Capítulo 4

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El pensamiento de encontrarme con Justin hoy es nauseabundo. Es estú.pido y me odio por ello, pero no puedo dejar de repasar las cosas que dijo Billy en mi cabeza. Ser esa chica, la que permite que im.béciles como él la hagan sentir así, apesta. Sé que no debería preocuparme. Demonios, no me preocupo, no por él, pero me preocupo por mí y no quiero exponerme a salir herida de nuevo. No por Justin específicamente, sino por toda la cosa del gimnasio. Siento como que me estoy exponiendo al fracaso.

Dejo caer la cabeza contra el volante, incluso más enfadada ahora que siento como si fuera esas cosas sólo porque él lo dijo. Saber que no deberías pensar de cierta manera y hacerlo realidad son dos cosas diferentes. La gente que nunca lo ha experimentado no lo entiende. "No les escuches," "No hay nada malo contigo," "Sólo olvídate de ello" son sólo palabras. Claro, pueden hacer que el que habla se sienta mejor, pero es difícil para la persona que los escucha dejarlo realmente filtrarse en sus cabezas y corazones.

Ugh. Ahora estoy sintiendo pena de mí misma y eso me frustra sin fin. Así que en lugar de llorar en mis asientos de cuero, salgo del coche y me dirijo adentro. Como ayer, Justin está esperándome, pero falta la sonrisa casual que he visto en él. Esta es una sonrisa pintada, totalmente de muñeco Ken. Hay una ligera capa de barba en su mandíbula. Y sus ojos, no están tan vivos como las otras dos veces que lo he visto. Como si estuviera en la cresta de la ola que se convierte en cuando me está dando un tiempo difícil. Ahora mismo se ven como lo hacían cuando estaba ayudando a su hermano a salir del coche. No, parecen casi dolidos. Enfadados.

Extrañamente, echo de menos la otra sonrisa. Lo cual no tiene sentido excepto que ahora mismo, podría servirme realmente de algo de energía positiva.

-Justin, ¿te ofreces para un turno extra esta semana? Jim me dijo que te preguntara.

Hay una chica diferente detrás del mostrador hoy. Se vuelve hacia ella.

- ¿Tienes que preguntar?

Ella ríe. -Se lo haré saber.

-Buenos días. ¿Estás preparada? .

Cuando se vuelve hacia mí, Justin trata de sonar alegre. Lástima que no suena verdadero. ¿Qué tiene que ocultar? Yo, tiene sentido que tenga demonios, pero con él no lo tiene.

-No particularmente. ¿Cómo estás tú?.

Mi filtro de preguntas nunca descansa a su alrededor. Me beneficiaría recordar que no me preocupo. No por él, Billy, o cualquier otra persona.

No estoy segura de por qué espero que él lo haga. No responde. En cambio, Justin señala con la cabeza (siempre está haciendo eso) que lo siga y lo hago (siempre estoy haciendo eso).



-¿Estás dolorida?

En realidad, estoy dolorida, pero el dolor emocional de ayer se impone sobre el físico.



-Sí.

-Eso es una buena cosa, ¿sabes? No tenemos que exagerarlo, pero esas son como tus heridas de guerra. Significa que estás trabajando tus músculos, entrenándolos.



Lo estudio por un minuto, sorprendida de las pequeñas cosas que estoy comenzando a captar. Es obvio que está molesto, que por una u otra razón está teniendo un mal día. Pero no habla sobre ello. Nunca. Bueno tal vez no nunca, pero al menos no que yo haya visto. En su lugar simplemente se centra en mi problema, lo cual sí, es su trabajo. De algún modo sé que es más que eso.

-Trabajaste duro y debes estar orgullosa.



Sus palabras me sacan de mis pensamientos y conecta otros.

Mi Entrenador Personal JBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora