El día siguiente no fue un día de gimnasio para mí. Lo pase en casa con Emily. Ella podía notar que algo andaba mal conmigo, pero cada vez que preguntaba, lo despachaba como si nada. Debía ser nada, pero por alguna razón, no lo era. Me siento como escoria en estos momentos. En realidad, peor que escoria.
-¿Es por ese id.iota, Billy? -Pregunto.
Había sido sincera cuando le dije que no. Porque no se trataba de Billy. Se trataba de Justin y el calor a fuego lento que paso a través de mí cuando bromeó acerca de que era ardiente. La forma en que mi corazón se aceleró y mi estómago se redujo al mismo tiempo. Más que nada, se trataba de la fracción de segundo antes del contacto accidental entre puño y cara, donde quería creer que realmente podría pensar que soy ardiente.
Sé que no soy fea. Realmente lo hago. Como he dicho, sé que tengo una cara decente. No soy la chica que se sienta a estar deprimida sobre ella misma todo el tiempo. Pero también soy realista, no veo flores y ni arco iris en donde no los hay. Conozco a los chicos y sé lo que consideran ardiente. Y no soy su definición. Es por eso que toda la situación con Billy me molestaba tanto. Las cosas no eran como parecían, pero claro, yo fui la que quedo como la chica desesperada que pensó que un tipo como él la querría.
La diferencia aquí era, con Justin, tuve ese segundo en que quise que fuera verdad. A una chica se le permitía un segundo de locura, ¿verdad? Y para asegurarme de que no se convirtiera en más que un segundo, salte el día siguiente de gimnasio y el después de ese. Pase horas estando enojada conmigo misma. ¿Puedes decir comportamiento para auto-sabotearse? Yo puedo, pero no me impidió seguir haciéndolo. Una y otra vez hasta que paso una semana desde mi último día en el gimnasio y arruine completamente mi plan de alimentación. Todo ese trabajo duro perdido. A veces como porque estoy estresada. Así que demándenme.
La oportunidad de mostrarle a Billy que no soy más la chica que puede torturar. Para mostrarle a mamá que puedo ser lo que ella quiere. Todo arruinado a causa de Justin. Todo ello por el desagüe. Nunca he estado tan enojada conmigo misma como lo estoy ahora.
Saque mis patines viejos y pensé en dar un recorrido por el parque. Eso es ejercicio. No es lo mismo que lo que hago con Justin, pero sería algo. En lugar de eso los tiro de nuevo en el armario. Le mano un SMS a Emily, sólo para descubrir que está en clase. Sin mucha idea de a dónde ir, agarro mis llaves. Mamá va a estar en casa temprano hoy y la idea de verla me hace sentir el pecho apretado por la culpa.
Mis pies pasan por las escaleras lo más rápido que pueden. La casa de repente se siente sofocante, con todos sus recuerdos en las paredes y los pensamientos de cenas pasadas con mis padres en la mesa, las pequeñas peleas tranquilas que tienen sobre mí como si no estuviera sentada a un metro de distancia.
Abro la puerta de un tirón y corro al aire libre, sólo para chocar contra algo con tanta fuerza que me tropiezo hacia atrás. Si no fuese por las manos que me alcanzaron, habría quedado sobre mi trasero cubierto por los jeans en estos momentos.
-Despacio, Rocky. Se supone que tienes que ahorrarlo para el gimnasio. Si no hubieses perdido la semana pasada, eso es.
Las manos de Justin sobre mí invocan todo tipo de sentimientos que no quiero discutir. Algunos de ellos son de ira, otros... no tanto. Doy un paso fuera de su alcance, pero todo lo que llego a decir es...
-¿Rocky?
-Sep. Tienes un gancho asesino. A pesar de que vamos a tener que trabajar un poco en tu objetivo. Estuviste un poco fuera de él, pero creo que con un poco de práctica, estarás noqueando personas en lugar de sólo darles pequeños ojos negros en poco tiempo.