Para mi sorpresa, cuando estacioné fuera de Volvámonos Físicos, Justin se encontraba apoyado contra un enorme Honda Accord, batido en mano. Esta vez no llegué temprano. ¿A quién le importa si tuve que esperar a la vuelta de la esquina para así poder llegar a la hora exacta?
Pretendo juguetear con mi bolso para así ganarme un minuto. Esta vez nuestra corrida va a suceder y eso me pone nerviosa. Me hizo darme cuenta que parte de mí se alegraba de que él no hubiese aparecido la última vez.
Cuando levanto la cabeza, Justin está parado justo al lado de mi ventana. Golpea su muñeca y salgo del auto.
—¿Qué? No vamos a correr desde aquí, ¿verdad?
La idea de que la gente que iba por su café matutino viera mis partes flojas no era algo que yo llamara divertido.
—No, sube. Yo conduzco.
Él está usando unos shorts de basquetbol y una remera, su elusivo tatuaje todavía escondido de mi vista.
Le echo un vistazo a mi auto y de nuevo a él. No es que me importe que él conduzca, pero esta no es la mejor parte de la ciudad por lo cual me pone algo nerviosa dejar mi auto aquí.
—Va a estar bien, princesa. No te preocupes. Le he pedido a Kim que le eche un ojo, aunque no necesitaba pedírselo.
Mordí mis mejillas para no sonreír. Alcancé mi mochila y botella de agua, bloquee el vehículo y caminé hacia el suyo. Mi mochila está cubriendo estratégicamente mi estómago, lo cual es patético. No puedo esconderme detrás de ella, y tampoco sé por qué lo estoy intentando.
Mi bolso me sigue hasta mi falda cuando tomo asiento en el lugar del copiloto. Lo encierro entre mis brazos y lo abrazo fuerte. Un segundo después, Justin está en el volante.
—No muerdo, sabes. Pensaría que fuiste tú a la que casi dejan sin sentido con lo asustada que luces ahí.
Sucede automáticamente, y no me doy cuenta que golpeo su brazo juguetonamente hasta que lo hago.
—Yo no te dejé casi sin sentido. Deja de hacerme sentir mal.
—Lo que digas, Rocky. —Él me mira y luego me guiña una ojo, exactamente de la misma forma que hizo su mamá antes de alejarse.
Ambos estamos callados. Tan callado que temo que él pueda escuchar el gruñir de mi estómago. Me salte el desayuno esta mañana, un gran NO en la lista de Justin. Realmente no entiendo la estú.pida idea de que el desayuno es la comida más importante del día.
—¿A dónde vamos?
Su brazo tatuado es el izquierdo, y aunque estoy bastante segura que su manga esta enrollada hacia arriba lo suficiente para que pueda ver su tatuaje, no puedo hacerlo porque este está hacia la ventana.
—Justo fuera de la ciudad. Hay algunos senderos dónde la gente corre. Es realmente aislado excepto por los corredores. Corres un poco más hay un pequeño parque allí, también. Nada grande. Sólo algunas mesas de picnic y esas cosas. ¿Está bien así?
—Um, sí. Aislado suena bien para mí.
Justin gira su cabeza hacia mí apenas, y me ofrece una sonrisa maliciosa.
—Si querías estar a solas conmigo, sólo tenías que preguntar.
—¡Yo…!—No tenía idea de qué decir…—¡Eres tan engreído!
—Sólo te estoy molestando. Lo haces demasiado sencillo. Estoy atrapado en ese gimnasio la mayor parte de mi vida y las otras chicas no son siquiera la mitad de divertidas que tú.