Capítulo 23

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Salgo pronto del taller. Hoy no puedo más. No he dormido nada en toda la noche y no precisamente por culpa de las pesadillas. Hoy hace cuatro años desde que me prometí con Diana. Sé que ella no querría verme así pero es inevitable. Cojo el coche y acelero. Acelero al más no poder mientras noto las lágrimas correr por mi mejillas. Quemándome como lava. No puedo sacarla de mi cabeza, nunca la querré sacar. El problema llega cuando su rostro se confunde con el de la pequeña.
Pronto llego a la cala. Esa cala desierta donde me gusta escaparme. Donde siento que nada me puede dañar. Donde de verdad me siento yo mismo. El único lugar donde siento que estoy en casa. No. Hay otro lugar que siento como si hubiese sido hecho para mí. Sus brazos. Sus besos. Su cuerpo.

Jeannette.

Cierro los ojos mientras recuerdo este último mes cerca de ella. Este último mes en el que no he podido separarme de ella para nada. La siento tan cerca de mí ahora. La siento tan mía. Como entrelazaba su mano con la mía mientras la... Mientras... ¿le hacía el amor? Me siento tan confundido. Su sonrisa viene a mi mente y sin poder evitarlo sonrío para mí mismo. Me está castrando. Me está volviendo jodidamente loco y fuera de preocuparme me está gustando. Debería estar enfadado, ofuscado, furioso y por lo contrario podría includo decir que estoy ilusionado... Increíble. Tan solo quiero abrazarla y besarla. Protegerla. ¿Quererla? Esto es muy complicado.

Monto en el coche tras pasarme casi todo el día sentado en la playa y para colmo, lejos de salir con las ideas claras como sería lo normal, salgo aún más confundido. Genial.
Acelero demasiado mientras las farolas comienzan a alumbrar el camino de regreso. No sé que coño hacer... Quizás debería.alejarme de ella ahora que aún estoy a tiempo.

Llego a casa y noto por el olor que la cena ya está lista. Me acerco a la cocina y veo que Abi besa a mi cuñado. Entonces él acaba de llegar de cerrar el taller por mí. Veo que la pequeña... que Jeannette se acerca a su hermano y bajo la vista para evitar mirarla. No tardo en notar una mano en mi hombro. Levanto la vista para ver que es Jeannette quien me toca el hombro y para ver que Abi y Alex no me quitan la vista de encima. Es cuando escucho mi móvil sonar insistentemente. Me marcho a mu despacho para coger la llamada. Miro la pantalla para ver que se trata de Natacha. La que faltaba. Tengo que cambiar de número. Desmonto el móvil y saco la tarjeta. Mañana compraré una nueva. Saco el mechero y la quemo. Así dejará al menos de llamarme. Salgo a cenar y decido olvidame de todo. La cena transcurre rápidamente y gracias a Dios ni Abi ni Alex hacen referencia a mi estado de ánimo ni a Diana. Ambos están afectados como yo pero lo esconden mucho mejor. Tras la cena Abi y Alex deciden salir a dar una vuelta y yo prefiero quedarme en casa. Encerrado en mi cuarto, en mis pensamientos y en mis recuerdos. Entro y me quito los zapatos. Me siento al lado de la cama y saco de debajo de ésta la caja en la que guardo todo lo referente a Diana. Las lágrimas ya han comenzado a rodar descontroladas y silenciosas. Pronto pierdo la noción del tiempo y me encierro en mí mismo entre foto y foto. Termino con las fotos y llego hasta la caja de terciopelo que traía con ella demasiadas promesas. Saco el anillo de su interior al mismo tiempo que escucho la puerta abrirse.

-Deberías llamar a la puerta, maldita sea- le digo bastante cabreado. Lentamente levanto la murada para clavarla en Jeannette. Veo como su expresión cambia radicalmente y como se acerca a mí. Se arrodilla rápidamente y su mano trata de alcanzar mi mejilla para limpiar mis mejillas. Cosa que yo evito. No quiero su compasión, no quiero que me tenga pena, no quiero que me vea frágil.

-Aún la amas ¿no?- la escucho decir suavemente pero cai en un lamento. Levanto la mirada para encontrarme con unos ojos algo vidriosos. Y sin querer evitarlo la ira me carboniza por dentro.

-Eso a tí no te incumbe- le digo lentamente. Haciendo incapié en cada sílaba. Veo que su rostro cambia rápidamente a sorprendida.

-De acuerdo, no quieres ayuda, pues quedate con tu ira, tu furia y todo lo que tengas y te lo guardas donde te quepa- me suelta con odio mientras se levanta para alejarse de mí.
-Tú no lo entiendes...- le siseo mientras me levanto y me acerco a ella a grandes zancadas.

-Tienes razón, no entiendo, no entiendo lo que es que la persona que más amas muera, pero ¿sabes qué?- me dice notablemente efurecida- tu no sabes lo que es que te golpeen y te violen durante seis meses y estuviste en su momento ahí para calmarme y darme tu apoyo, es lo único que venía a ofrecerte idiota- me dice. Intento agarrarla del brazo pero termina soltándose. Veo como se acerca a la puerta de la habitación dispuesta a salir. Entonces sé que debo decírselo.

-No era mi novia, era mi prometida, y no sólo murió ella porque en el hospital me dijeron que estaba embarazada- le digo casi en un brusco susurro. Cierro los ojos y escucho sus pasos acercarse. No debería habérselo dicho. No...
Noto como toma mi muñeca y trato enseguida de alejarme de ella. Abro los ojos y veo la preocupación reflejada en sus ojos. Me doy media vuelta y me alejo un par de pasos de ella.

-¡Joder! Lo siento... J.D.- me grita. Me doy media vuelta rápidamente ante el quejido de su voz. Entonces la veo. La veo temblando al más no poder, con los ojos vidriosos. Y me siento un auténtico cabrón- sé que hubieras preferido... que ella... que yo... Oh, joder- frunzo el ceño al no entender nada. Veo como está a punto debllorar pero mi cuerpo no responde para acercarme a ella.

-Jeannette, ¿qué diablos estás tratando de decir?- la miro a los ojos y me niega suavemente con la cabeza- dímelo- le ordeno cada vez más desesperado por que conteste.

-Digo que... que sé que preferirías tenerla a ella a tu lado en estos momentos que a mí- ¿qué coño...? ¿eso es lo que de verdad piensa?- yo... yo no soy nada comparado con ella, yo...- la abrazo. Nunc e la vida querría que eso pasara. Si ella no hubiera aparecido hubiese dado todo lo posible porque Diana estubiera viva pero ahora... Ahora doy todo lo posible e incluso lo imposible por tenerla a ella. Por tener a la pequeña.

-Por dios pequeña, ni se te ocurra decir eso, es verdad que la amo pero ella ya no está en mi vida, a cambio de ese duro palo que nunca lograré superar, la vida te a puesto a tí a mi lado, no eres para nada menos que Diana, dios pequeña ni lo pienses ¿de acuerdo?- le digo- pequeña... yo...- pienso detnidamnte lo siguiente que voy a hacer. Ni siquiera estoy seguro de dar este paso. Suspiro y me separo umos escasos milímetros para mirarla a los ojos- quiero volver a empezar, volver a intentar ser feliz...- no sé que decir. Estoy nervioso y no estoy aconstumbrado a estarlo- pequeña, quiero llevar esto un paso por delante, me refiero a que quiero tener una relación estable a tu lado, ver si puede funcionar, ver si...- no piedo decir nada más ya que ella me besa apasionadamente. Noto sus manos en mi cintura, abrazándome fuertemente. Su cuerpo tembloroso apretándose aún más. La beso aún con más ansias, deseando perderme en sus labios. Deseando perderme en este terremoto que llegó para salvarme de la mierda de vida que tenía.

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Chic@s espero que os guste el capítulo y que me lo hagais saber mis amores. Quiero agradeceros a tod@s por vuestro apoyo os amoooo!!!

No me quedaba otra más que amarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora