Capítulo 20

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Antes de hacer nada, le envié un mensaje a papá, diciéndole que estaré en casa mañana y que no se preocupara. Sé que no estará feliz, pero creo que lo entenderá. Bueno, tal vez que entenderá no sea la palabra correcta, pero va a ver por qué no puedo estar en casa esta noche .O tal vez estoy delirando, razón por a cual me dirijo a mi teléfono de modo que no recibiré los textos que me exigen volver a casa .De esta manera, no puedo desobedecer una orden directa. No es mi culpa que mi batería murió.O al menos mi excusa.

Tenemos una rápida cena juntos ,sólo interrumpida por una ligera guerra de comida que te juro yo no inicie. La mostaza accidentalmente voló del cuchillo de mantequilla y lo golpeó. Totalmente no es mi culpa, pero todavía estoy un poco molesta con Justin por ser quien la terminó. Estú.pidos chicos.

—Soy un desastre y no tengo ropa para cambiarme. Podrías hacer un sándwich de mi camisa, hay mostaza y mucha mayonesa sobre ella. La comida no es un atuendo favorecedor por cierto.

—Vamos. Te daré una de mis camisas.

Sigo a Justin hacia su habitación. Saca una camiseta normal blanca de su cajón y me la lanza. Al instante me pregunto si va a oler como él. Al igual que el océano y jabón, pero no quiero parecer un ***** raro por estar oliéndola.

—Puedes cambiarte aquí. Iré a limpiar tu desorden.

—¿Mi desorden?

—Sí— bromea y luego se va, dejando la puerta abierta detrás de él.

Me quedo mirando la puerta y me pregunto si debo cerrarla. No hay nadie aquí además de nosotros dos y él sabe que me voy a cambiar por lo que probablemente no vuelva. Ahí es cuando me doy cuenta. No me importa si vuelve. Si él me ve en una forma que ningún otro chico lo había hecho antes. En realidad, quiero que lo haga. Se podría pensar que la realización me sorprendería, pero no es así. Había acariciado mi interior y había fijado resistencia allí. Esta necesidad de compartir algo con él, para ver una parte de él y mostrarle una parte de mí.

¡Oh! Me he convertido totalmente en una adolescente cachonda.
Rodando los ojos, tire de mi camisa sobre la cabeza y deslicé la suya. Es apretada sobre mi pecho, es vergonzoso. Parece que podría estallar fuera de él, pero estoy rodeada de su esencia, en algo que es suyo, y eso es lo que trato de enfocarme.

—La cocina está limpia. Solo tengo que cambiar mi camisa rápido y voy a lavar las dos.

Él está de espaldas a mí mientras agarra una camiseta de su cajón. Se arranca la sucia y la arroja en la canasta que esta a un lado. Contengo el aliento. Me había olvidado de lo bien que se ve sin camisa. Todo piel firme y dorada. El tatuaje en su brazo. La forma en que sus pantalones cortos no son demasiado holgado, pero lo suficiente para que pueda ver la banda de sus boxers.

—Echa la camisa en la canasta— dice girando mientras me habla. Una sonrisa se inclina hacia la mitad de su boca. —¿Me estás mirando, __(tn)?

Después de todo este tiempo, no debería, pero me sonrojo. Justin se acerca a mí.

—Puedes ver todo lo que quieras, ¿sabes? Mirar o no mirar. Todo depende de ti, pero puedo decir que, si la situación fuera al revés, definitivamente quiero explorar cada parte de ti.

Una pelota de béisbol se desliza por mi garganta. Quiero. Créeme, totalmente deseo, pero de repente, esos molestos nervios son empujados hacia dentro. Tengo miedo de si hago contacto, no querré parar y tenía la necesidad de acostumbrarse a la idea un poco más.

—Quiero saber cada parte de ti también, pero tal vez, lo siento…Me tranquilizó con su boca. No es el tipo de beso que estoy acostumbrada de él. No hay lengua. No hay bocas abiertas degustando el uno del otro, un empuje rápido y duro de sus labios contra los míos.

Mi Entrenador Personal JBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora