Vuelvo a llamarla de nuevo, y de nuevo no contesta. Ya he perdido el número de veces que la he llamado. Abro los mensajes y decido escribirle otro. Miro la hora antes de escribir; las tres y treinta y seis de la madrugada. Maldita sea. Me separo de la farola en la que estaba apoyado y miro el Range Rover de Héctor. En cuanto la pequeña se fue, él me dejo su coche ya que yo no traigo el mío, y desde entonces ando buscándola por todos los lugares que se me ocurren. Estoy solo, ya que no quiero fastidiarles la noche al resto, y eso me complica la tarea de encontrarla. Me monto en el coche y arranco el motor. No sé donde ha podido ir así que ne dedico a callejear por todos los lugares cercanos a donde me encontraba antes. Esto es desesperante. Soy un idiota por no haberme dado cuenta de las intenciones de Natacha. De haber reaccionado antes esto no hubiese pasado ¡joder!.
Tras un buen rato más buscándola, Héctor me envia un mensaje en el que me avisa de que mi hermana y Alex van para casa. Tras mucho pensarlo decido ir a casa yo también, quizás no me lo coja a mí pero puede que a alguno de ellos sí.Introduzco la llave en la cerradura pero alguien abre antes de que yo lo haga.
-¿Jeannette?- escucho la voz de Alex, debilmente tintada de angustia. Su rostro, de completa preocupación, se contrae aún más al verme solo- Creí que mi hermana venía contigo- me dice preocupado.
-No la he visto en unas horas y salí de la discoteca a buscarla- le contesto. No me da tiempo a decir nada más cuando todos escuchamos el ruido inconfundible del motor Volkswagen de Jeannette. Alex se adelanta a mí y abre la puerta rápidamente, apenas dejándome ver a una demacrada pero aún así preciosa pequeña.
-No te vuelvas a ir así, nunca- escucho que Alex le regaña duramente y ella simplemente asiente de forma debilitada. Abi llega corriendo literalmente hasta ella para abrazarla aunque mejor dicho aplastarla en un abrazo de auténtico oso. Cuando se separan, Jeannette se escusa para marcharse a domir sin ni siquiera mirarme. No tardo mucho en escuchar una puerta cerrarse.
-Nosotros también nos iremos a dormir- me dice de repente Alex. Levanto la mirada para mirarle y asiento débilmente. Alex me mira con el ceño fruncido pero mi hermana lo agarra de la manoa y comienzan a subir las escaleras. En cuanto escucho las puertas cerrarse decido subir a verla. Esto no se puede quedar así.
Subo lentamente las escaleras, parece que too mi cuerpo pese el doble. Llego hasta su puerta y poso la mano en el pomo. Lentamente abro la puerta y la respuesta es inmediata.-Vete- me dice simplemente. La observo mientras veo que se incorpora un poco- he dicho que...
-No me voy a ir hasta que hablemos- le digo lentamente.
-Tu y yo no tenemos nada de que hablar, eres libre de hacer lo que quieras y si lo que quieres es volver a tirarte a esa tipa, hazlo, por mí perfecto- a pesar de que intenta parecer segura se si misma, noto perfectamente el temblor de su voz haciendo que me sienta mas cabrón aún por dañarla a pesar de que no fuera mi intención. Veo como se tumba de nuevo en la cama, esta vez dándome la espalda. Sin pensarlo dos veces me acerco a la cama y me tumbo a su lado. Su reacción llega de inmediato, golpeándome y empujándome para que me valla. En cuanto tengo la más mínima oportunidad, agarro sus muñecas y rápidamente me rumbo sobre ella, colocando sus manos sobre su cabeza, enterrando mi rostro el su cuello.
-Nada es lo que parece, pequeña- le digo suavemente. Ella comienza a forcejear aún más fuerte- me da igual que no quieras escucharme pero te lo voy a explicar de todas maneras.
-No quiero escucharte J.D.- me dice- Si no quieres irte, gritaré- me dice desafiante. Levanto el rostro y la miro a los ojos. Una suave risa sale de mi garganta. No voy a dejar que grite.
-Grita entonces- le digo. Veo que frunce el ceño- gríta si puedes- añado justo antes de besarla. Sus labios carnosos al principio se cierran fuertemente para, tras unos segundos, envolver los míos. Me doy cuenta de que ella quiere este beso pero no voy a aprovecharme de eso- Si intentas gritar o cualquier cosa para hecharme de aquí, volveré a besarte, podemos llevarnos lo que queda de noche así- le digo. Ella aprieta fuertemente la mandíbula enfurecida- Yo no la besé queriendo, Jeannette- le digo.
ESTÁS LEYENDO
No me quedaba otra más que amarte
RomansaMi vida era una miseria, tan sólo rodaba alrededor del alcohol y chicas que no conocía. Trapicheos para vivir con los lujos de los que dispongo. Carreras y velocidad. Velocidad, y mucha, pero nada más. Hasta que mi mirada choco con la suya, esos oj...