una de las habitaciones mirándonos.

Dani: No miréis tanto porque ella es solo mía-la abracé.

David: El peque no piensa lo mismo.

Judith: Está llorando.

María: Mierda, se me había olvidado.

Dani: ¿Qué pasa?

María: Su hora de comer.

Dani: ¿Tan temprano?

María: Así son los bebés.

Entró a la casa corriendo y yo tras ella, un poco después. Cuando llegué a la habitación ya estaba terminando de darle de comer. Lo tumbó en la cama, se puso a su lado y comenzó a darle mimos.

Dani: ¿Debo ponerme celoso?

María: ¿De tu hijo? No sé-rió.

Dani: Mmm... No me pongo celoso si compartes los mimos.

Me tumbé junto a ellos quedando el peque entre los dos.

María: ¿También quieres mimos?

Dani: Sí y muchos.

Al Caer el SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora